Estos últimos días hemos sido testigos de un nuevo sobresalto en el funcionamiento de la globalización, con la aparición de esta nueva, pero con rasgos antiguos, de piratería aérea
Estos últimos días hemos sido testigos de un incidente aéreo, que a pesar de tener repercusión mediática, no sido medido en toda su magnitud por la opinión publicada, tanto por sus consecuencias como su implicaciones previas, y que me lleva a recordar aquella célebre frase del religioso alemán Martin Niemöller que decía “cuando vinieron a llevarse a los comunistas guardé silencio, ya que no era comunista, cuando encarcelaron a los socialdemócratas guardé silencio, ya que no era socialdemócrata, cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, ya que no era sindicalista, cuando vinieron a llevarse a los judíos, no protesté, ya que no era judío, cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar”, y es que cuando no se quiere ver venir a los problemas, estos nos embisten con toda su crueldad.
Fue este domingo pasado cuando ocurrió un percance muy grave en un vuelo de RyanAir que volaba de Grecia a Lituania, y que tiene unas consecuencias muy serias para la libertad y seguridad del tráfico aéreo. Porque el aterrizaje de ese vuelo en Minsk, la capital de Bielorrusia, ha llegado a ser descrito por el ministro irlandés de Relaciones Exteriores, Simon Coveney, como “de piratería aérea, apoyada por el Estado”, a eso también se le llama terrorismo de Estado, o más antiguamente corsarios, y que también Michael O'Leary, presidente de Ryanair, ha llegado a afirmar que agentes del servicio de seguridad bielorruso viajaban en el avión para lograr su aterrizaje en territorio bielorruso.
El orden mundial a lo largo de la Historia se ha organizado de diferentes formas, teniendo en cuenta, que a veces las civilizaciones se desarrollaban de forma aislada, y en otras ocasiones existían contactos entre diferentes culturas, produciéndose unos efectos, en parte, parecidos a los vasos comunicantes, y a la mezcla de líquidos y fluidos.
Básicamente, los modelos de organización internacional han sido cuatro; primero el mundo unipolar donde existía una nación o imperio líder que imponía su sistema y su orden, ahí se sitúa la “Pax Romana”, con infinidad de imitadores a lo largo de la Historia, u otro ejemplo, es aquella clara hegemonía, como gendarme del mundo, de los Estados Unidos, en la época post guerra fría tras la implosión de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS); después está el mundo bipolar, que oscila entre un inicial equilibrio hasta que finaliza en una confrontación, producto de la Trampa de Tucídides, modelo seguido en las relaciones entre Roma y Cartago, y de forma más reciente entre la URSS y los USA durante la guerra fría; otro de los sistemas de organizar y ordenar el mundo es la multipolaridad, cuando son varios los liderazgos de países que rigen o se reparten el mundo y sus áreas de influencia, un ejemplo es la época de los grandes imperialismos en la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX hasta la Primera Guerra Mundial, para finalizar el mundo apolar donde no existen claros liderazgos mundiales, y el desorden y la violencia cunde por doquier, típico ejemplo de ello es la época feudal, y a veces los tiempos actuales, como diría Umberto Eco.
Y después de esta corta teórica de geopolítica, se preguntarán que relación tiene con el incidente, pues éste suceso aéreo es otro claro síntoma de la reconfiguración mundial que experimentamos, y del claro momento de inflexión, con cambio de reglas de juego incluido, y con todas las inseguridades que esto provoca, en el que Europa debemos de saber elegir muy bien nuestras opciones, volviendo a potenciar el vínculo transatlántico de forma leal, equitativa y beneficiosa para ambo lados del océano, a costa de otros vínculos y relaciones, como es la emergencia y el nuevo liderazgo de la República Popular China, y de las grandes corporaciones internacionales como grandes beneficiados de la globalización.
Porque está bien que en el corto plazo la UE haya paralizado los fondos para a ese país eslavo, unos 3.000 millones de euros, y que haya aplicado limitaciones para la navegación aérea en aquellas tierras, pero además de esto, y de las anteriores cuestiones geopolíticas, el gran problema es el corto/medio plazo de la seguridad y navegación aérea, algo fundamental para nuestra principal industria, el turismo, por todos los aviones que vuelen desde aquellos países, de oriente a oeste y viceversa; recordemos que alrededor del 20% de la población rusa en España vive en nuestra Comunitat, y de ellos la mayoría en Alicante, por su lado otra población eslava, y cuyo país está enfrentado con el anterior, los ucranianos, rondan el 15% del total en nuestra autonomía, de China, otro país no muy democrático, son el 10 % del total nacional en la Comunitat, y ademas por supuesto el turismo desde todos aquellos países, digamos autócratas del Este/Oriente, ha ido en constante aumento desde hace años hacia nuestra Comunitat, dejando al margen los últimos meses de pandemia, por lo que debemos ocuparnos de este nuevo problema surgido en este confuso entorno pandémico, ya saben a perro flaco…