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al otro lado de la colina

Medio verdades, medio mentiras y medio ambiente

  • Una gaviota sobrevuela la Albufera de València. Foto: KIKE TABERNER
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Pocos dudaran, aunque siempre hay tontos útiles fácilmente manipulables, que entre los grandes desafíos que atenazan a nuestra sociedad, por supuesto ademas del problema demográfico, está la sostenibilidad de nuestro ecosistema, -la Tierra-, ya ya además de la sostenibilidad de las cuentas públicas por supuesto, que es un tema urgente, pero menos importante que el paulatino y constante deterioro de nuestro entorno físico.

Y prueba de esto, es que incluso hasta en la terreta, el primer eje del acuerdo del Botánico 2 es la “transición ecológica y la lucha contra la emergencia climática”, encomiable propósito, más propio casi de las Naciones Unidas (que no terminan de conseguirlo  a pesar de su Acuerdo de Paris), o de la Unión Europea, de donde parece sacar ese dato de “reducir un 40% las emisiones contaminantes en 2030”, pues en el acuerdo del Consejo Europeo del 24 de octubre de 2014, sobre políticas en materia de clima y energía, se fijó como objetivo “una reducción de, al menos, un 40 % de las emisiones de gases de efecto invernadero“, ya ven como comparten grandes paralelismos, y que finalmente, por cierto, encomienda a los Estados, verdaderos responsables (mal que les pese a muchos, la UE es la Europa de los Estados),  la realización de un “plan nacional integrado de energía y clima” antes del 31 de diciembre de 2019, según el Reglamento UE 2018/1999 aprobado por el Consejo el 4 de diciembre de 2018.

En este primer eje, y muy propio de un gobierno de izquierdas, se impulsa la creación de nuevos organismos, para engrosar más si cabe el sector público, siguiendo la estela de aquellos gobiernos del PP de Francisco Camps, con aquel gigantesco entramado de entidades publicas -Administración Institucional-, a la vez que existían 15 consellerias incluyendo Presidencia; en fin, más de lo mismo. Y entre todas estas nuevas creaciones según el acuerdo estará la Agencia del Cambio Climático, el Fondo de Adaptación al Cambio Climatico, desarrollo de la Agencia Valenciana de la Energía, el Centro de Control de la Contaminación Atmosférica, el Centro Valenciano del Ciclo Urbano del Agua..., unido a diferentes estrategias, planes y políticas, lo cual nos lleva a pensar que se producirá un inevitable incremento del gasto público, a pesar de que la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) haya puesto en el pasado abril a la Comunitat Valenciana en especial vigilancia por su elevado y excesivo gasto público, entre el que incluía “la reapertura de la televisión pública”

Importancia que se le dio en la cumbre del G20 pues también se trató el cambio climático, siendo un terreno común pese a las diferencias existentes según Shinzo Abe, primer ministro japonés; pero entre las diferentes escenificaciones producidas en ese encuentro hubo una con, posiblemente, graves repercusiones para el clima tanto en lo global como en lo local, y en concreto ha sido el acuerdo Mercosur - UE, pues en un potencial futuro distópico, mucho más cercano de lo que parece, acarrearía, dicho con trazo muy grueso, desforestación y desertización, y parece que a nuestra comunidad ecologista, por lo menos en España ni en Valencia, no ha provocado, no ya critica, sino alguna reflexión, a diferencia de lo ocurrido con nuestros vecinos galos, con su Confederación Campesina, e incluso el gremio FNSEA de la industria agropecuaria francesa, que han alertado de los desafíos que entraña el acuerdo Mercosur-UE.

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