VALÈNCIA. Luis Gasca (San Sebastián, 1933) ya estaba ahí cuando todos nos fuimos enganchando al cine. Ahí, en primera o en segunda file, buscando disfrutar de la pantalla grande con las menores molestias y satisfaciendo sus filías. Él sigue ahí, con 86 años ahora, y es el cine el que parece estar cambiando. Desde la década de los 60, Gasca ha estado pensando dos de las artes actuales más populares: el cómic y el cine. Son más de 50 años de labor incansable, escribiendo libros y mirando las obras con la profundidad con la que intenta inundar cada encuentro al que le llaman ("lo peor de las conferencias es que se acaban, es el momento en el que aparece el bedel que quiere cerrar la sala para irse a su casa a cenar y a dormir", dice). Lo hizo el pasado lunes en el Paraninfo de la Universitat de València, en una conferencia titulada Cine, tebeos y cultura de masas (organizada por las aulas de cine y cómic de la UV). También lo hace en una conversación con Culturplaza de cerca de una hora. Por encima de todo aquello que ha teorizado, se encuentra la pasión con la que ha tratado a la cultura en todos estos años de carrera.
Sobre superhéroes y sagas interminables
Hablar de la convergencia entre cómics y cine significa hablar, hoy en día, de las sagas cinematográficas de Marvel y DC, que han creado universos ficticios para crear una serielidad extensísima en la que convergen todos sus personajes. Dice Gasca que "estamos viviendo este cruce en cine, cómic y cultura de masas más que nunca: era impensable, incluso rídiculo, augurar que Marvel acabaría siendo comprado por Disney. Estamos volviendo a los héroes de principios del siglo XX".
Pero que estos tres caminos se crucen no tiene por qué ser un signo positivo: "Yo estoy cansado de las sagas y las películas interminables, que son repetitivas y se basan en grandes batallas. Necesito, como espectador que lo superhéroes tengan tiempo de sentarse a hablar y a discutir", opina. A raíz del comentado artículo de Martin Scorcese en The New York Times en el que defendía razones por las que creía que las películas de Marvel no eran cine, sino un espectáculo de ocio, surge la pregunta: ¿Cuánto hay de cinematográfico y cuánto de marketing en estas sagas?. "No es un problema de marketing, es lo que las productoras ahogan a la persona que crea. ¿Cómo va a sentir libertad un guionista o un director las sagas se contratan de tres películas en tres películas. No hay margen en la trama. Estoy leyendo sobre las prácticas -o tropelías- de los hermanos Weinstein, sobre cómo decidían lo que entraba en el metraje final y lo que no, cómo cortaban, pegaban y eliminaban... Lo único que necesita un cineasta es sentirse libre", responde.