CASTELLÓ. El campo valenciano volverá a alzar la voz este jueves, aunque lo hará de forma dividida y a 1.700 kilómetros de distancia. Las dos principales organizaciones agrarias de la Comunitat Valenciana, AVA-ASAJA y La Unió Llauradora i Ramadera, se movilizarán de manera simultánea pero en escenarios distintos: Bruselas y València. Dos protestas con un objetivo común —defender la viabilidad de la agricultura— y con un destinatario compartido: las políticas agrarias que, a juicio del sector, ponen en riesgo su futuro.
Por un lado, una representación de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) participará en la gran manifestación del sector agrario europeo convocada en Bruselas, coincidiendo con la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea. La protesta reunirá a más de 10.000 agricultores de los 27 Estados miembros, integrados en unas 40 organizaciones del Copa-Cogeca, y concluirá en la plaza de Luxemburgo, frente a las instituciones comunitarias.
El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, subraya el carácter decisivo de la movilización: “Mañana es un día decisivo para el futuro de la agricultura europea. Las entidades más representativas del sector agrario alzarán su voz en Bruselas, que es donde hay que estar para reclamar un cambio contundente de las políticas europeas”. Aguado considera que la protesta europea “eclipsará cualquier movilización que se convoque en los países por su cuenta” y advierte de que “los políticos escucharán en Bruselas el clamor de todo el campo europeo y tendrán que reaccionar de una puñetera vez”.
Las reivindicaciones de la protesta en la capital comunitaria se centran en el rechazo a las propuestas de la Comisión Europea para la Política Agrícola Común (PAC) posterior a 2027, que —según denuncian— pierde su singularidad al integrarse en un fondo común, además de sufrir un recorte presupuestario superior al 20%. También se cuestiona la política comercial de la UE por fomentar la competencia desleal de terceros países, con especial énfasis en el acuerdo con Mercosur, y se reclama una simplificación normativa que aporte seguridad jurídica y no reste competitividad al sector.
Mientras tanto, en València, La Unió Llauradora i Ramadera sacará mañana a la calle más de 30 tractores para encabezar una manifestación que recorrerá el centro de la ciudad. La protesta partirá a las 11.00 horas desde el Palau de la Generalitat y finalizará ante la Delegación del Gobierno, donde se celebrarán los parlamentos finales. A la movilización acudirán agricultores y ganaderos procedentes de toda la Comunitat Valenciana.
La Unió dirige sus críticas de forma conjunta a las tres administraciones —Comisión Europea, Gobierno de España y Generalitat Valenciana— a las que acusa de “ahogar al campo valenciano con sus malas políticas agrarias”. Entre sus principales reivindicaciones figuran una PAC 2028-2034 “justa y adecuada a la realidad productiva”, la retirada de cargas administrativas y obligaciones digitales como el Registro Digital de Tratamientos Fitosanitarios, y medidas para frenar el impacto de las importaciones de terceros países sobre los precios, la renta agraria y la sanidad vegetal.
La organización también denuncia los recientes recortes presupuestarios de la Generalitat en materia agraria, cifrados en más de 54 millones de euros en el último mes, así como la falta de desarrollo por parte del Gobierno central de ayudas ya aprobadas para paliar los efectos de la sequía en sectores como la uva de vinificación en secano y el olivar.
El secretario general de La Unió, Carles Peris, alerta de las consecuencias de esta situación: “Todas estas problemáticas provocan una importante caída de rentas, el desplazamiento del producto local frente al importado, una mayor dependencia exterior, la pérdida de empleo en la actividad agraria y un riesgo creciente de abandono como demuestran las cifras oficiales”. A su juicio, el campo valenciano atraviesa “una situación de vulnerabilidad estructural” que justifica la convocatoria de una movilización general del sector.
Dos protestas, dos escenarios y estrategias diferentes, pero un mismo mensaje: el campo valenciano reclama cambios urgentes para garantizar su supervivencia en un contexto marcado por la presión de los mercados internacionales, el endurecimiento normativo y la incertidumbre sobre el futuro de la PAC.