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grand place / OPINIÓN

"Urbi et orbi"

Foto: Kike Taberner
14/04/2020 - 

El zumbido de los drones sustituyó hace años el trinar de los pájaros. Desde el Año Zero, la gente comenzó a acostumbrarse al sonido de los helicópteros de vigilancia surcando el cielo junto a algún dron en zonas más pobladas. El tráfico aéreo se había reducido considerablemente hasta casi su inexistencia, desapareciendo el problema de que los drones chocaran con los aviones o cayeran sobre nuestras cabezas. La policía patrullaba las calles con la megafonía recordando la orden de confinamiento o el aviso de desinfección periódica que impedía incluso asomarse a las ventanas. Hoy sigue sonando el Himno a las doce y las ocho como símbolo de homenaje al Covid-19. Pero hoy no tenemos ventanas.

Y llegó el Alarm State IV. Y, con él, la incertidumbre. La generación más joven que sobrevivió al Covid-19 no supo en un primer momento gestionar la incertidumbre. Habían nacido en un mundo libre y seguro. Y no dudaron en sacrificar la libertad por la seguridad… o por la salud. Aunque no todos… Vaya, olvidaba que tengo cita con David. Tampoco sabe gestionar la incertidumbre ni nada que se salga del NOE -Nuevo Orden Establecido-. Como no tuvo a nadie que le dejara un chip de regalo, como hizo conmigo la Tieta…

-¿David? Sí, soy yo. Prueba offline. Sí, hay un problema en las líneas en los días pares. Si ajustas tu chip en modo-avion quedas fuera de cobertura. Creo que es un antiguo fallo del sistema o algo así. ¿Aprovechamos el “gap” y quedamos en la ZonaZero-VLC? ¿O cogemos el dron biplaza y salimos a la ZonaZero-BRX con el TRAM -Travel And Mobility-? Lo ponemos también en modo-avión, claro… Es un fallo de EL -Electronic Location- en todo el sistema. Aún no lo han detectado.

-¿Estás segura Laura? No he tenido un encuentro en la III-Fase desde que me seleccionó la SN -Social Net- para procrear como antes. Era una prueba piloto experimental para los de HealthCare, por si el sistema de selección artificial fallaba alguna vez. Ya te lo contaré durante la excursión. Que no te voy a decir que no me entusiasma… Sobre todo después de sentir el roce de tus guantes en los míos el otro día…

Foto: Kike Taberner

Guantes y mascarillas comenzaron a escasear desde el primer minuto de la llegada del Covid-19 al Territorio-Europa. En el mes de abril del Año Zero, comenzó a implantarse universalmente la obligación de salir al exterior con guantes y mascarillas, observando además la distancia entre humanos, ahora ampliada a dos metros. Aún no convivían robots entre nosotros sino en un nivel bastante primitivo, como Rumba, Alexa, Siri…, las predecesoras. Y el Príncipe de una de sus Iglesias salió por última vez al mundo en la Pascua de Resurrección, en solitario, hablando a las piedras… “Urbi et Orbi”.

Hubo quien resistió antes de pasar al OtroLado, como la Tieta y Marc, que lucharon en memoria de Edgar Morin. El filósofo francés profetizó que el virus había “desenmascarado la ausencia de una auténtica conciencia planetaria de la humanidad”. Y apeló a los jóvenes de entonces, que no aprendieron “a medirse con los grandes desafíos existenciales, tampoco con la complejidad y la incertidumbre de una realidad en constante mutación”.

Pero el e-Government que sucedió a la crisis económica, anterior al CaosPrevio, sólo escuchó a gurús de la época como Bill Gates. El padre de LasTec aconsejó a los entonces líderes del mundo, el G20, enfrentarse a la segunda guerra. La primera fue la guerra de pujas por los suministros de emergencia para la salud pública. La que sucedió fue peor: la guerra por hallar la vacuna para inmunizar a la población.

En 2017, la Wellcome Trust de Gates ya aconsejó a los gobiernos dotar a la “Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias” (CEPI) con 2.000 millones, “para estar preparados por si un nuevo virus empezaba a propagarse por el mundo”. También había que tener preparadas plantas de producción de vacunas y su distribución como “bien público mundial”. Y aquí entraba GAVI, su “Alianza Mundial”, que precisaba 7.400 millones de dólares en los siguientes cinco años, aparte de la distribución. Todo esto lo proclamaba Bill Gates ya en 2020 y en plena pandemia, una pandemia anunciada tres años antes.

Foto: Kike Taberner

Y todo esto ocurría a los ojos de un mundo contaminado ya sin remedio cuando el filósofo John Fray anunciaba como punto de inflexión aquél momento como el “fin de la globalización económica”. Una autoridad mundial impondría el final del crecimiento, con el colapso en el Golfo Pérsico que siguió a un “cierre mundial devastador". Con el intento de desglobalización, nació el “culto al Estado mínimo” y la Ruta de la Seda se pondría en marcha desde LaGranFábrica hasta el Territorio-Europa.

Todo ello llevaría a una socialización de la economía, con la resistencia del norte para impedir el rescate del sur llamado Italia. Otros Estados-Nación renegaban de ese “cuento de hadas” llamado LaUnión, que se había demostrado inútil tras la impotencia del Consejo de Líderes de poner en marcha un Plan Marshall. Los millones de refugiados llegados desde el Imperio Otomano y la alianza con la Gran Rusia fueron decisivos para su desintegración. Con su Nord Stream y Gazprom, ambas potencias controlaron el suministro de gas en el peor invierno que precedió al CaosPrevio en la II Fase del Covid-20.

Allende los mares, los Estados Unidos de todas las Américas habían sucumbido a la Gran Depresión, sin asistencia medica y con el virus sin control… Sólo LaGranFábrica parecía renacer del virus con su programa de Bio-Vigilancia. “¿Qué parte de libertad querrá la gente que se le  devuelva pasado el pico de la pandemia?”, se preguntaba Morín. Mientras, algunos, muy pocos, elegían la libertad…

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