CHIPS EN EL BELVEDERE / OPINIÓN

Así perdimos la batalla de la nube con Talavera

7/04/2022 - 

El único representante español entre la treintena de miembros del comité de dirección del consorcio que debe crear el espacio de datos europeo, la federación de nubes llamada Gaia-X, es el director de inteligencia estratégica y transferencia del valenciano Instituto de Tecnología Informática (ITI), Diego Sáez. Bravo.

Todos los vientos soplaban a favor de la candidatura de Valencia como sede del hub español de ese impresionante proyecto de colaboración continental, que debe diseñar un modelo propio de cloud. Será un nuevo ecosistema compartido basado en estándares europeos de código abierto, alternativo a los de los gigantes tech Amazon Web Services, Google Cloud y Microsoft Azure, capaz de impulsar una verdadera lengua franca para la economía de los datos.

Se daba la circunstancia, además, de que el primer vertical sectorial en el que España proyecta crear un espacio de datos es el turismo, con Segittur en el cuadro de mandos. Y ese era también un punto a favor de la Comunitat, a tenor de los desarrollos de nuestra industria hostelera en materia de digitalización. ¿Qué pudo fallar para que fuera Talavera de la Reina, en la provincia de Toledo, y no Valencia, la elegida finalmente?

En primer lugar, ha quedado en evidencia el mecanismo de asignación de prioridades en la Generalitat. Quizás nadie se ocupó de que en Presidencia quedara suficientemente claro el valor estratégico de albergar la sede de un hub nacional de Gaia-X. Son cosas que cuesta explicar a la gente, en efecto.

La nueva federación de nubes es un asunto de soberanía estratégica. Si no se crea una infraestructura europea de datos compartidos, la única forma de habilitar la industria 4.0 será utilizar los entornos cloud de proveedores norteamericanos o chinos, en los que la información sí puede fluir sin problemas. Y de la latencia ya te preocupas tú. Pero eso implica también encomendarles la custodia y el procesamiento de todos nuestros datos industriales, financieros, turísticos, todos.

Tras la presentación de las candidaturas, quedó una terna finalista en la que estaban el País Vasco, Valencia y Talavera de la Reina. La prueba que debía dar credibilidad al apoyo de la Generalitat al proyecto se limitaba a un mensaje grabado de la consellera de Innovación, Carolina Pascual. Para defender la opción castellanomanchega, en cambio, apareció en persona, en directo, el presidente de la Junta, Emiliano García-Page.

Su mensaje era claro: haría todo lo posible por atraer la sede de Gaia-X y el proyecto recibiría todo el compromiso necesario de su Ejecutivo. El País Vasco no suele granjearse muchas simpatías en este tipo de competiciones regionales, así que quedó descartado enseguida. De modo que cuando la secretaria de Estado de Digitalización, Carme Artigas, inauguró la sede del hub español del gran proyecto de nubes federadas europeas lo hizo en Talavera de la Reina.

No es una cuestión estrictamente cosmética. El director general de Administración Digital de Castilla-La Mancha, Juan Ángel Morejudo, se ha rodeado de un equipo de técnicos dinámicos y preparados en temas de digitalización. Para conseguir que Meta (Facebook para los amigos) instale un mega centro de datos en tu región no basta con dar el número de móvil y el correo y hacemos un teams.

En la Comunitat Valenciana, la candidatura del ITI debió haber provocado una campaña de presión por parte de la Agencia Valenciana de la Innovación (AVI), que dirige Andrés García Reche (sí, hay vida inteligente más allá de las universidades), para que el director general de Avance para la Sociedad Digital, Juan Ignacio Torregrosa, transmitiera la verdadera dimensión estratégica de ser la sede de Gaia-X a Ximo Puig, y que éste se hubiera presentado en la reunión demostrando implicación máxima del Consell.

No basta con el voluntarismo de una Generalitat que tan pronto pasa de un proyecto para liderar el mundo mundial de las baterías, hasta que aparece Volkswagen y adiós, a otro para la conquista espacial. Hay muchas oportunidades reales, como la sede del hub de Gaia-X (lo de la Copa América y su impacto en la innovación es una tragedia de gestión difícil de digerir), que se nos van porque o no sabemos identificar las prioridades, o no aplicamos el talento y el esfuerzo necesario para capturarlas.