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Ander Valverde, el vocalista del grupo, hace un repaso a su trayectoria 

Un aniversario especial: Green Valley celebra sus 20 años de carrera musical en el Rototom  

19/08/2024 - 

CASTELLÓ. En 1997, 7 Notas 7 Colores publicaban un disco seminal, 'Hecho, es fácil', aquel álbum revolucionó el hip hop en castellano. No sé dónde lo escuché pero me dejó atónito, el tempo, las frases y la forma de rapear. Mucho Muchacho tenía ese flow que iba estallando en cada palabra. Aquel disco, amén de la aparición de Violadores del Verso, fueron el despertar de mucha gente hacia el hip hop.  

Estas bandas tuvieron parte de la culpa de que Ander Valverde, el vocalista de Green Valley, se enamorara de la música. Ahora el combo celebra su 20 aniversario y cerrarán el Rototom Sunsplash en Benicàssim, que se celebrará del 16 al 21 de agosto. Será un momento único y especial, lo aprovechamos para reconstruir la historia del grupo desde sus inicios hasta la actualidad. No solo estarán Green Valley en el festival, sino que también se pasearán por allí Busy Signal, The Wailers o Alpha Blondy.

El inicio del hip hop en castellano

Como decía al principio, 7 Notas 7 Colores fueron esenciales para que muchos jóvenes descubrieran el hip hop en castellano. Tanto Ander como el resto de sus amigos encontraron su camino saltando de género en género, buscando aquí y allá, descubriendo el mundo de la música. "Yo empecé con la fiebre de la música con los 13, 14 años, en el norte, en País Vasco, cuando se escuchaba rock radical vasco, Negu Gorriak, Kortatu, Su ta Gar, de esa música pasamos, y digo pasamos en plural porque como que toda la cuadrilla, o nuestros amigos más cercanos, hicimos como el mismo recorrido, pasamos de Negu Gorriak y empezamos a escuchar grupos como Metallica, Sepultura, nos fuimos un poquito por esos cerros y de repente aparece un grupo que se llamaba Limp Bizkit", recuerda. 

Limp Bizkit estaban adscritos al tan maltratado Nu metal, un género que combinaba los fraseos típicos del hip hop con el metal, y le incorporaban un dj. A mí Limp Bizkit también me voló la cabeza. "Conectamos por ahí, conectamos con eso, de ahí, Limp Bizkit tenía una colaboración con Method Man, que era de Wu-Tang Clan, y de repente, pues ahí, empezó. También hay un momento en que yo creo que el hip hop estaba empezando a encenderse por España, en ese momento éramos los raritos de Vitoria, porque íbamos con ropa ancha, cuando todo el mundo iba vestido de vasco, y éramos los raritos", comenta. 

El hip hop estaba despuntando entre los jóvenes, Violadores del Verso marcaban el camino, Jota Mayúscula presentaba 'El Rimadero' en Radio 3 y hasta el Viña Rock tenía un escenario dedicado a ellos. "De repente salió la película de Eminem, '8 Millas', estábamos muy conectados con el skate". Hablar con Ander es como viajar a mi juventud, aquella época apasionante de descubrir sonoridades, letras y estilos. "Empezamos a escuchar grupos como VKR, 7 notas 7 colores, El Club de los Poetas Violentos, me acuerdo que salió un videojuego que era de skate, que a mí me encantaba hacer skate, que se llamaba el Tony Hawk y me pasé un año entero jugando al Tony Hawk, tío. Cómo me flipaba ese juego de la Play y escuchando Hecho, es Simple. O sea, esa era mi vida", comenta.  

Es cierto que un paso natural puede ser ir del hip hop al reggae, pero Ander se metió de lleno en el género. Le atrapó de por vida, fue como un veneno indestructible.  "Sí que es verdad que en Victoria estaba un grupo que se llamaba Potato, y varios grupos de reggae que empezaban a asomar por ahí", recuerda. "Mis padres, entre su discografía de Serrat, Sabina, Víctor Manuel, siempre había un huequito para escuchar No Woman, No Cry, les gustaba mucho. Ya me sonaba a mí. Había un bar de reggae en Vitoria que se llamaba El Parnaso. El camarero, bueno, el dueño del Parnaso y camarero, era un hombre en esa época que tenía las rastas por el suelo, nosotros flipábamos con él. El tío nos enseñaba un montón, fue nuestro maestro. De hecho, cuando nos fuimos a Barcelona nos dijo, buscad al Vikingo, que el Vikingo fue el manager en Catalunya de Potato, que os ayude, y fue nuestro manager durante cinco años", dice. 

Una cinta de Bob Marley le cambió la vida

Ander se ríe y me relata cómo se encontró una cinta de casete de Bob Marley y aquello le cambió la vida. Para que luego alguien diga que la música no puede cambiarte la vida. "Un día yo, estos trabajillos que haces en verano para ganarte unas habichuelas, y me puse a trabajar con un amigo mío, el padre de mi amigo trabajaba en La Caixa en Vitoria, entonces había un hombre que tenía el Síndrome de Diógenes y se había muerto, esto es una historia muy loca", señala. Convenimos Ander y yo que a veces es difícil esquivar el destino. "El hombre mayor se murió y fueron los hijos, o quien fuera a su casa, y fliparon porque tenía la casa llena hasta arriba de mierda. Entonces los del banco querían sacar los papeles que pudieran de esa montaña de mierda y contrataron al hijo del banco, que era mi colega, y a mí para que estuviéramos ahí abajo de su casa. Había dos hombres ahí súper grandes que iban sacando bolsas y bolsas de basura, y nosotros teníamos que ir recopilando, rescatando papeles que tuvieran que ver con el banco, con todo eso". 

Y entre tantos trastos aparentemente inservibles se encontraba la joya, ese pequeño tesoro, imagínense una simple cinta, que modificó la vida de Ander. "Y entre toda esa mierda encontramos cada tesoro increíble. Encontramos un acordeón que lo llevamos y lo vendimos de segunda mano, y de repente, entre toda esa mierda, apareció una cinta, una TDK, un casete de Bob Marley, del disco de Uprising (1980), y entonces me quedé esa cinta como, ¡guau, una cinta de Bob Marley! Y justo en septiembre empecé a currar en una farmacia repartiendo pañales para los ancianos. Llamaban a la farmacia para que llevara no sé qué, y yo me iba con mi walkman, con mi cinta de Bob Marley y con mi porrito, y me escapaba y llevaba los medicamentos a la casa de la gente. Y entre el porrito y la cinta de Bob Marley me metí en el reggae y hasta hoy. Me enganchó la tela de araña y no me ha soltado", afirma el vocalista de Green Valley. 

Lo inicios siempre son duros, pero Ander tenía claro que la creatividad tenía que salir por algún lugar, así que se asoció con un dj para poder cantar sus temas. "Yo 15 o 16 años cuando empecé a escribir mis letritas, pero no podía montar una banda, era un sueño. Yo iba con un dj, Dj Seks, a él le llamaban para pinchar, al tío le molaba mi rollo me decía vente y te cantas tres o cuatro temas. Empezó a molar el rollo y cada vez que le llamaban le decían si se traía al Ander. Cada vez nos llamaban de más sitios, cada fin de semana estábamos tocando, y en paralelo yo tenía unos amigos que empezaban con una banda de reggae que se llamaba Erreggeak".  

La suerte, del lado de Ander 

La suerte se alió con Ander, aunque sin trabajo y tenacidad, esa suerte no hubiera valido de mucho, y un promotor vio el revuelo que estaba levantando. "Y de repente hubo uno que es un promotor de Vitoria que todavía sigue activo, de hecho tiene la sala de la Jimmy Jazz, que es la sala mítica de Victoria. Y el tío me dijo, Ander, he visto lo de Erreggeak, tú estás funcionando muy bien, toda Vitoria te está empezando a conocer, yo vine a tus conciertos, ¿qué te parece si hacemos un concierto especial en el que juntamos Green Valley y Erreggeak y hacéis un concierto con banda?". 

La banda funcionó de maravillas, cuando les llamaban para actuar siempre querían que Ander fuera con ellos. "Así estuvimos dos años en Vitoria, tocando en Vitoria y alrededores. En esa época no había Internet, de repente nos íbamos a tocar a Burgos y venía la gente a vernos, se había corrido la voz y estuvimos dos años así, y ya nos dio la neura y nos fuimos a Barcelona", comenta. 

Tras dos maquetas, 'El Sueño Perdido' (2002) e 'Inmigrantes' (2007) llega el primer disco de Green Valley, 'En tus manos' (2010). Se habían ido a Barcelona, todo era nuevo y las posibilidades se habían multiplicado por diez. "Llegamos a Barcelona, empezamos a repartir maquetas en las tiendas, en los bares, buscándonos la vida y de repente un día, por casualidad, es que todo ha sido así en nuestra carrera, en el piso donde vivíamos se escuchaba una trompeta por la terraza, y pues investigamos y buscamos al trompetista que resulta que era el trompetista de Muchachito Bombo Infierno", una vez más la mezcla de suerte y destino.  

"Este tío conocía al Vikingo, que había sido manager en Catalunya de Potato, y él llevaba bandas de reggae, de ska y punk, entonces le dijimos al trompetista: estamos grabando una maqueta, vente a grabar un día. Y él dijo, bueno, vamos. Esa época en la que Barcelona era así. Y el tío se vino a casa, escuchó los temas, le encantaron, grabó y se lo dijo a Vikingo: he conocido a una peña de Vitoria que están haciendo una maqueta en su casa, que mola mogollón, pasaste a escucharla; se vino, la escuchó y le encantó, y Vikingo dijo: venga chavales, hay que ponerse las pilas, disco y vamos a empezar a currar, nosotros estábamos encantados", rememora. 

La inspiración no tenía freno 

Y Green Valley no pararon ahí, la inspiración parecía que les salía por la orejas. En tres años el combo publica tres álbumes, 'La Voz del Pueblo' (2012), 'Mírame a los Ojos' (2013) e 'Hijos de la Tierra' (2014): "En esa época estaba como muy inspirado y Barcelona me encendió muchas cosas, de venir de un pueblito como Vitoria, de ir a una gran ciudad, conocer muchísima gente, siempre estaba trabajando en cosas así como muy relacionadas con la cultura, con la farándula". Ander estaba en estado de gracia influido por una ciudad abierta y donde la vida se abría paso.  "Esa época Barcelona era increíble, te metías en el metro y la gente no estaba mirando el móvil, porque no había móvil, salías un día a las 6 de la tarde de casa para tomar una cerveza y de repente eran las 9 de la mañana y estabas en la playa con 20 personas tocando la guitarra, cantando. Estaba todo como muy en ebullición y era todo muy inspirador, entonces yo estaba escribiendo cada día, aprendí también a tocar la guitarra para componer", dice.  

Aunque el plan era lo habitual: disco cado dos años, si tienes buenas canciones, es difícil caer en ese mantra. Y Green Valley quiso aprovecharse de esa espiral creativa. "Nuestra idea era sacar un disco cada dos años, era como nuestra estrategia, sin forzar, pero porque teníamos canciones de sobra. De hecho todavía tenemos canciones que no han salido nunca de aquella época, que están por ahí guardaditas, que algún día habrá que sacar. La idea era sacar uno cada dos años, pero hubo uno que fue, Mírame a los ojos, que cayó en medio, en medio de dos discos".  

Una de las características de Green Valley han sido las colaboraciones en sus discos. Juanito Makandé, SFDK. "Nosotros hemos sido muy de colaboraciones porque somos así como muy amigables. Somos muy cercanos; o sea, enseguida queremos hacer amistad con la gente porque somos así. Y estamos en un camerino y si el camerino de al lado está, nos da igual que sea la Plazuela o que sea, nos da igual, siempre vamos a saludar, qué tal, cómo está, no sé, es como que nos sale de dentro", comenta. "Somos como muy abiertos y aparte de eso nos gusta mucho pues probar cosas, entonces no hay una fórmula especial pero casi siempre lo que nos gusta es juntarnos con la gente para crear. Si puedes llevarte un par de ideas, por si acaso en el momento de ir al estudio no surge la inspiración, pero normalmente intentamos juntarnos para crear". Hablamos de sus colaboraciones con los sevillanos SFDK, por ejemplo, 'Nunca Pararé'. Una canción increíble. "Ya tenemos tres canciones, pues siempre nos juntamos, ya sea en Sevilla o en Barcelona, nos juntamos en el estudio y quedamos para comer nos juntamos y va fluyendo", comenta. 

Este año Green Valley cierran Rototom, algo increíble y que le llevará a lo más alto del festival. Un momento que pasará a la historia de la banda y de la gente que los pueda ver. Juntos viajamos a la primera vez que Green Valley actuaron en Rototom, que no fue precisamente para cerrar el evento. "El otro día justo estuvimos en un concierto de unos amigos chilenos y me encontré con la persona que nos contrató la primera vez en Rototom, porque la primera vez que tocamos en el Rototom no era contratados por el propio festival, tocábamos en un escenario de madera, con palés, en un escenario que montaba un bar, se llamaba el Express Underground Club. Le dejaban un espacio para montar un bar y esta peña se puso ahí un pequeño escenario, nos invitó a tocar en acústico, nos pagó setecientos euros, y fuimos desde Barcelona hasta ahí, cinco personas para tocar un concierto en Rototom , que íbamos más por la fiesta que por el dinero (risas)". No os perdáis a Green Valley el 21 de agosto en ese final de fiesta celebrando sus veinte años de vida. 

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