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LOS RECUERDOS NOS PUEDEN ESPERAR

Un vaquero gay y otras canciones para una playlist de octubre

29/09/2019 - 

VALÈNCIA. Más de una vez he hablado en este mismo espacio de las listas de canciones que armo. Son muchas, tantas que al final me olvido de las que tengo. A veces no sé cómo encontrarlas porque tengo la maldita costumbre de bautizar las cosas aleatoriamente, con lo primero que me viene a la cabeza. Este verano pensé en hacer recopilaciones pensando en compartirlas aquí. Yo concibo mis playlists como programas de radio en las que no sale mi voz, y ni falta que hace porque mi voz no me gusta nada. Veo más interesante acompañar las canciones con un texto en el que dé alguna información sobre ellas. Salvo en casos concretos en los que el medio así lo exige, cada vez me gusta menos hablar de música de un modo informativo. La información está por todas partes, al alcance de cualquiera. No me necesitáis a mí para que os la cuente. Considero mucho más interesante dirigir el foco hacia algo concreto y en absoluto evidente que dar datos o, lo más horripilante de todo, explicar cómo es la música. La música pop también puede escucharse en cualquier sitio en cualquier momento. No es como el cine o como un libro. Es muy fácil averiguar si os gusta un disco o una canción antes de comprarla.

Mi lista de música para octubre se abre con Bat For Lashes que además de ser simpatiquísima –dato crucial para un periodista- tiene esta canción maravillosa que recuerda mucho al éxito de Chaka Khan, que en realidad estaba escrita por Prince. Feel For You es lo que yo definiría como una canción muy sexy, como suelen serlo casi todas las canciones de pop electrónico antiguas. A continuación, un tipo fascinante que ha sacado su primer disco este año. A mí el country, salvo que lo haga Johnny Cash o venga en dosis pequeñas o rebajado con otros sonido, me produce urticaria desde chiquitín. He tardado décadas en aceptar que existen discos de Lou Reed y Velvet Underground donde hay country. También es un alivio descubrir que Bowie nunca jamás en su larga y aparatosa trayectoria, hizo country. Bien, pues resulta que Orville Peck hace country. Pero ojo, no es música vaquera al uso. A veces hasta recuerda a Joy Division –la canción que he elegido, por ejemplo-. Tiene esa voz profunda entre Elvis e Ian Curtis. Lleva una máscara que no se quita nunca y, como The Residents, no revela su verdadero nombre. Eso es ser una estrella, al menos una como la de antes. Peck además es un músico abiertamente gay en un ámbito tan conservador como el del country.

Black Pumas  hacen es como un soul de corte clásico, pero le dan un algo –no sé qué es- que eleva su música por encima de la nostalgia y de los géneros. Kindness me encanta desde que escuché una versión que hizo en 2012 de un tema de The Raplecements y cuyo tratamiento Lorde le copió por toda la jeta. Something Like War es un álbum de estos que tiene muchos estilos y todos están ahí por algo. El disco se abre con una voz que dice “hay blancos que dicen que no puedes mezclar esto con lo otro, y tú les contestas: pues mírame”. Raise Up es la invitación para descubrir esa fusión de estilos de raíz negra, bailables, festivos. El otro día, estaba escuchando a Alex Cameron con mi amigo Vic y me dijo que le recordaba un poco a Baxter Dury. No es mala comparación. Cameron suena como si Baxter de repente tuviera la imperiosa necesidad de ser como Springsteen o cualquiera de estos intérpretes que se vienen arriba a la primera de cambio y antes de que te des cuenta están en la azotea. La canción elegida para la playlist habla de divorcios, que es un tema que siempre da mucho de sí.

A Velvet Negroni le sigo la pista desde que escuché Confetti esta primavera en Madrid, esperando a cruzar un semáforo en Doctor Esquerdo. Incluyo este último dato porque cuando una canción hace que recuerde lo que estaba haciendo la primera vez que la escuché, para mí se convierte en una canción importante, sobre todo si le saca poesía a un paso de cebra. Además, un artista que se llama Velvet Negroni tiene que ser tan maravilloso como si se llamara Orville Peck. A continuación, clásicos por partida doble. Redd Kross marcándose una canción de Sparks. Adiós a los sintes, bienvenidas las guitarras, fuera los violines. Una versión chocante para una canción genial de la que podría estar hablando durante horas. When Do I Get To Sing 'my Way' significa "¿cuándo podré cantar My Way?" que, más allá de lo que realmente quiera decir la letra, para mí habla de ese momento  en el que al fin podremos hacer lo que más hemos soñado. Tropical Fuck Storm son una banda de rock desvencijado que adoro. Sé que esto tiene que ver con el hecho de que me recuerdan un poco a grupos demenciales como Pussy Galore, que me acompañaron en años más jóvenes, cuando los discos que sonaban como si se hubiesen grabado en un taller mecánico te hacían sentir diferente. Imperial Teen son el grupo de Roddy Bottum, miembro de Faith No More. Jamás imaginé que un músico de un grupo tan pelma pudiera hacer canciones tan buenas y con un sonido tan chulo. He aquí una muestra. Verdigris, de Gus Daperton es otra de mis canciones favoritas de este año. Y lo mismo digo de la de Beck. Si esta va a ser su línea a seguir, ojalá saque álbum pronto y olvidemos el decepcionante Colours. No hay nada peor que un tipo cuyo mayor talento es hacer las cosas a su manera –como Sinatra- empeñado en hacerlas como toca.

Esta primavera salió disco nuevo de Jay Jay Johanson. Hace unos años había gente dispuesta a tirarse de un puente por él. Hace tiempo que nadie parece recordarle. De hecho, su último disco salió en primavera y no se ha debido de enterar nadie. No hay que fiarse de esas pasiones colectivas que se ponen de acuerdo para crear un altar y abandonarlo a la mínima de cambio. Es una de las cosas que más detesto de la música pop. Eso, me temo nunca le pasará a Mega Bog, un experimento extraño pero con miga dirigido por Erin Birgy, y por lo visto, este es su quinto álbum. Es como folk químicamente alterado y filtrado por varios estilos, de esas músicas que te hacen pararte a investigar porque anuncian un nuevo mundo. Y por último, la primera canción que escuché en mi vida de Daniel Johnston. Aquí os dejo su Speeding Motorcycle a cargo de Yo La Tengo, devotos suyos  desde el primer día. La canción está interpretada en una emisora de radio y la voz la puso el propio Daniel por teléfono. Su voz, sus comentarios y la emoción al terminarla me parecen la mejor manera de definirlo y también de acabar con este artículo y dejaros con la música.

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