VALÈNCIA. La tecnología siempre ha sido una gran aliada de la medicina, tanto en lo que atañe al diagnóstico como al tratamiento, y hoy no lo es menos. Asimismo, son las relacionadas con el cáncer las patologías que más interés general despiertan debido a su alta prevalencia. Sin embargo, son todavía pocas las startups que se atreven a adentrarse en este terreno dado el largo proceso que requiere la investigación de un producto, el riesgo de que, finalmente, resulte fallido y al capital intensivo que exige la salida al mercado.
“Nosotros somos muy de Lean, de prototipar barato, de hacer los ensayos de la forma más económica posible para validar y luego ya, una vez demostrada la eficacia del producto, patentarlo y licenciar para que sean las farmacéuticas u otras compañías con pulmón suficiente las que produzcan y comercialicen”, explica Alfredo Azabal, integrante del equipo de Up Devices. Esta startup, cuya solución se halla todavía en fase validación y trabaja en colaboración con el Hospital La Paz, de Madrid, pretende ampliar la aplicación de la que se conoce como terapia fotodinámica, un tratamiento selectivo que actualmente se utiliza para algunos carcinomas de piel, pero que no llega a todas las partes del cuerpo.
“A nosotros, como ingenieros, nos dicen los médicos: ‘con esta tecnología se pueden salvar vidas’. Eso es un gran motivador para trabajar, pero montar una empresa y salir el mercado es otra cosa. Además de ser un proceso costoso, existen ya empresas con redes y un know how muy potentes. Nosotros, por ahora, preferimos mantenernos como partners tecnológicos”.
Después de escuchar las declaraciones de Azabal, parece aún más loable el surgimiento de alguna startup en el sector de la biotecnología y de la salud con arrojo suficiente como para intentar cerrar todo el círculo. Un caso notorio es el de Amadix, la empresa impulsada por Rocío Arroyo y ganadora de la edición de South Summit de 2018. La startup desarrolla test sanguíneos que permiten, con una sencilla analítica, anticipar la posible aparición de cáncer de colon, pulmón y páncreas. Estos son los tres tipos con los que trabajan por el momento y ha sido el producto orientado al colon, colofast, el primero en salir al mercado.
Para llevar a cabo los ensayos y análisis clínicos, Amadix se apoya casi desde sus orígenes en cuatro fondos de inversión. Asimismo, a comienzos del año pasado anunciaron otra inyección de capital de 2 millones de euros y, meses más tarde, lanzaron una campaña de crowdfunding en la plataforma The Crowd Angel, en la que levantaron cerca de 1.5 millones de euros. La intención de Amadix es que, en 2020, colofast esté disponible en los hospitales.
Asimismo, en los próximos meses Amadix trabajará para obtener la aprobación regulatoria en Europa, requisito necesario para analizar que los productos que van a comercializarse cumplen las condiciones exigidas por las autoridades sanitarias de la Unión Europea. Pero la startup también está trabajando en la comercialización en Estados Unidos con la FDA (U.S. Food & Drug Administration) y acaba de ser seleccionado por una aceleradora de Massachusets para impulsar el lanzamiento de Colofast en el mercado americano.
Ya en el terreno de los distintos tratamientos para combatir el cáncer, uno de los principales problemas consiste en la agresividad de los mismos, tanto en lo que se refiere a los efectos secundarios como al riesgo de toxicidad y el daño a zonas u órganos sanos. Startups que afrontan esta problemática también han surgido. Tal vez una de las más meritorias fuese la de NanoCore Biotech, ganadora de la edición Explorer -antes Yuzz- de 2016 de Banco Santander. El proyecto, impulsado por Yolanda González y Edurne Imbuluzqueta, proponía una mejora para tratar el cáncer de huesos en niños a través de medicamentos inteligentes, esto es, unas nanocápsulas lipídicas transportadoras de los fármacos justo al punto necesario. Finalmente, el proyecto no pudo avanzar debido a la falta de apoyo financiero y hoy ambas investigadoras trabajan por cuenta ajena.
También el patólogo Vicente Salinas, se las ve y se las desea para sacar adelante su proyecto de empresa PlusVitech. La compañía sevillana produce tecnología relacionada con un nuevo gen “que puede revolucionar la detección temprana del cáncer y, en consecuencia, la medicina personalizada. Además, el nuevo gen ha demostrado un enorme potencial en el campo del tratamiento del cáncer”, afirman.
PlusVitech está reconocida oficialmente por el Gobierno y el Ministerio de Economía como empresa innovadora. Además, es la única española que figura, con el número 105, en la lista internacional Top 130 Cancer startups. Aún así, el doctor Salinas no dudó en presentar la empresa que él fundó, junto a Carmen Lara, licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Sevilla y MBA en gestión empresarial, en un Business Market para obtener financiación.
Además de la necesidad y búsqueda constante del dinero, el profesor Salinas ponía de manifiesto en una intervención radiofónica, otros dos factores clave para la buena marcha de cualquier proyecto de biomedicina. Uno es la identificación de talento para formar un equipo multidisciplinar y complementario en distintas áreas, especialmente en la parte legal y regulatoria. Este es el otro factor determinante, dado que cualquier proyecto empresarial en biotecnología que aspire a un retorno de la inversión y del tiempo deberá, no solo disponer de las patentes necesarias sino también ajustarse a un marco regulatorio que puede convertirse en un proceso largo, caro y tedioso.