CASTELLÓ. El futuro de Cristina Gabarda como diputada autonómica de Ciudadanos tiene visos de complicarse todavía más en las próximas semanas. El auto de apertura de ejecutoria firmado por la magistrada, Beatriz Sarrión, obliga a la parlamentaria a cumplir la sentencia que le condena por injurias graves con publicidad.
Según el requerimiento del Juzgado de lo Penal número 4 de Castelló, la penada tiene un plazo de un mes, a contar desde el 25 de febrero de 2020, para efectuar el pago tanto de la multa, que asciende a 2.880 euros (8 meses a 12 euros/día), como de la indemnización (1.500 euros, más intereses legales). En total, 4.380 euros, suma que el líder popular entregará a una ONG de Segorbe.
Además, en ese intervalo de tiempo, Gabarda tiene un mínimo de 48 horas para subir a su perfil de Facebook el fallo, "a fin de limpiar el honor de Barrachina en el mismo lugar en que fue colgado el fotomontaje injurioso, debiendo la representación procesal de la penada comunicar por escrito a este juzgado el día y hora" de la publicación.
El montante económico que debe asumir la castellonense por su sanción ronda los 10.000 euros (costas incluidas), cantidad que ha de pagar de su propio bolsillo, según fuentes de la dirección autonómica de Cs.
La parte dispositiva del auto advierte, en cualquier caso, que "la presente resolución no es firme, pudiendo interponer contra la misma recurso de reforma en el plazo de tres días o recuperación de apelación en el plazo de cinco días".
La parlamentaria no es el primer caso en la formación naranja de un cargo institucional u orgánico condenado o imputado. Un precedente relativamente cercano corresponde a Jordi Cañas, quien renunció al acta en el Parlamento de Cataluña en abril de 2014 por su imputación a consecuencia de un presunto delito de fraude fiscal. En febrero de 2018, regresó a la política tras ser absuelto de las acusaciones de la Abogacía del Estado. Actualmente, ejerce como eurodiputado.
Cs sigue sin pronunciarse sobre la situación judicial de la número dos a Les Corts en las pasadas elecciones del 28A. El hermetismo sobre este asunto dibuja un panorama incierto para Gabarda una vez concluya el proceso de renovación interna del partido.
Los cambios estructurales que se avecinan no se acabarán con la elección de una nueva dirección nacional. Los movimientos se sucederán posteriormente en ámbitos más domésticos, siempre en cascada. Primero, territorialmente y, después, en la provincia.