ARQUITECTOS TÉCNICOS, coordinados por el IVE, revisan cada día viviendas tras la dana

Bajo los cimientos de la tragedia: así inspeccionan los expertos los daños en los edificios

18/11/2024 - 

VALÈNCIA. Federico Esteve, arquitecto técnico residente en Algemesí, mira con detenimiento la fachada de una vivienda con planta baja en la plaza mayor del municipio. Su portón de madera aún sigue exhibiendo los estragos de la Dana. Está vencida hacia dentro y con una capa de barro. El resto del inmueble, de unas tres plantas, también muestra signos de la fuerte riada que el pasado 29 de octubre asoló el sur de la provincia de Valencia. A su lado, otro técnico toma anotaciones sobre su estado, tras una exhaustiva evaluación del residencial. Ambos coinciden en que una de sus cornisas presenta un estado de peligrosidad para cualquier viandante que cruce la calle. Deciden que lo más seguro es precintar y acordonar la zona para evitar una desgracia. Así lo plasman en su informe. 

Un documento que se suma a la larga lista de expedientes de evaluación de daños en edificios que desde hace días llevan a cabo a diario arquitectos técnicos voluntarios sobre el terreno. Un grupo de profesionales que forman parte de la Unidad de Evaluación de Daños, coordinada por la propia Administración valenciana y gestionada por el Instituto Valenciano de la Edificación (IVE), y que está dedicada a la revisión de estructuras y sistemas de edificios para garantizar su seguridad y habitabilidad. Pero, también, para realizar informes que ayuden a los afectados a acceder a las ayudas públicas. 

Esta unidad cuenta con diferentes coordinadores que dirigen a grupos de inspectores que trabajan en diferentes áreas de población. Por el momento, según informó la Conselleria de Vivienda, son más de 600 técnicos desplegados sobre las zonas afectadas, entre técnicos del Colegio de Arquitectos, del Colegio de Arquitectos Técnicos (COAT Valencia) y del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.

Esteve forma parte de COAT Valencia y está al frente de un equipo de más de diez personas que supervisan las localidades de Algemesí, Albal, Catarroja y Beniparrell. Recibió hace unas semanas la llamada para dirigir a estos profesionales que, de forma altruista y voluntaria, se han sumado a esta unidad y no lo dudó. Ya en los primeros días después de la riada había ayudado a muchos vecinos a evaluar sus daños. "Me propusieron la coordinación del grupo en estas cuatro localidades y consideré que podía ser útil. Dejé la pala y me puse con este cometido", explica a este diario, mientras comprueba viviendas en Algemesí.

Hasta el momento, en estas cuatro localidades su brigada ha realizado más de 300 inspecciones de edificios que presentan peligrosidad por el estado en el que han quedado. La devastación en muchas zonas es total. Solo en Algemesí, las viviendas próximas al río han quedado destruidas, sin muros ni tabiques. Donde antes había vida, ahora solo hay lodo, barro y algunos restos de cañas y basura arrastradas por la fuerte corriente. Pero también las calles del municipio viven blandiendo palas y escobas.

"Nuestra prioridad es identificar posibles daños estructurales, aunque no todos los edificios presentan problemas de este tipo", explica. Esas comprobaciones se realizan en base a las notificaciones que llegan de particulares, bomberos o ayuntamientos al sistema del IVE, que coordina el conjunto de esta Unidad de Daños. El grupo de Esteve es uno de más de los varios que se han constituido en las localidades damnificadas. Dado que el impacto de la Dana ha sido tan grande y ha afectado a la mayoría de construcciones, por ahora la prioridad son los que están en peores condiciones.

"Estamos en una primera fase en la que evaluamos afecciones graves como cuestiones estructurales de las viviendas. Estamos atendiendo lo prioritario y aquellos inmuebles que entrañen un peligro para las personas", remarca. Y lo hacen, principalmente, para garantizar la seguridad de las familias y dar parte a Servicios Sociales si estas no tienen la suerte de contar con familiares que les ofrezcan una solución habitacional. 

No obstante, asegura que en muchos casos, las grietas que han aparecido en las casas pueden preocupar a los propietarios que les llaman pidiendo la revisión, pero remarca que suelen ser daños superficiales. En cualquier caso, se atienden porque incide en que es crucial revisar cualquier señal de alerta, como fisuras en pilares, fachadas o muros de carga, deformaciones en elementos constructivos, o desplazamientos, hundimientos o desniveles que no estuvieran presentes antes. "Este trabajo permite garantizar la seguridad de los edificios y la tranquilidad de sus habitantes", remarca. "Un tabique que no sea de carga puede caer y, aunque no es un elemento estructural, es peligroso su desprendimiento. Estamos entrenados para saber actuar en función de cada incidencia", subraya el experto.

Revisiones

La jornada arranca casi a primera hora de la mañana. En su caso, su radio de acción es Algemesí, aunque coordina a profesionales en Albal, Catarroja y Beniparrell. Su trabajo consiste en acudir a las casas que han sido notificadas con severos daños para inspeccionarlas y evaluar las incidencias en base a una serie de fichas estandarizas en las que se revisan muros, pilares, cimientos, vigas, forjados, cubiertas, fachadas, carpinterías, particiones interiores, suelos y techos. También, las instalaciones fundamentales: electricidad, suministro y evacuación de agua, gas y climatización. "Todo ello se valora en función de porcentajes para generar un índice de lesiones que servirá para determinar el porcentaje de daños en la vivienda. Estos se tendrán en cuenta a la hora de solicitar las ayudas", indica.

Este peritaje se recoge en un informe que no solo permitirá determinar las reparaciones necesarias, sino también estimar los daños y cuantificarlos. "Con esta labor, buscamos proporcionar tranquilidad y seguridad a los afectados, comprobando que las viviendas puedan ser habitadas sin riesgo", insiste Esteve, quien cuenta con una amplia experiencia en la evaluación de daños causados por catástrofes. Participó en intervenciones como la DANA en la Vega Baja de 2019 o los incendios de Marchuquera (Gandia). 

Esa información se remite casi a tiempo real al sistema junto a fotografías sobre el estado de las viviendas, de forma que quede todo integrado en un único expediente que revisa el arquitecto municipal de cada localidad. En caso de que el inmueble esté en condiciones de inhabitabilidad, se informa a la Policía para que lo precinte, impidiendo así el acceso a su interior para evitar males mayores. 

Principales daños detectados

No siempre es sencillo llegar a las viviendas. El barro se ha apoderado de muchas aceras, lo que complica las labores de estos profesionales. Así, relata que han pasado muchas penurias y también algunos accidentes como resbalones, caídas o pinchado de ruedas por el estado de las calzadas. También, han tenido algunas dificultades a la hora de que los consistorios accedieran a su ayuda. "Explicar que van a venir técnicos de fuera para dar asistencia y que van a hacer el trabajo que ellos suelen ofrecer cuesta de entender. Pero una vez los convences, han ofrecido medios para facilitar nuestro trabajo", destaca.

Por el momento, dado que están atendiendo las urgencias en esta primera fase, reconoce que los principales daños que han detectado son afecciones en las estructuras de muchos edificios, que ya presentaban cierta precariedad en su estado de conservación. "Hay muchos muros abatidos por el empuje del agua, se han desprendido tabiques, pavimentos...", relata. No obstante, los deterioros más frecuentes son carpintería, pinturas, pavimentos o instalaciones eléctricas y de fontanería. 

"Los daños en los edificios presentan una enorme variedad, influenciados por factores como el caudal y la fuerza de la corriente, los elementos expuestos, el tipo de construcción, la antigüedad y la ubicación de cada inmueble. Estas variables determinan la diversidad de afecciones que encontramos: desde humedades y filtraciones, hasta la degradación de revestimientos, lesiones en cubiertas o daños en cerramientos. Cuando la fuerza del agua es significativa, la presión ejercida sobre los elementos constructivos puede ocasionar daños más graves, llegando incluso a comprometer la estructura", explica el arquitecto técnico.

Prácticamente esta primera fase en su zona está concluida y ahora Esteve y su grupo esperan luz verde para intervenir en el resto de edificaciones que no presentan tanta gravedad. Hay ganas y equipo, aunque también agotamiento. Han sido días intensos, pero, tras trabajar en varias tragedias, sabe de la dureza de esta Dana. Su virulencia ha destrozado vidas, negocios y el alma de una provincia. Pero tiene esperanza. "Estoy muy orgullo de la respuesta de los arquitectos técnicos en estas labores tan necesarias para ayudar a la gente", remarca. 

Eso sí, hace un llamamiento a la ciudadanía a que pida la ayuda de los profesionales acreditados para evitar el fraude de aquellas personas que aprovechan la tragedia para hacer negocio. "Si alguien ha sufrido daños en su edificio que contacte con su ayuntamiento para solicitar una inspección. Este servicio es gratuito y esencial para garantizar la seguridad y tramitar posibles ayudas públicas", concluye Federico Esteve.

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