VALÈNCIA. "Estuve hasta las seis de la mañana del día siguiente. Había que arrimar el hombro, no podíamos dejar tirada a la gente y ayudarla. Era sí o sí". Así habla uno de los conductores del dispositivo que puso en marcha la Empresa Municipal de Transportes (EMT) durante la noche en que la riada provocada por la dana anegó l'Horta Sud y tres pedanías de València -La Torre, Castellar-l'Oliveral y Forn d'Alcedo. Desde primera hora de la noche, la firma envió a múltiples autobuses a rescatar a población y transportarla desde las proximidades de los municipios afectados hasta lugares seguros.
"Mi turno acababa a las nueve de la noche en la línea 11, que llega a Patraix", recuerda Juan, el conductor, cuando ya volviendo al depósito de San Isidro fue advertido de que el habitual acceso había sido afectado por el temporal y tenían que acceder desde la zona del cementerio. "Aparqué el autobús pero ni yo ni varios compañeros podíamos volver a casa porque nuestros lugares de residencia estaban inundados". "Intenté llamar a mi mujer y no pude hacerme con ella porque no había línea", rememora.
Fue sobre las diez de la noche cuando un inspector empezó a solicitar efectivos para "ir a rescatar a gente". La EMT había recibido la orden para desplegar el dispositivo con el mayor número de autobuses posibles, una orden procedente del Ayuntamiento de València, donde el centro de coordinación de la emergencia municipal (Cecopal), en el que se encontraba la alcaldesa, María José Catalá, distribuyó los convoyes a las zonas con mayor urgencia para desalojar y rescatar personas.
"Todos los conductores que se encontraban esa noche en cocheras, una vez finalizado su trabajo, se ofrecieron voluntariamente para participar en el dispositivo", reconoce la firma municipal, que contabilizo un total de hasta 22 autobuses extraordinarios colaborando con el operativo, que se alargaría toda la noche y hasta 48 horas después de su activación.
Las primeras órdenes del Cecopal fueron llegar antes que nada a Castellar y Pinedo. Allí es donde fue enviado Juan, el conductor que relata cómo a él y sus compañeros rápidamente se les asignaron los vehículos para llegar cuanto antes a estos destinos. "Salimos cinco de la cochera pero a Pinedo llegamos dos, los otros tres fueron redirigidos a otro lugar, y en Pinedo nos encontramos con otros tres compañeros", recuerda. Allí, en Pinedo, el agua no llegó, fue la pedanía que se salvó del desastre, pero el operativo municipal con cinco autobuses actuó por precaución.
"La Policía local estaba sacando a los vecinos puerta a puerta para evitar la riada", explica el conductor, pero no sólo en el núcleo de la población, sino en los campings próximos, donde había visitantes que se encontraban ajenos a que lo sucedía hasta que fueron advertidos. "Vimos pasar bastantes caravanas de visitantes que fueron desalojados", explica Juan, mientras estaban esperando en la glorieta que da entrada a la pedanía.
El de Pinedo fue uno de los dispositivos, pero con los daños por las inundaciones en aumento, los autobuses también rescataron personas afectadas en La Torre y hasta Paiporta y Sedaví. "Los conductores e inspectores de EMT, que coordinaban las operaciones, hablan de que en medio de la noche subían a los autobuses grupos de personas desvalidas y recién rescatadas por los servicios de emergencia, pero también familias enteras y personas completamente mojadas que aparecían en medio de la noche y a las que los conductores les abrían las puertas de inmediato", asegura la empresa pública.
Así lo corrobora Juan, quien explica que después de desalojar Pinedo, les avisaron de que les "necesitaban en San Marcelino para trasladar gente que se había quedado tirada". El conductor se felicita por el trabajo de la Policía Local aquella noche, que habilitó diferentes puntos de recogida donde los agentes enviaban a las personas que huían de las poblaciones anegadas al otro lado del cauce del Túria. "Estuvimos toda la noche transportando gente", recuerda Juan, quien estuvo haciendo trayectos hasta las seis de la madrugada. "Había que arrimar el hombro. No podíamos dejar tirada a la gente. Era sí o sí", asegura.
Todas las personas rescatadas eran transportadas rápidamente hasta dos puntos de acogida que activó la primera noche el Ayuntamiento de Valencia: La Petxina y la Alquería del Basket. "Los autobuses hacían viajes rápidos, de ida y vuelta, para asistir al mayor número de personas, y todo ello sin parar hasta altas horas de la madrugada", explica la firma municipal, según la cual con las primeras luces del día, los autobuses de EMT volvieron a ser requeridos para ampliar el dispositivo.
El foco de atención se centraba en esos momentos en la A3 donde aún permanecían atrapadas centenares de personas. Durante buena parte del día los autobuses de EMT se volcaron también en ese punto desplazando a grupos de personas sin descanso. Y a lo largo de los días posteriores, amplio su dispositivo para hacer la tarea inversa y retornar a mucha gente rescatada a sus puntos de origen.
En total la compañía estima que sólo de la pista de Silla se rescataron a 950 personas atrapadas en sus vehículos o que llegaban andando desde localidades próximas como Alfafar, Paiporta y Sedaví. Y a otras 2.200 de otras carreteras como la V-30, Castellar, Pinedo, Forn d’Alcedo, La Torre, Paiporta y en la A3. La cifra total superaría las 3.000 personas desplazadas y el operativo se prolongó durante cerca de 48 horas.
En total, durante la noche del martes, la madrugada y toda la jornada siguiente EMT desplegó un operativo con 36 conductores y conductoras y un total de 12 inspectores jefes y oficiales. Y hasta esta misma semana, en que se han venido repitiendo los servicios especiales a puntos como La Torre y Horno Alcedo o para el traslado de voluntarios se han movilizado, dentro del dispositivo especial, un total de 95 conductores, más 20 inspectores jefes y oficiales.
“Cuando el Ayuntamiento decidió que EMT podría ser de gran ayuda para el traslado y rescate de las personas que estaban sufriendo lo peor de las inundaciones, no lo dudamos ni un segundo y ofrecimos todos los recursos disponibles en ese momento, pero no hubiera sido posible sin los conductores que de manera voluntaria se ofrecieron a volver a coger el autobús tras salir de su turno. Todos los autobuses que podían prestar el servicio extraordinario se activaron de inmediato. Y un amplio equipo de inspectores y oficiales empezó a reclutar al personal de conducción. Queríamos ayudar lo más rápido posible, y a cuanta más gente mejor”, destaca el concejal de Movilidad, Jesús Carbonell.
“Queremos agradecer y felicitar a los conductores que trabajaron sin descanso en el rescate de cientos de personas, además de a todo el personal del Departamento de Operaciones de EMT que trabajó infatigablemente durante horas en la organización del dispositivo especial”, subraya Carbonell.