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tribuna libre / OPINIÓN

Bienestar Emocional en las Empresas

10/05/2023 - 

VALÈNCIA. “Mens Sana in Corpore Sano”. Fue el poeta romano Décimo Junio Juvenal quien acuñó esta popular frase a caballo entre el siglo I y el II. En una época en la que se le daba especial importancia a la formación intelectual, atlética y espiritual, la premisa “Mens sana in corpore sano” consiguió perdurar en las culturas hasta volver a ponerse en valor hacia finales del siglo XIX, a través de la gimnasia moderna que promovía Coubertin. Llegó a ser el lema oficial de los Juegos Olímpicos Modernos.

Su traducción literal es “Una mente sana en un cuerpo sano”, más vinculada en sus orígenes con un sentido espiritual y religioso, pero en la actualidad se le suele atribuir dos interpretaciones: el ejercicio como propulsor del bienestar mental o la necesidad de equilibrar la salud de cuerpo y mente para alcanzar mayor calidad de vida, concepto mucho más extendido socialmente. Y para conseguirlo debemos trabajar nuestro estado de forma física y nuestra salud mental.

Cierto es que existe una responsabilidad de cada individuo, cuando hablamos de mantener equilibrados la mente y el cuerpo, aunque no es menos cierto, que no todo el mundo se encuentra preparado ni dispone de las herramientas necesarias para conseguirlo.

En una sociedad cada vez más competitiva y cambiante, en la que los inputs que recibimos a diario son cada vez menos optimistas (guerra, inflación, escasez, etc.), y en la que cada vez encontramos más obstáculos para poder invertir tiempo de calidad en “nosotros mismos”, las personas nos convertimos en seres vulnerables movidos por los antojos de la economía, y abrumados por el miedo y la desesperanza, nos tornamos en personas “grises”, carentes de ilusión, y defensivos con los demás ante este entorno.

Disculpe el lector la negatividad del contexto descrito con anterioridad, pero nos ayudará a “aterrizar” algunos conceptos clave en el ámbito empresarial/ laboral.

Las empresas somos sociedad, y no estamos al margen de los acontecimientos vividos en ese plano, ni de los estados emocionales del conjunto de la población. Y como empresas, tenemos la responsabilidad de contribuir y devolver a la sociedad aquello que nos presta, sumando y favoreciendo, dentro de nuestras posibilidades, que las personas mantengamos un grado de equilibrio económico y emocional óptimos, que nos aporten bienestar y favorezcan la tranquilidad.

En el plano empresarial, no podemos perder de vista el cambio de paradigma evidente en la manera de enfocar “las cosas” a raíz de la situación de pandemia. Tampoco podemos olvidarnos de la evolución de los datos de absentismo a nivel nacional, sobre los que se pronuncian algunos estudios que resaltan la evolución en negativo durante el año 2022, alcanzando en el último trimestre de ese mismo año una media del 12%, lo que significa que 1,2 millones de personas en España no acudió a su puesto de trabajo a diario, y de estos, un 22% no lo justifica.

Con este “panorama”, parece más que evidente la necesidad de establecer estrategias a nivel de empresa que fomenten el bienestar, a través del equilibrio y la tranquilidad de las personas en su entorno laboral, inundando de ilusión y certidumbre el día a día de las personas.

El concepto de bienestar, desde un plano técnico, se define como “el estado de la persona cuyas condiciones físicas y mentales le proporcionan un sentimiento de satisfacción y tranquilidad”.

Y, ¿cómo podemos contribuir al bienestar de las personas en las empresas?

Como punto de partida necesario, es fundamental centrar nuestras estrategias de gestión en ellas, las personas. Desde una consciencia clara y el convencimiento de la repercusión y los beneficios que aporta al conjunto de la organización. Cuando las personas se convierten en el centro, en el eje del negocio, tendremos en cuenta su sensibilidad y emocionalidad, y por tanto, emprenderemos acciones que satisfagan esa necesidad de afecto, inherente al ser humano. La puesta en valor solo por el hecho de ser personas, a través de diferentes acciones, que integradas en el estilo de dirección de la compañía, construirán una identidad y una cultura facilitadora de un ambiente propicio para la convivencia y la ilusión.

  A partir de aquí, por un lado, se pueden llevar a cabo programas de bienestar mente y cuerpo, que incluyan la participación activa de las personas, y que fomenten la salud mental, como talleres de inteligencia emocional, servicios de psicología ad hoc, etc., y la ayuda al acceso a programas del cuidado de la salud física a través de la práctica de diferentes disciplinas deportivas y el asesoramiento de profesionales de la materia.

Y evidentemente, es fundamental también, la implementación a nivel de compañía de líneas de acción y beneficios extra (horario flexible, teletrabajo, retribución flexible, etc.), buscando el objetivo inicial de fomentar el bienestar de las personas.

En definitiva, trabajar el bienestar tiene enormes beneficios para las personas, para las empresas y para la sociedad, y nace como consecuencia de diferentes líneas de acción y estrategias combinadas, partiendo de la convicción y la necesidad de poner el foco en las personas como motor organizativo. Sólo desde esta convicción firme, conseguiremos influir en las personas, en nuestros equipos, de una manera positiva y sincera.

 Pruden Martín, CEO – Dirección General de Negocio de Grupo Emotiva Liderea

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