El ex rector de la Universidad de Alicante expondrá el próximo jueves 11 en Caixa Rural l'Alcora las oportunidades y desafíos de la Inteligencia Artificial a través del caso de uno de sus últimos proyectos, Torre Juana OST. Pedreño critica el afán regulatorio "anticipatorio" de Europa sobre la IA y pide más valentía para aprovechar su potencial.
CASTELLÓ. Si Andrés Pedreño Muñoz (Cartagena, 1953) hubiera sido únicamente catedrático de Economía Aplicada, rector de la Universidad de Alicante (1993-2000) y CEO de la plataforma Universia, red de universidades de toda Iberoamérica impulsada por el Banco Santander (2000-2004), sería uno de los académicos más destacados de la Comunitat Valenciana. Pero no contento con ello, el currículum de este investigador de la Economía Digital sigue engrosándose a sus 71 años con nuevas experiencias y emprendimientos. Cofundador de IT&IS SL, en 2018 puso en marcha una empresa de Inteligencia Artificial, 1MillionBot.com, destacada en el desarrollo de asistentes virtuales. Impulsor de la asociación de tecnológicas AlicanTEC y de 1.070 Km Hub, una plataforma nacida para fomentar las ventajas competitivas de los grandes actores digitales del arco mediterráneo sur.
Autor de más de 70 libros (el último, Europa frente EE.UU y China. Prevenir el declive en la era de la Inteligencia Artificial, de la mano de Luis Moreno, con prólogo de Vinton Cerf y José Carlos Díez), este jueves 11 de enero a las 19.15 horas estará en el salón de actos de Caixa Rural l'Alcora, en el ciclo de conferencias de la entidad, para hablar de las oportunidades, retos y desafíos que plantea la IA, a través del modelo de uno de sus últimos proyectos, Torre Juana OST (Open Space Technology), un hub tecnológico ubicado en un lugar histórico y cultural: una antigua torre de defensa en la antigua huerta de Alicante, cerca del mar. Desde allí, Pedreño y su equipo trabajan para unir la IA y otras tecnologías disruptivas con la historia, el patrimonio y el medio ambiente.
- Dice que la IA "es una revolución en toda regla, con capacidad para transformar nuestras relaciones sociales, el empleo o la interacción con las administraciones". Pero ¿la estamos enfocando bien o existe cierta distorsión al enfrentarnos a ella?
- Tendríamos que definir qué es enfrentarnos a ella, lo entiendo como tratar de explotar todo su potencial minimizando sus riesgos, ¿no? Mi postura es que hay que ser valientes. Pongamos un ejemplo tan clásico como el fuego: los primeros humanos debieron asustarse muchísimo al tropezarse con él. Y si hubieran tenido una actitud asustadiza, lo deberían haber prohibido por peligrosísimo. O haber puesto unas reglas tan rígidas que solamente el hechicero pudiera hacerlo, cuando y como él quisiera. Y al no quemarnos, los humanos no hubiéramos aprendido. Evidentemente, hubo gente que corrió riesgos, pero aprendimos. Dominamos el fuego y la Humanidad dio un gran salto. Con la IA de poco serviría ahora mismo que algunos países tomáramos una precaución y otros no: estableceríamos unas brechas enormes entre los países que la explotasen y los que no. Porque es una tecnología de propósito general de un impacto histórico brutal, comparable con pocas. Según la acertada cuantificación de McKinsey, por ejemplo, solo la IA generativa y con 63 casos de uso se espera que genere el equivalente al PIB del Reino Unido cada año. Y eso sin tener en cuenta el impacto en el código, que es probablemente el mayor de todos. Eso es lo que nos jugamos.
"Si en algunos países tomáramos una precaución y otros no, estableceríamos unas brechas enormes: el impacto histórico de la IA es brutal: solo 63 casos de uso de la IA generativa se espera que generen el equivalente al PIB del Reino Unido cada año. Eso es lo que nos jugamos"
- ¿Y cómo podemos aprovecharla, qué debemos hacer?
- Para empezar, evitar lo que estamos haciendo: una regulación anticipativa. No sabemos lo que regulamos, porque no tiene nada que ver con lo que lo que saldrá dentro de seis meses. Por seguir con la analogía del fuego, conviene que nos quememos un poco para no meter la pata, y hay muchos ejemplos de que estamos metiéndola. Europa tiene una regulación siempre muy anticipativa. Hay que tomar riesgos y activar además muchísima educación, nunca fue tan necesaria una educación intensiva, tanto para personas mayores como para jóvenes. Desde Primaria, los niños ya deberían estudiar pensamiento computacional, que puede ser una herramienta. Y las personas mayores deberían adiestrarse en el uso e implicaciones que tienen las herramientas que llevan. Es decir, que hubiera una gran cultura en el país en torno a la tecnología y en torno a la específicamente a la IA. Hay países haciéndolo bien: Finlandia hace dos o tres años empezó a regalar a sus adultos, por Navidad, cursos de IA. Para hablarles de riesgos y ventajas; hay que ser proactivos y tomar un posicionamiento de liderazgo. Ser valientes como emprendedores, incentivar que tengamos empresas y aplicaciones en el turismo, en las ciudades, en la educación, en la sanidad, que realmente nos den liderazgo y recorrido, que puedan resolver muchos de los problemas que tiene la Humanidad. Enfermedades complejas como el cáncer, el cambio climático, todo eso hay que abordarlo. ¿Cómo no vamos a ser entusiastas cuando la IA puede acometer y resolver algunos de los problemas más importantes que tiene la Humanidad?
- En uno de sus últimos libros se habla de utilizar la IA para frenar el declive de Europa frente a EEUU y China. Por su respuesta, se deduciría que Europa está regulando más desde el miedo que desde la esperanza.
- No, tanto desde el miedo. Yo animo a ver algunos debates que han tenido Yann LeCun y Andrew Ng, para mí son los dos referentes, con un discurso consistente sobre lo lejos que está la IA de tener una capacidad de acabar con la Humanidad...
- Por decirlo de otra manera, ¿regulamos desde una perspectiva menos osada de la que nos conviene?
- Sí. El problema de Europa es que se ha anclado desde el inicio en la cultura de la regulación. En España tenemos magníficos abogados, y solo en Madrid tenemos más que en toda Francia. Cuando ven estos temas en Bruselas y en Madrid, etcétera, pues lo primero es decirse "qué bonito es esto, vamos a regularlo". En este país estaban prohibidos los drones hace tres años, con argumentos que no cabían en la cabeza de nadie. Y claro, enseguida se deshizo esa ley, no tenía ni pies ni cabeza. Y con la IA, se acaban de aprobar unas bases para la redacción de una ley con cosas que tampoco tienen sentido: es más, ¡se va a aplicar dentro de dos años! Sin tener en cuenta de que este mismo año va a haber una gran cantidad de avances sobre el tema. A mi juicio, es una cultura proteccionista, en la que se confunde regulación con protección. Empieza con el tema de las cookies, de la privacidad. Se sobredimensiona la privacidad cuando el derecho a la intimidad era mínimo, a través de la regulación y las sentencias que había contra el derecho a la intimidad. ¿Y la privacidad? ¡Por favor! ¡Mi correo electrónico, las cookies son imprescindibles! Nos hemos cargado la navegación en Internet porque todo está lleno de 'cookies'. Los jóvenes ya ni entran porque es un rollo, y encima tenemos esto. Hagamos una encuesta en la calle y mira a ver si hay alguien que sepa lo que son las cookies, y ahí estamos, aceptándolas o rechazándolas. Y además, cuando ya llevas 20 aceptadas, llegas a una página en la que lo que aceptas es descargarte un virus. Es brutal. ¿A quién se le ha ocurrido eso?
- Pero hablaba de una cultura proteccionista.
- Sí, porque esto viene de esa cultura proteccionista de Bruselas. Mira, los gigantes como Google y Facebook rompen el mercado de la prensa. O sea, ese negocio sólido de los multimedia se hace polvo con una publicidad contextual que venden Facebook y Google. El ataque es brutal, y surge un proteccionismo que intenta negociar con los gigantes tecnológicos. ¿Que no se pueden poner multas por los tratados de libre comercio? Entonces nos inventamos multas de privacidad. Hasta tenía sentido porque teníamos que defender nuestra prensa, pero había que haberlo hecho de otra forma más valiente: un impuesto europeo fuerte para la libertad de prensa. Y distribuirlo con criterios de audiencia de empresa local, de periodismo local, darle pluralidad y tal. Y no hacer una guerra digital que yo creo que nos hace muchísimo más daño a nosotros que a los gigantes tecnológicos. Es decir, Europa no tiene gigantes tecnológicos, apenas tiene unicornios y nuestras startups tienen unos grandes problemas de escala aquí, en Berlín y en todos lados. Hay que preguntarse si necesitamos regulación o más bien es inversión, formación, gran educación a toda la población e I+D en las universidades. Pero ojo, una I+D más efectiva, no una en la que se estudia lo que a uno le dé la gana. Habrá un porcentaje de gente que se lo pueda permitir porque tiene capacidades. Pero claro, hacer investigación básica, cuando lo que necesitamos nosotros es aplicarla aquí al turismo, a vuestra industria cerámica... eso son prioridades, ¿no? Eso no lo van a estudiar en EEUU; aquí necesitamos transferir tecnología, evidentemente en el tejido industrial, económico, etcétera. Este tema lo hemos estudiado desde la perspectiva de los últimos 20 años y creemos que Europa se está equivocando.
- Profundice, por favor.
- Mira, la crisis de Lehman Brothers, que teóricamente debería haber afectado muchísimo más a EEUU que a Europa, pues no; es a Europa a quien afecta. Europa pierde ocho puntos del PIB mundial desde 2008. EEUU tiene una economía digital fuerte, gigantes tecnológicos que equivalen varias veces el PIB de España, y eso se ha generado en los últimos 20 años. Europa no tiene ningún gigante tecnológico, y le falta esa economía de futuro, con empleo de futuro, la que lidera la IA. Pero Europa no puede quedarse anclada en la industria tradicional: la tenemos sólida en Alemania o en l'Alcora o en Elda y Petrer, pero es una industria que ha recibido muchos avisos ya, por los costes de la competencia mundial, que cada vez es mayor. Y necesitamos hacer eso y mantenerlo, pero hay que defenderlo con tecnología, con productividad, con tecnologías digitales, con IA...
- ¿Es el tiempo un factor crítico? ¿Somos conscientes los europeos de que el tiempo juega claramente en nuestra contra y hay que reaccionar?
- El tiempo no se puede parar porque Europa tenga un gran discurso ético, humanístico y tal. Qué lástima que ese discurso ético y humanístico no lo hubiéramos tenido cuando en el año 2008 nos encontramos un sector inmobiliario que era una burbuja brutal, impresentable y un sector financiero que nos cargamos. En la Comunidad Valenciana nos cargamos dos grandes cajas de ahorros y en España no digamos. ¿Entonces, ahora a qué viene este gran discurso, este ataque de ética, quién le va? ¿Quién le va a poner pegas a la ética en la IA? ¡Por Dios! Yo tengo una pequeña empresa de IA. Que vengan y que me registren; creo que no cometí un pecado venial en mi vida, pero sin embargo, estoy atosigado por tanta necesidad de ética, de regulación, de no sé qué. Pero ¡si somos unos pequeños 'pringados' en comparación con el resto del mundo! Lo que necesitamos es ayuda, comprensión, talento, que nos den confianza. Eso necesitamos. Se ha creado una agencia de supervisión de la IA; Alicante y Granada nos peleamos por ella, por supuesto, y al final se la dieron a la Coruña. Y cuando supimos la noticia, yo dije que tampoco es para tanto, porque ¿qué hay que supervisar en España si no tenemos nada? Lo primero será crear una industria fuerte de IA, vamos a crear aplicaciones, casos de uso. ¿Falta agua? Vamos a aplicarla para ello. ¿Podemos racionalizar la industria y la automatización dándole muchísima más productividad? Pues vamos a ello, en l'Alcora o en Elda. Y entonces sí, oiga, si se están cometiendo excesos, porque por ejemplo al automatizar se pierden empleos y hay que crear nuevos, entonces sí, regulemos... pero no poner mil pegas de entrada, este énfasis en la fiebre regulatoria...
"Europa no puede quedarse anclada en la industria tradicional: en l'Alcora o en Elda y Petrer hemos recibido muchos avisos ya, por los costes de la competencia mundial, que cada vez es mayor. Hay que defender la tecnología, con productividad, con tecnologías digitales"
- Habrá ejemplos de cosas bien hechas para fijarnos en ellos.
- Claro, pero no pongamos el carro antes que los bueyes. Siempre pongo el ejemplo del éxito de España con la donación de órganos y la privacidad en los datos médicos. Somos la potencia mundial en esto. ¿Por qué? Porque fue una legislación hecha sobre la experiencia: lo que requiere donar un corazón es ser muy rápidos, nada de papeles. Esto ha permitido que España sea el campeón mundial en donación y nos ha dado un prestigio enorme, salvando gran cantidad de vidas humanas. Eso es una regulación eficiente, que consigue hacer algo operativo y rápido. Intenta donar tus datos médicos ¡imposible! Y esos datos son el alimento de la IA y salvan vidas. Lo vimos con el covid: estábamos encerrados en casa, sin derecho al trabajo, con peligro para el derecho a la vida... pero el derecho a privacidad impidió que esta herramienta hiciera su trabajo. ¿Adónde estamos llegando con esta regulación preventiva absurda? El empoderamiento de la nada, porque es contradictorio, etcétera. Seamos realmente un poco más prudentes: la regulación nos ha hecho progresar y ordenar la sociedad. Pero en este tema necesitamos quemarnos un poco.
- Con la IA ¿estamos viviendo una nueva versión de esa dicotomía que planteaba Umberto Eco respecto a la cultura de masas, de los apocalípticos y los integrados? Incluso quienes no saben de qué va, ya saben si están a favor o en contra.
- Bueno, sí sucede esto, un poco. En Twitter lo ves muy bien. Siempre, con cualquier tecnología, hay quien tiene el rol de avisar de sus riesgos, de decir "no vayamos tan deprisa". Serían los más conservadores, o mejor decir cobardes, y luego están los audaces, los osados, Y quizá esa es la lucha. Yo creo que quienes apostamos porque haya una mayor audacia y más valentía, tenemos que dar argumentos. Y sobre todo, educación. Si no, al final es un debate estéril. Pero formarnos con gente reputada. Las redes sociales difunden muchas veces cosas con gran falta de rigor y crean opinión sobre esa base. Democratizan la información, pero también difunden muchísimos sesgos, muchísimas fake news. Eso es un problema cuando la población no tiene una base educativa fuertes, puesto que esas alarmas crean una opinión contraria y restrictiva respecto al progreso.
- ¿Qué les diría a las voces que alertan sobre aspectos como el altísimo consumo energético que requieren estas aplicaciones, como ChatGPT, en un momento de tanta preocupación por el cambio climático?
- Bueno que lo comparen con otras cosas que hacemos a nivel mundial. El consumo energético del Metro de Madrid no lo discute nadie, porque ahorra muchos coches y viajes. O si comparamos el número de aviones privados que hoy en el mundo trasladan a una o dos personas... pero nadie alerta sobre eso. Ojo, estamos alertando de una herramienta que puede incrementar la productividad ¡por diez! La está incrementando ya así en algunas profesiones, con la energía que eso ahorra. Creo que no se puede analizar este tema sin contexto. Primero, este era el primer modelo que teníamos, es decir, un modelo como GPT 3,5 eh, movilizaba cada vez que hacías una petición una serie de parámetros brutales. Y claro, el consumo de refrigeración, de energía, etcétera, era brutal. El modelo GPT-4, sobre el que cada vez se va sabiendo más, ya no consume tanta energía. Han troceado el modelo en ocho trozos y no se moviliza globalmente, solo lo hacen dos de las unidades de lo que se llaman expertos. Es el MoE (Model of Experts), y en función de eso, pues ya no gastas tanta energía. Bueno, pues los modelos que están saliendo desde el francés Mistral, como los modelos que liberó Meta (tenemos uno en el Centro de Supercomputación de Barcelona) ya no gastan tanta energía, son muy eficientes y mucho más rápido, pueden ser más precisos porque parcelan el tema. Y esto lo ha hecho la tecnología en seis o siete meses. Francia ha hecho una inversión relevante en su Mistral. España tendría que hacer lo mismo con los fondos europeos. Ir a por ello. Porque tenemos una oportunidad única.
- ¿En qué se diferencia de otros proyectos similares el enfoque de Torre Juana Open Space Technology?
- Bueno, el tema es que yo creo que no se diferencia: nuestra única seña de identidad es aprender y copiar muchísimo, de todo lo que se hace bien en muchos sitios. Somos unos copiones, tanto si se hace algo bien en Barcelona como en San Francisco o en Singapur. Y luego hemos creado cosas como las de 1070 Km Hub desde donde nos preguntamos por qué vamos a copiar a Singapur cuando tenemos a alguien que lo está haciendo bien en el aeropuerto de Castellón, o en Valencia, donde tenemos a la gente de Mercadona o de Insomnia, o en Murcia con Timur, o en Baleares... Y además puedes hablar con ellos, puede haber un flujo de personas por la cercanía geográfica. Son redes mucho más humanas, y si en algo se diferencia Torre Juana es que hemos apostado por la IA, en eso hemos sido valientes. Es un pequeño espacio histórico patrimonial que, comprometiéndonos con la conservación de ese patrimonio, lo hemos ligado al futuro, es decir, a la sostenibilidad, a la IA, aplicada a un conjunto como la medicina, el procesamiento de lenguaje natural o a la resolución de problemas diversos. Es un pequeño hub especial de IA que intentamos que sea referencia en España y Europa, y si pudiéramos, aunque ahora pueda sonar pretencioso, en el mundo. Pero no faltan ganas e ilusión.
"Necesitamos crear una industria fuerte de IA, vamos a crear aplicaciones, casos de uso. ¿Falta agua? Vamos a aplicarla para ello. ¿Podemos racionalizar la industria y la automatización dándole muchísima más productividad? Hagámoslo"
- Con 1070 Km Hub se trata de crear una red de innovación y startups en el corredor mediterráneo. ¿No puede ser un objetivo demasiado ambicioso, por querer abarcar demasiado sin apretar en ninguna especialización en concreto?
- Claro, no solamente eso, sino incluso más utópico, irrealista [ríe]. Sí, pero es necesario hacerlo. ¿Por qué? Porque es lamentable que lo que hacemos es copiar al vecino, imitarle y anularle, cuando muchas veces debemos complementarnos. Si l'Alcora compite con Onda o València con Alicante... pues todos empezamos a hacer coworking y a hacer las mismas cosas. Muchas veces eso no hace ningún daño, pero aporta poco. Entonces sí debemos complementarnos y tomarnos como referencia y eso si es potente. Que todo el arco mediterráneo sur colabore y trabaje en red. València acelera muy bien, por ejemplo, pues creámonoslo y hagamos de València el hub de aceleración más importante de Europa. Que se comprometa con el resto del territorio y que ahí haga cosas. O mirando a Castellón: puede ser muy competitiva por su industria, por la Universidad, o por el intento de hacer de un hub aeronáutico con poca actividad otro hub tecnológico en el que hasta la extinción de incendios puede ser un tema importante. A nivel mundial, sabemos que hay muchos incendios que no se pueden extinguir, pues bien, hay muchas tecnologías implicadas por desarrollar. Lo primero es interactuar positivamente con el entorno, crear un gran arco mediterráneo sur, porque sumamos 11 millones de habitantes, un cuarto de la población española, con muchas universidades, un atractivo brutal para vivir aquí por parte de gente que venga de Silicon Valley o de Australia. En ese planteamiento hay una riqueza enorme.
- ¿Estamos preparados culturalmente para este tipo de colaboración intensiva? Para saber efectivamente apoyarnos en el otro.
- No, no estamos preparados. Pero hay que intentarlo. A finales del siglo pasado escribí un libro titulado Universidad: utopía y realidades. Pues evidentemente, hicimos realidad la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, que era una utopía, y llegó a ser la biblioteca digital más importante del mundo, premio Stanford, presidida por Vargas Llosa, con el Rey, etcétera. Y no teníamos ni un solo incunable, Salamanca nos ganaba por todas partes, o el Archivo de Indias, o la Biblioteca Nacional. Pero creímos en la utopía y no tener libros fue una gran ventaja, porque nos llevábamos bien con toda la gente que los tenía, e hicimos convenios mientras no especializamos en tecnología para digitalizar esos libros. Es decir, de una restricción puedes hacer una virtud.. Pero hay que creer en la utopía y en el futuro, e intentarlo. Nuestra filosofía de colaboración nos ha dado muchas satisfacciones, por ejemplo con iniciativas como AlicanTEC, con 300 empresas tecnológicas y sin gran presupuesto, porque no cobramos cuotas pero en la que estamos muy orgullosos de lo que se está haciendo. La red 1070 invita a estas asociaciones para colaborarlo que hace es invitar a estas asociaciones y crear así nuevos nodos.
- Por parte de Castellón por ahora solo participa el aeropuerto, ¿no? ¿Hay conversaciones con otros actores de la provincia?
- Es una idea abierta. Es decir, primero estamos los locos que se suben, pero la filosofía es que todo el mundo tenga un rol, también las instituciones empresariales más tradicionales. Estamos absolutamente abiertos a que Castellón se integre en todo aquello que genere inquietud por esta filosofía, encantados de integrar a más participantes.
- Dígame, ¿cómo puede un sector tradicional como la cerámica extraer partido de la IA? ¿Y de otras tecnologías punteras en la actualidad?
- Tendría que profundizar en ello y para empezar, hablar con la gente que realmente está en el sector, sobre en qué momento está. Y sobre todo, identificar qué le quita el sueño a esta industria. Sus prioridades, sus objetivos. Y en función de ello, y aunque pueda sonar a tópico, empezaría creando en cada empresa una pequeña oficina de IA. Esto puede sonar raro, pensar que ya tenemos demasiadas oficinas, un departamento de marketing, de compras, de todo... pues a lo mejor la IA es fundamental. ¡Si tengo de todo! Sí, pero da un pequeño espacio a la IA, y lo primero que necesitas es datos y si no los tienes, hay que empezar a generarlos sobre tu propia empresa. Y luego, pues si la prioridad es vender más, necesitarás datos sobre el consumo. Si la prioridad es hacerlo a través de nuevos productos, la IA puede ayudarte a diseñar nuevos productos. Si tienes un problema de logística de distribución, te puede ayudar a racionalizar, a revolucionar este apartado.
- Es decir, ponerla al servicio de la prioridad de cada empresa.
- Sí, ahí es donde la oficina de IA tiene que adaptarse a un sector, a una empresa, a un mercado. Y a un tipo de empleado que requiere también de una serie de servicios, de formación hecha a medida, de protocolos para actuar más rápidamente. Entonces, está desde la IA para la toma de decisiones hasta la automatización y la productividad. Evidentemente ya hay una gran mecanización en el sector, es brutal, y puede decirse que en eso no se puede innovar. Yo estoy hablando de lo que puede automatizar la IA generativa: en temas jurídicos, legales, de procedimientos, la productividad se puede multiplicar por diez. Ahora mismo la IA aún hay que trabajársela, tenemos que controlarla, optimizarla, gestionarla bien. y podemos democratizarla, llegar a las pymes, es apasionante. Por eso digo que deberíamos estar en estas cosas, en controlar, optimizar, gestionar, en tener en una industria cerámica que sea de las primeras en exprimir y sacar partido a la IA, en forma de competitividad. Eso es defender nuestra industria en realidad.
- Como catedrático de Economía, ¿cómo valora que hoy solo el 13% del empleo en España esté en la industria y el porcentaje haya caído a la mitad desde 2007? ¿Podemos mejorar nuestra perspectiva económica sin generar mayor valor añadido en este sector?
- Vamos a ver, ahí es precisamente donde tecnologías como la IA y otras como la sensorización, el Internet de las Cosas (IoT), la trazabilidad... la tecnología actual, como lo será la computación cuántica probablemente en un par de años, no va a parar de ser un motor para ponernos en valor en productividad y competitividad. Creo que para ganar mercado hace falta ahorrar costes y aunque obviamente no somos un país barato en comparación con países en vías de desarrollo, como hay gran mecanización se ahorran esos costes. Creo que hay facetas en las que la IA podría ayudarnos con una alta innovación: hay industrias españolas que lo han hecho muy bien antes de irrumpir la IA. Creo que el data social [datos generados por los usuarios en redes sociales] es una fuente de riqueza enorme para inspirarnos en nuevos productos, nuevos diseños, nuevas necesidades. Eso hoy es identificable. Si empezamos a trabajar este tipo de modelos, sería un tema apasionante, no? Y nos podría identificar cómo determinadas series de Netflix, podrían ir generando una tendencia en un color, en una moda. Imagínate, la típica serie de éxito que se recrea en una casa donde hay unos determinados elementos decorativos o tal que crean una tendencia en el subconsciente de la población. Y la ve medio mundo, y luego toma cuerpo en Instagram o TikTok y llega a los gustos de la gente... quien antes tome posicionamiento en ese mercado, vendiendo todo tipo de productos, fomenta una introducción en el mercado. Y luego, la IA permite conocer muchísimo más las tendencias y personalizarlas. Fíjate que hoy hay cosas sorprendentes en la segmentación: los chavales de 24 años y los de 16 años no se parecen en nada, en sus gustos, en sus preferencias. Ni se ríen por lo mismo. Cada vez tenemos que personalizar más todo. Y si la industria de Castellón se contagia de la aplicación de la IA para generar nuevos productos personalizados, crecerá diez veces más que Italia o que otros competidores, por dar con unas teclas en el mercado que permiten crecer más.
- Desde la Universidad, ¿cómo ve hoy la situación del talento en la Comunitat Valenciana? Se dice que generamos muchos profesionales de alto nivel en varios campos pero también es cierto que muchos se nos van.
- Pues efectivamente, individualmente tenemos una serie de talentos brutales y algunos de ellos están aquí, haciendo propuestas y proyectos interesantísimos. Lo que pasa es que creo que cualquier proyecto en Europa, ya no en España, tiene unas restricciones que no hay por ahí. Un pequeño país como Israel tiene más empresas de IA que Europa y más empresas que cotizan en el Nasdaq que toda Europa. Hay que ver que en tecnología no lo estamos haciendo bien y exportamos talento, toda Europa, incluido el Reino Unido que ya no está en la UE. Fijaros que la mejor empresa de IA del mundo, DeepMind, estaba en el Reino Unido. Va y la compra Google. Y yo conozco gente a la que me encantaría recuperar para Alicante que hoy está en EEUU, y siempre estamos con la esperanza de que podamos progresar y suscitar el interés de que vuelvan. Hay que hacer un esfuerzo enorme por recuperarlos, empezar persona a persona.
- Imagino que nuestra calidad de vida es una buena palanca para ello, ¿no?
- Es que el arco mediterráneo sur es tremendo. Fíjate en el tesoro del interior de Castellón, una joya desde Morella hasta el sur para declararla Patrimonio de la Humanidad a nivel natural, es brutal. Y eso, por poner un ejemplo. Mira, hay un coliving en Jávea (Sun & Co.) que lleva dos años declarado por la revista Forbes como mejor coliving experiencial del mundo, y lo han hecho 'apropiándose' de todo el territorio. Porque para atraer nómadas digitales es una apuesta muy buena: si en Tokio una persona tarda dos horas en ir a trabajar y dos en volver, se sorprenderá por todo lo que tiene aquí al alcance a dos horas, de València a Ibiza, Murcia, Morella... porque parecen como barrios de una gran megalópolis, desde esa pespectiva. Y la diversidad es brutal, amigo, es que en eso somos imbatibles, no nos gana nadie. Y lo han logrado esos dos chavales de Jávea. ¿Cómo no tenemos que creernos la capacidad que tiene este territorio, con su capacidad de seducción?