VALÈNCIA (EFE). El Colegio Oficial de Veterinarios de Valencia recomienda evitar los paseos de las mascotas en las horas de mayor actividad pirotécnica con motivo de la celebración de las Fallas, siempre que supongan una exposición directa a los petardos.
En un comunicado, han advertido que los animales de compañía pueden sufrir con el inicio de la actividad pirotécnica episodios de miedo y ansiedad. Los perros suelen ser los que más padecen por el ruido de los petardos, ya que deben enfrentarse a estos durante sus paseos.
Un episodio de fobia puede provocar en los animales de compañía taquicardias, diarrea, vómitos, vocalización excesiva, jadeos y temblores. Además, pueden llegar a autolesionarse y su deseo de huir, cuando se da en la calle, puede provocar su pérdida, lesiones o atropellos.
Por ello, los veterinarios valencianos recuerdan la importancia de pasear con el animal siempre atado e intentar esquivar con tranquilidad el foco del ruido si es inevitable enfrentarlo.
Como explican desde el Colegio, la medida más eficaz para paliar el sufrimiento de la mascota es trasladarla a un entorno seguro y libre de petardos. Si no es posible, recomiendan no dejar solo al animal en momentos de alta intensidad pirotécnica, permitir que busque cobijo donde se sienta seguro y crear barreras sonoras en casa.
Recuerdan que no se debe castigar a las mascotas por sus síntomas ni bloquearles cuando intenten alejarse del estímulo que les provoca la fobia.
Además, existen tratamientos que el veterinario puede pautar para tranquilizar al animal, aunque es importante iniciarlos cuanto antes ya que pueden tardar varias semanas en hacer efecto. Estos variarán en función del nivel de ansiedad y pueden ir desde nutracéuticos, para casos de miedo moderado, hasta psicofarmácos para casos graves.
En todos los estadios los tratamientos pueden combinarse con feromonas sintéticas que disminuyen la intensidad de los síntomas y carecen de efectos secundarios.
Desde el Colegio de Veterinarios de Valencia explican que lo óptimo es centrar los esfuerzos en la prevención, habituando a las mascotas a convivir con este tipo de ruidos durante el periodo de socialización (desde las tres semanas a los tres meses) para familiarizarse con ellos y que los relacionen con una experiencia positiva.
Asimismo, advierten que la falta de tratamiento puede deprimir el sistema inmunológico, deteriorar la capacidad de aprendizaje, la memoria y el ciclo sueño-vigilia.