EMPRESAS DESDE EL INTERIOR | ALAS PARA VOLAR CREA COLECCIONES PARA JOYERÍAS CON PRESTIGIO

Almedíjar preserva el arte de la joyería y diseña piezas exclusivas que distribuye en España

30/04/2023 - 

CASTELLÓ. Los oficios artesanos parecen tender hacia el olvido en una sociedad en la que, precisamente, la calma, la paciencia o la perseverancia han sido casi siempre destronados por la inmediatez, la aceleración o el apremio. Muchos de ellos son herederos de las artes que practican los seres humanos desde hace miles de años. Una de las más antiguas es la joyería, de la que cada vez se recuperan más vestigios, como por ejemplo, un colgante de marfil que data de hace unos 41.500 años, localizado en 2021 en Polonia, época en la que, según investigadores, el Homo Sapiens comenzó a manipular los colmillos de mamut para la producción de colgantes y objetos de decoración.

Fruto de los conocimientos heredados por la sociedad durante tantos años se mantiene viva la llama del oficio de joyero y joyera. Una llama que defiende con intensidad Beatriz Vicente, una valenciana que decidió afincarse en Almedíjar en la segunda década de este siglo y que se decantó por abrir un taller de joyería, después de la pandemia de la covid. La afición de diseñar joyas ya le venía de años atrás, cuando realizaba piezas para su familia o sus amigos, después de abandonar el sector de la moda y cerrar, tras la crisis de la burbuja inmobiliaria, una tienda de ropa con la que había emprendido.

De hobby a profesión

"Empecé como un hobby el diseño de las primeras piezas que me encargaban mis amigos y mis familiares, pero a la gente le gustaban y me las pedían, así que decidí cursar una FP de grado medio en 2017 sobre joyería; y tras varios años practicando y conseguir piezas calidad en las piezas, abrí mi propio taller", recuerda Beatriz. Collares, pulseras, anillos y alianzas, entre otras, son las piezas que cada día diseña y fabrica de forma artesanal desde Alas para volar, el nombre comercial de su taller.

"Son piezas exclusivas y que en su mayoría están trabajadas en plata", señala Beatriz, quien desde sus inicios ya ha diseñado centenares de joyas diferentes, todas únicas, y que también ha creado colecciones para joyerías de prestigio. El abanico de formas y modelos con los que trabaja desde Alas para volar es muy grande y con un estilo propio "que mezcla lo tradicional con lo contemporáneo", asegura. Entre las piezas más curiosas que ha creado Beatriz se encuentran un anillo que contiene leche materna, joyas en las que se incrustan las cenizas de un difunto o gemelos con forma de robellones, hechos con mucha precisión. "Son creaciones en las que se venden emociones que se plasman en joyas", apunta Beatriz.  

A demanda de la clientela

En este sentido, la artesana explica que se deja llevar por lo que el cliente quiere y adapta sus aportaciones como profesional a lo que le piden. "Normalmente, siempre se pide algo exclusivo, ya que el hecho de que estemos en una sociedad en la que tenemos de todo, hace que queramos algo más y en este caso son piezas únicas y exclusivas".

Beatriz Vicente trabaja los productos bajo pedido y una buena parte de la venta de sus productos se hace a particulares a través de las redes sociales, "que son un buen escaparate del trabajo", dice, y a particulares, sobre todo de la Comunitat Valenciana, pero también de otras zonas del Mediterráneo y de España. No obstante, una buena parte de la producción también está dirigida a joyerías de prestigio y conocidas en la Comunitat. "Esta es una parte que trabajo mucho, ya que, al igual que otros muchos, el oficio de joyera está en declive y cada vez hay menos talleres porque los jóvenes no quieren estudiar oficios, por lo que este es un nicho de trabajo bastante grande".

Beatriz considera que el hecho de dedicarse a la joyería "es una consecuencia de vivir en una zona rural, hecho que me ha beneficiado a la hora de gestionar el proyecto y conciliar mi vida familiar con el trabajo".

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