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CRÍTICA DE CINE 

'Yesterday': Cuando la premisa lo es todo

5/07/2019 - 

VALÈNCIA. Puede que la premisa inicial de una película no lo sea todo, pero si es tan brillante como la que sustenta Yesterday, puede resultar suficiente. ¿Qué pasaría si de pronto desapareciera de la memoria colectiva que ha existido un grupo llamado Los Beatles y nadie se acordara de sus canciones? ¿Y qué pasaría si solo las recordara una persona que, para más inri, es un músico fracasado? 

John Malik (Himesh Patel) lleva años intentando hacerse un hueco en el mundo de la música mientras trabaja de reponedor en un supermercado. Su mejor amiga, Ellie (Lily James) intenta animarlo para que no tire la toalla, le consigue conciertos un poco cochambrosos que no hacen sino certificar que existe una nula conexión entre sus canciones y el público. 

La noche que decide que ya es suficiente humillación esta espiral de fracasos, se produce un apagón a escala mundial y, en ese momento, Jack es atropellado por un autobús. Cuando despierta, además de haber perdido dos dientes, todo parece igual, hasta que se da cuenta de que hay algunas cosas que de forma extraña han desaparecido de la conciencia popular, entre ellas, Los Beatles. 

Tras el impacto inicial, Jack será incapaz de sucumbir a la tentación de hacer suyos los temas de la banda de Paul McCartney, John Lennon, George Harrison y Ringo Starr, a los que, por supuesto, nadie conoce. Su ascenso hacia la fama será meteórico. De pasar a tocar en pequeños pubs, a grabar una maqueta y convertirse en el telonero de Ed Sheeran y terminar en manos de una discográfica multinacional capitaneada por una mujer sin escrúpulos, Debra Hammer (estupenda Kate McKinnon), que verá en él la gallina de los huevos de oro. 

Yesterday supone la unión entre dos gigantes de la industria británica como son Danny Boyle (Slumdog Millionaire) y Richard Curtis (Love Actually). Al principio de sus carreras, los dos habían simbolizado vertientes antagónicas a la hora de acercarse a la industria de su país. En 1994, Curtis escribió una de las comedias más célebres de la década, Cuatro bodas y un funeral y Boyle debutó con una película de bajo presupuesto titulada Tumba abierta, en la que vimos por primera vez a Ewan McGregor, que dos años más tarde alcanzaría la fama gracias a Trainspotting. 

Boyle y Curtis se reunieron por primera vez en la preparación de la inauguración de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Londres, en 2012. Boyle encargó a Curtis un homenaje humorístico de la película Carros de fuego protagonizado por Mr. Bean. Esa primera toma de contacto fue suficiente como para que se dieran cuenta de que era posible una unión creativa entre ambos. Pero la oportunidad no tuvo lugar hasta que Curtis escribió el guion de Yesterday basándose en una idea original de Jack Barth y tomó la decisión de no dirigirla, sino ponerla en manos de un ya consagrado Danny Boyle. 

Sin embargo, la película no deja de ser puro Richard Curtis. La forma en la que desarrolla los personajes (aquí encontramos un trasunto del mítico Spike de Notting Hill en la figura del alocado Rocky), el elemento fantástico integrado dentro de la cotidianeidad, el culto a la cultura popular, el romanticismo moderado y cuestiones como la búsqueda de la felicidad, la fama, y todo aquello que se deja por el camino para abrazar las ambiciones profesionales. 

La ventaja que tiene Yesterday es que todo eso se cuenta intercalando canciones de Los Beatles. Ese fue otro de los quebraderos de cabeza de los responsables. Cuando tienes esa cantidad de canciones a tu disposición (la película contó con el beneplácito de McCartney, Starr y los herederos de Lennon y Harrison), resulta complicado armar una selección. En la película aparecen hasta 24 momentos musicales y se escuchan versiones de Yesterday, In My Life, Back in the USSR, The Long and Winding Road, Hey Jude, Here Comes the Sun, While my Guitar Gently Weeps, Help!, All You Need is Love y Strawberry Fields Forever, Penny Lane y Eleanor Rigby, las tres que más le cuesta recordar la letra a Jack. 

Boyle quería que todos los temas fueras tocados y cantados por Himesh Patel para que trasmitieran la mayor frescura posible. Por eso, optaron por un actor desconocido, para de alguna manera simbolizar también su inocencia inicial y su progresiva escalada al mundo de la fama. Patel se aprendió de memoria, como hace su personaje, todas las canciones de Los Beatles para ser el trasmisor de toda esa herencia a una nueva generación. 

Yesterday es tan pegadiza como los estribillos de las canciones que utiliza. Aunque quizás ese es su problema, ya que cuando mejor funciona es cuando aparecen esas melodías que nos trasladan a otra película, nuestra propia película, la de nuestra vida y la relación personal que tenemos con esos temas. Lo demás, es pura fórmula prefabricada que lamentablemente se sostiene alrededor de una historia de amor demasiado naíf que impide que se profundice en otros temas interesantes que solo llegan a aparecer con prudencia, para que nadie se asuste y siga cantando, que es lo importante. 

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