VALÈNCIA (EFE). El guionista, productor y director de cine Álex Montoya (Logroño, 1973), afincado en València desde los 9 años, desvela en una entrevista veraniega con EFE por qué gracias a una funcionaria melómana su hija pudo inscribirse en el Registro Civil con el nombre de una famosa ópera y cuánto le gusta innovar en la cocina.
-¿Cómo un licenciado en Arquitectura se mete en el mundo del cine?
-La pregunta es cómo un entusiasta del cine se mete en Arquitectura. Llevo haciendo cortos desde los 16 años. Estudié Arquitectura porque mis padres querían que estudiara algo serio, y mientras iba haciendo cortos y presentándolos a concursos. Ganamos premios que estaban bien dotados económicamente, fue una buena época.
-¿Y qué tiene que ver en ese gusanillo por el cine Alfred Hitchcock?
-Todo. Tenía 17 años y La 2 hizo un ciclo completo de Alfred Hitchcock, incluso las menos conocidas, y aquello me fascinó: la técnica cinematográfica era lo principal, él quería experimentar para crear emociones, entender que el cine era una cosa tan artesanal y donde podías meter tantas ideas, me tenía pillado. Desde entonces he estado muy obsesionado.
-¿Y de dónde le viene la afición por dibujar? ¿Grabar o dibujar?
-Siempre he sido muy de cómic, desde los 10 años. Hacía las portadas de la revista del colegio. He hecho algún cómic y esa parte creativa visual que tengo la he aprendido en los cómics.
Dibujar es un trabajo que requiere una disciplina mucho mayor que grabar. Yo soy mucho más caótico, yo creo que muchos directores lo son. Rodar es muy estresante pero divertido y no tan solitario como dibujar, pero quiero hacer algún día antes de morirme una pequeña novela gráfica, aunque es verdad que no tengo disciplina.
-Con 170 premios a las espaldas, ¿piensa en un Goya o un Oscar?
-Intento hacer pelis entretenidas para que el público no se aburra, pero hago cosas que me interesan a mí y se convierten en un trabajo. Cuando llega la temporada de premios hago lo que sea para volver a poner la película en la palestra y valorar sus posibilidades, pero no me obsesiono.
-El cortometraje ha significado mucho en su trayectoria. ¿Corto o largometraje?
-Los cortos son mucho más seductores, son rodajes más cortos, puedes hacer más, te lo pasas mejor. No hay tanta presión, sobre todo por el tema del presupuesto. En los largometrajes te gastas más dinero y no puedo hacer algo que sea un desastre. Los largos suponen más presión y me he pasado cinco años a base de ansiolíticos, pero estoy aprendiendo.
Teniendo dos hijos, los cortos no se pueden plantear como medio de vida, pero me gustaría hacer un largo pequeño, algo de guerrilla, simplemente para disfrutar otra vez y quitarme un poco esa presión.
-Su hija ha participado en 'La Casa' (2024), ¿quiere que se dedique al cine?
-No tiene interés en ser actriz. Cuando acabó la peli, hizo un casting y no la cogieron. Me ha dicho que no le entusiasma, le gusta más la parte de detrás de la cámara, y eso me satisface más.
-¿Hay alguna actriz o actor al que le gustaría dirigir?
-Busco que sean buenos actores y que sean buena gente. Tuve un problema con un actor y no me apetece, prefiero gente que me cae bien y con la que tengo confianza y sé que son buenos actores y pueden sacar ese papel. No suelo hacer casting porque ahí van preparados para quedar bien, quedo con ellos y creo que tengo ojo.
-Cuando no está rodando, ¿dónde se escapa?
-Básicamente, hay dos pueblos a los que vamos regularmente. La familia de mi madre es catalana y vamos a Renau (Tarragona), y la de mi padre es de La Rioja y vamos a la Sierra Cebollera.
-¿En València vive en el emblemático barrio de Benimaclet porque le recuerda a esos pueblos?
-Me gusta porque tiene estructura de pueblo. Es ahora cuando se empieza a turistificar, con hoteles y pisos turísticos, pero está cerca de las últimas parcelas de huerta y eso me gusta. Hay sensación de pueblo.
-¿Qué problema tuvo para inscribir en el registro a su hija como Tosca?
-Se negaban a registrarlo porque no había ninguno en España y tenía connotaciones negativas de algo basto y sin acabar, pero a nosotros nos gustaba mucho, la palabra en sí y por ser el gentilicio de la Toscana. Nos pasaron a la jueza del registro y tuvimos la suerte de que era melómana; nos preguntó si era por la ópera y le dijimos que sí, que nos gustaba mucho la música clásica.
-Con su hijo Martín no tuvieron problemas, pero su nombre también tiene historia...
-Martín nos gustaba mucho, es un nombre que imprime carácter, pero se llama Martín Montoya (MM) por los superhéroes, todos tienen la misma inicial en el nombre y el apellido.
-¿Es cocinillas? ¿Qué se le da mejor?
-Voy cambiando. Me dio por la comida japonesa; ahora intento encontrar la receta de ramen perfecta pero que se pueda hacer en 30 minutos, cuando lo normal es tirarte horas. Es un poco trampa, intento encontrar algo sabroso pero con ingredientes que se hagan más rápido.
Me gusta mucho improvisar, hacer pruebas: coger unas acelgas, un bote de fabada asturiana y otro de alubias y meterle caldo de tetrabrik, y de repente te sale un plato gustoso. Eso es lo que más me gusta, porque me lo paso bien.