CASTELLÓ. El piloto español Joan Barreda aseguró este sábado que la primera etapa fue "una paliza física y mental" y que el segundo tramo de la misma le pareció "una locura", pero celebró el hecho de "estar ahí" en la parte delantera de la clasificación, que es "una recompensa gorda".
El castellonense quedó a dieciocho minutos del líder de la etapa al acabar décimo séptimo en la tabla, pero la clasificación no cuenta que paró a ayudar al portugués Joaquim Rodrigues, aunque no presionó al botón que hay que dar en la moto cuando se para a asistir a un compañero, por lo que habrá que esperar unas horas a la telemetría para que el Dakar devuelva algunos minutos al castellonense.
Así, explicó que cree que serán "diez o doce minutos" los que le devolverán. "Vamos a ver un poco un poco cuánto tiempo ha sido, pero dentro de todo, creo que habrá salido una etapa bastante buena. Estar ahí es un objetivo cumplidísimo", insistió Barreda.
Asimismo, también lamentó que en el prólogo la "lió muchísimo", porque se pasó el 'waypoint' y giró: "Y nada, lo enganché otra vez, pero giré derrapando, la moto se me fue, me metió un latigazo y me mandó volando y explotó el airbag y todo, pero levanté la moto y salí", resaltó el motorista.
Destacó que el Dakar lleva "a todos al límite", porque y que "psicológicamente tienes que ser mentalmente muy fuerte" para "intentar estar al máximo nivel", aunque "de repente te viene el bajón y empiezas a chupar agua hasta que no queda una gota y es muy duro".
"Cuando he llegado antes del kilómetro 300, ya estaba muerto y digo a ver si en el checkpoint número tres cortan la etapa y de verdad que tenía la esperanza de llegar para eso, pero nada", incidió Barreda sobre el nivel de exigencia de la etapa.
Por último, destacó del triunfo de su compañero de equipo el botsuano Ross Branch que "está que se sale" y "es un animal", ya que "aunque le des una moto eléctrica o lo que quieras, va para adelante con todo".