Hay muchas empresas que se definen como innovadoras. Desde hace unos años es un término muy escuchado y el denominador común de iniciativas de todo tipo. Sin embargo, la innovación es difícil de delimitar y tiene casi tantas definiciones como personas a las que inquiramos.
Por ejemplo, si preguntáramos a un ciudadano de a pie qué empresas calificaría como innovadoras (en Redit hemos hecho este ejercicio) seguramente señalaría a referentes mundiales como Apple, Google o Facebook. Sin embargo, ¿definiríamos a una empresa agrícola y centenaria como innovadora? A lo mejor no, pero puedo asegurar que en la Comunitat Valenciana tenemos varios ejemplos, como Frutas Bollo, que cuenta con un equipo de I+D+i que trabaja en la recuperación de las variedades y sabores tradicionales. O el Grupo Dr. Schneider, una de las principales empresas auxiliares de la automoción, que lleva en Valencia más de 40 años y que destaca por su capacidad de innovación en todo el proceso de desarrollo de productos, desde el diseño hasta el producto terminado.
También hay empresas jóvenes que han apostado por sectores que, a priori, no parecen muy innovadores. Sin embargo, han creado un proyecto diferente, que ha aportado un valor añadido. Es el caso de Hawkers. Esta marca alicantina ha entrado con fuerza en un mercado dominado por gigantes con años de antigüedad: las gafas de sol. La innovación de esta empresa vino de la mano de nuevas estrategias de venta y del uso de las redes sociales. Todo ello pensando siempre en la satisfacción del usuario al que ofrecían diseño, calidad y un precio accesible.
Entonces ¿cómo puedo saber si mi empresa es innovadora? ¿Existe un test que me permita medir esto si no importa el sector, el producto, la edad de la empresa o el uso de nuevas tecnologías?
Como empresario, hay aspectos que considero fundamentales como el disponer de un equipo orientado a la innovación. Ya lo decía Steve Jobs hace unos años: “no es el dinero, son las personas”. Hay que contar con profesionales comprometidos con la empresa y la excelencia en la gestión pero, a la vez, creativos y abiertos al cambio. Y esto empieza por nosotros, los empresarios. Tengo claro que si las personas que me precedieron al frente del negocio, empezando por mi bisabuelo, no hubieran sido innovadoras, mi empresa no sería lo que es hoy en día. Asimismo, es innegable el impacto exponencial que se logra en las compañías, simplemente propiciando y cuidando una atmosfera abierta y receptiva, con una actitud de escucha activa y constructiva, y con espacios colaborativos donde las personas puedan ofrecer soluciones más allá del desempeño de su trabajo habitual. Para conseguir esto es necesario abordar, de una manera urgente, el reto de la formación. Si no educamos a nuestros hijos, a nuestros jóvenes, en estas dinámicas y seguimos explicando igual que hace décadas, no podremos aprovechar esta lección y oportunidad que nos ha brindado la pandemia: ni como región, ni como empresas, ni como personas.
Hay otros ingredientes fundamentales, como el mantener un adecuado foco estratégico, el diseño de objetivos medibles, apostar por las nuevas tecnologías y, sobre todo, creer sinceramente que la innovación no es un fin, sino un camino por el que hay que transitar sin excusa para mejorar nuestra competitividad y sostenibilidad. Un camino que hay que abordar con decisión, en continua búsqueda de la excelencia, asumiendo los riesgos y dinámicas inherentes que conlleva, pero que merece la pena recorrer por haberse demostrado imprescindible para la mejora de nuestras vidas y nuestra sociedad.
De todo esto tendremos oportunidad de hablar el próximo miércoles en Valencia Plaza en el desayuno “La innovación como vector de crecimiento y futuro”. Grandes empresarios de la Comunitat Valenciana, representando a diferentes sectores y que han hecho de la innovación su bandera, nos explicarán cuales han sido sus propias claves y nos contarán sus experiencias, proyectos, logros y dificultades.
Y tu empresa, ¿es innovadora o se resiste al cambio?
Fernando Saludes, presidente de Redit