MADRID (EP). Los dibujos animados pueden utilizarse tanto en centros educativos como en casa para formar a los niños en valores y contravalores, tratar el razonamiento moral y desarrollar las habilidades narrativas, siempre y cuando se utilicen los recursos apropiados y adaptándolos en función de la edad, según ha concluido un estudio del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU).
En su trabajo, publicado en la revista 'Annals of Psychology', los investigadores han analizado la validez de los dibujos animados narrativos y no narrativos para trabajar las habilidades narrativas, el razonamiento moral y los valores y contravalores con niños en la educación formal y no formal. Así, han investigado qué incidencia puede tener la estructura de los dibujos animados en esos aspectos cuando los menores procesan la información.
Para ello, han analizado el consumo mediático de alumnos de 3º (8-9 años) y de 6º (11-12 años) de Educación Primaria, sus habilidades narrativas y la percepción que tienen de los valores/contravalores de los dibujos animados. La investigación se ha desarrollado en varias fases, englobadas en dos apartados.
Por una parte, han identificado el uso que hace el alumnado de diferentes dispositivos, y especialmente de Internet, así como las estrategias de apoyo y de control que utilizan sus progenitores, las concepciones positivas y negativas que tienen del uso y las dificultades y retos a los que se enfrentan al mediar en el uso. El objetivo de este apartado ha sido la adecuación de los programas de mediación, en función de la situación actual de las familias, de los centros educativos y de la sociedad.
Por otra parte, han realizado diversas pruebas para ahondar en la interpretación y decodificación que el alumnado realiza de los mensajes transmitidos por los contenidos ficticios de los dibujos animados. Estas pruebas han puesto de manifiesto que el tipo de estructura narrativa o no narrativa que caracteriza a los dibujos incide sobre la recepción, el procesamiento, la comprensión, el recuerdo y la evocación de dichos mensajes, en términos de habilidad narrativa y de percepción de valores/contravalores, de niños y niñas de 8 a 12 años.
"Los dibujos narrativos tienen la misma estructura de los cuentos clásicos (introducción, nudo y desenlace). Es fácil seguir el hilo. En los dibujos no narrativos, los acontecimientos no suceden en un mismo contexto, los personajes saltan continuamente de un ambiente cotidiano a otro virtual, y el espectador tiene dificultades para entender las razones y los resultados de dichos acontecimientos. Además, en estos últimos, se utilizan continuamente 'clinchers', o captadores atencionales", explica Eider Oregui, investigadora de la UPV/EHU.
Para realizar el estudio, han seleccionado dos tipos de dibujos animados en base a altos índices de audiencia en las edades objeto de estudio: 'Doraemon', de estructura narrativa, y 'Código Lyoko', de estructura no narrativa. Tras visualizar los dibujos, pidieron al alumnado que relatara lo que recordaban de lo que habían visto, y de esta forma analizaron sus habilidades narrativas, así como los valores y contravalores que habían percibido.
Los relatos del alumnado que había visualizado los dibujos de estructura narrativa eran mucho más extensos y detallados, y percibían muy fácilmente los valores y los contravalores. En el caso de los no narrativos, sin embargo, los relatos eran muy breves, estaban alterados, y se centraban casi exclusivamente en las secuencias de acción; asimismo, tuvieron mayor dificultad para percibir los valores y contravalores del capítulo.
Por otra parte, los investigadores han medido la capacidad atencional del alumnado durante la visualización de los dibujos, y han percibido que aquellos con estructura narrativa concedían momentos de respiro atencional y que, sin embargo, en los dibujos no narrativos el alumnado mantenía un contacto visual continuo con la pantalla. En los dibujos narrativos, cada uno elige, como espectador, a qué presta o no presta atención; es decir, se trata de una atención voluntaria. Mientras, en los no narrativos la atención no es voluntaria, por el efecto continuo de los 'clinchers'.
En cualquier caso, la investigadora considera válidos los dos tipos de dibujos animados: "En los dibujos narrativos analizados siempre aparecen los mismos valores/contravalores pero en diferentes situaciones, lo que ayuda a su comprensión y tratamiento; sin embargo, en los dibujos no narrativos se pueden encontrar más tipos de valores y contravalores, que podrían percibirse con una mediación adecuada o diferentes actividades pedagógicas, y así evitar el efecto que el tipo de estructura tiene en las edades comprendidas en el estudio", apunta.