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el espacio cultural y lugar de encuentro abrió a las puertas de la navidad de 1988

Algo más que un pub: Manowar, el epicentro del heavy metal y el rock en Castelló

6/10/2024 - 

CASTELLÓ. Mientras la mayoría de gente escuchaba la radio o veía la televisión expectantes por saber el número del Gordo de navidad en 1988, cruzando los dedos para que la suerte les tocara con su varita mágica, en un local de Castelló llevaban tiempo preparándose para inaugurar un espacio cultural y de encuentro. Esa noche abriría el pub Manowar, un lugar único con vocación de ser algo más que un bar donde escuchar heavy metal y rock. Sus puertas con aspecto medieval invitaban al público a vivir la experiencia del rock en primera persona. Martín Romero me cuenta cómo un garito acabó siendo uno de los epicentros de la cultura en la ciudad, montando festivales, conciertos, viajes a otros eventos y teniendo la música que sonaba en medio mundo antes que nadie.

¡Alcemos nuestra copa por Odín, y comencemos esta historia unos años antes de su inauguración en aquella navidad de finales de los 80! Conseguir charlar con Martín ha sido complicado, durante estas semanas ha estado haciendo una de las cosas que más le gusta en la vida: montar autobuses para ir a grandes conciertos. Esta vez han sido dos bandas enormes. “El martes fuimos a Rammstein y el jueves a Judas, hace una semana”, me dice. El pub Manowar es toda una institución en Castellón y también en todo el país.

Manowar es un garito de rock histórico. Y surgió de la necesidad de tener un espacio donde escuchar heavy. “Bueno, eso era por la necesidad, ten en cuenta que de adolescente me gustaba el heavy, entonces te gustaba que hubieran ciertos locales para escuchar tu música. En aquella época había solamente un local, un bar que ponían una cinta casera de vuelta y vuelta, siempre la misma música, y era algo para estar”, está hablando de Els Tonells, aunque la mayoría de gente la conocía como Los Toneles. “Por lo menos nos juntábamos allí y ponían algo de música heavy y eso, pero era poco”, recuerda.

Martín tuvo claro desde el principio que el heavy era la música que le había cautivado, él estuvo ahí desde los inicios. “Lo que pasa es cuando eres tan fan del heavy, me movía, me compraba revistas, me compraba música de importación, discos por correo, entonces no había Internet, no había nada, hablo de los 80”. El propietario del Manowar recuerda su primer concierto de una banda de rock duro, los madrileños, Barón Rojo en la Plaza de Toros de Castellón presentando ese trallazo llamado, Volumen Brutal.  “Yo mi primer concierto ya lo vi en el 82 con Balón Rojo. Les seguía desde el principio; o sea, yo estaba escuchando ya a ACDC, Scorpions, los primeros discos, todo anterior a los 80. Conocí el heavy desde el principio, lo seguí desde el principio. Compré el primer disco de Barón Rojo cuando salió, el primero de Maiden”, comenta.

Un local pionero

Los garitos de rock antes de la existencia de Manowar eran escasos. “Íbamos allí y los fines de semana nos recorríamos la provincia buscando locales donde pusieran algo también de heavy, de rock. Estaba el Dragón Rojo en Benicarló, luego también había el Zeppelin que también ponían algo de rock en Vinaroz, estaba el Purple en La Vall d´Uixó, El Carreró en Onda”, dice. “Antes del Manowar había un pub que se llamaba El Quijote en Benicàssim, este pub se cerró en agosto del 86. Yo siempre iba con la pandilla allí, estábamos siempre solos, empezamos a llevar nuestros discos y al final había una docena de discos de heavy y el tío solo pinchaba heavy, y la gente fue conociéndolo y se hizo un garito heavy. Discos de la época, ACDC, Deep Purple…”, explica, Martín.

Entonces llegó Manowar para cubrir un espacio musical en la ciudad. “Es una ilusión que tenía de adolescente”, sentencia. “Es como un sueño de tener un garito guay en tu ciudad donde vives, simplemente quería que lo hubiera, que no lo había. Y después de eso ya me fui a la mili y cuando volví de la mili, me puse a currar, mis padres tenían un local, que era una bodega y después de 16 años, que se llamaba La Magdalena, cerraba”, comenta.

Los padres de Martín apostaron por su hijo y éste se lanzó a la piscina. “Accedieron, me alquilaron y me monté el bar. Me dejé el trabajo que tenía y con ese dinero que cogí, el acumulado del paro, y algo más que me prestaron abrí el pub en el 88”, recuerda. Manowar es una de las bandas más importantes de la historia del heavy, su relevancia va más allá de la música, su estética y vestimenta han aportado parte de la idiosincrasia del género. Y el pub también iba a contar con ese aspecto de la Era Hiboria.

Entrar en el pub Manowar es como hacerlo en una fortaleza medieval, con ese aire cercano a los cómics creados por Robert Ervin Howard. “Mi ilusión siempre había sido del rollo medieval, porque el rollo medieval me encanta”, confiesa. “Pega muy bien con este estilo del rollo heavy. Yo quería hacer una cosa como si fuera un castillo, la idea de las paredes tipo claustro, que son las que hay aquí en el interior, quieren simular un castillo por dentro, tanto por dentro como por fuera”, dice. Si alguien te dice Pub Manowar, lo conozcas o no, indefectiblemente piensas en un garito heavy. “Encima, el nombre ya llama la atención de que es un local que seguro que es heavy metal, seguro”, señala. 

Colas para entrar

En aquellos primeros años la gente iba en masa al Manowar, así lo recuerda Martín, “aquí hubo cola, la cola era súper larga para entrar, había mucha gente, demasiada gente”. En el pub siempre se tenía lo último en música, a veces recién llegada de tiendas de otros lugares, cuando los álbumes tardaban en llegar a las ciudades más pequeñas. En Manowar estaban a la última. “Yo era uno de los que me iba a Barcelona a comprarme discos”, recuerda. “Había discos que antes de que la gente los comprara, los tuviera, yo los ponía, y ponía la portada ahí a la vista, para que la gente supiera qué grupo estaba tocando y conocieran los temas. Era un poco de dar cultura heavy a la gente”, admite.


El pub Manowar no nace con la idea de ser un garito donde escuchar música y punto, sino que era el lugar de encuentro y para conocer nuevas bandas, nuevos discos y en definitiva, lo que estaba pasando en el heavy mundial. “Ponía una canción o dos, y cambiaba el disco e iba probando”, dice. “Había gente que decía, ¿éste grupo cuál es?, y venía aquí a conocer grupos nuevos. Entonces no había Internet, no había nada, era todo físico”.

Era un ejercicio de prescripción musical, al más puro estilo de un locutor radiofónico.  “Yo me compraba todas las revistas, me leía todo, me compraba discos de importación en discográficas que no estaban en la tienda de discos. Y conseguía el primero de Metallica cuando salió, que aquí no los conocía nadie”, afirma. Incluso algunos programas de radio  le pasaban discos antes de que salieran a la luz para darles más visibilidad con un evento. “Una fiesta de presentación del nuevo disco de tal grupo, y lo pinchábamos a lo mejor días antes de que saliera a la venta, la gente lo escuchaba en primicia”, dice.

A Manowar iban seguidores, fans y grupos de Castellón, era, como hemos mencionado, el epicentro del rock en la ciudad. “Así cuando yo empecé a abrir estaba por ejemplo los Volumen, Driada, Templario, estaba también The Joke de Burriana. En mi segundo concierto que hice les puse (a The Joke) de teloneros de Barricada, eso fue en septiembre del 89 en La Pérgola de Castellón, el primero fue el 15 de julio del 89 que hice a Muro y Fuck Off”, Martín tiene clavadas esas fechas en la memoria. Y no es para menos.

Una experiencia más allá de la música

La idea de Manowar iba más allá de un local de música, Martín lo iba a convertir en una experiencia diferente. Si te interesaba el heavy, ese era tu lugar. “Yo no quería hacer el simple garito de heavy,  de música y ya está, ya fui con la idea preconcebida que quería hacer cultura de la música y del heavy para la gente que le gustaba”. También apostó por innovar,  a finales de los 80 poder ver videoclips o conciertos era algo difícil, así que Manowar era el lugar perfecto para hacerlo. “Quería hacer viajes y organizar conciertos, al mismo tiempo que introduje por primera vez televisiones para ver videos, que la gente no estaba acostumbrada a ver vídeos, que fue una revolución, que podías ver conciertos con dos televisiones de Iron Maiden o DIO”, expresa orgulloso.


Al principio de la charla hablábamos de los autobuses que montaba Martín para ver conciertos, algo que lleva haciendo casi desde el primer día que abrieron el pub. “A los pocos días se puso mi primer viaje en marcha, que era enero del 89; o sea un mes después. Fue a Scorpions a Barcelona, era Scorpions y las Vixens de  teloneras el 25 de enero”, recuerda. Fue abrir el bar y mover el tema del autobús y el viaje, era la primera vez que se enfrentaba a ello. “A los pocos días lo puse en marcha porque tenía un mes solamente para recuperar gente y que vinieran, porque era la primera vez de cómo conseguir las entradas para la gente y todo eso”.

Por Manowar han pasado grupos nacionales de la talla de Barón Rojo y Obús. “Obús estaba aquí también de fiesta y después de tocar; de hecho hay una canción (Esta Ronda la Paga Obús) que nombra a Manowar, que dicen: “Manowar Castellón, Kaos, Excalibur,”” (la tararea y se ríe). Otra de las patas culturales de Manowar han sido los conciertos que ha montado en Castellón, ya hablamos en su momento de los propios Manowar en Villarreal, pero también vinieron Deep Purple. “Estaba Steve Morse, ya no estaba Ritchie Blackmore”, comenta, Martín sobre el soberbio guitarrista de los británicos. Deep Purple venían presentando su álbum, Purpendicular. “Fue en septiembre del 96, se hizo en Villarreal, se iba a hacer en El Madrigal, que de hecho estaba en la entrada y todo, pero pasó la circunstancia de que el Villarreal iba a subir a primera y entonces dijeron: El Madrigal no se toca, tenemos que grabarlo y lo cambiamos a unos campos donde entrenaba el Villarreal, se pudo albergar 10.000 y pico personas”, comenta.

Hubo más conciertos, tanto bandas extranjeras (que no han regresado a la ciudad) como nacionales. “Extranjeras lleve a Kreator en la gira de Coma of Souls (1990) en la Pérgola en Alicante. Y también hice el Summer Trash Festival en 1991 en el Grao con Sodom, Deathrow o Accusser, también traje a Rage, a Running Wild, también organicé fuera de Castellón, en la sala Zeleste, ahora Razzmatazz de Barcelona a UDO, el cantante de Accept en la gira de Timebomb y también llevé a Tankard a Huesca, un pueblo de Huesca”, recuerda su etapa de promotor musical.

Para Martín, Manowar no solo es un pub y su sustento de vida, es mucho más que eso.  “Para mí en estos momentos Manowar es un sueño hecho realidad, la verdad; o sea, yo cuando era adolescente, mi sueño era poder hacer un local a mi manera, de la forma que tuviera todo lo que yo quería que tuviera un local como cliente, y después de 35 años y medio que llevo, estar al nivel que estoy, reconocido por toda España, la longevidad que tiene y por todo lo demás, para mí es un orgullo que, ya te digo, que eso yo lo he hecho realidad mil veces”, sentencia.

Si en 1988 no tenías el décimo de navidad con el número 21583 y no te tocó el premio, al menos desde ese día has tenido la suerte de disfrutar de un templo del rock en Castelló, que también fue un premio.

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