CASTELLÓ. Con más de 40 años de historia, el Betlem de la Pigà vuelve esta Navidad a Castelló consolidado como uno de los eventos culturales más reconocibles de la ciudad. La representación, creada por el poeta Miquel Peris y la compositora Matilde Salvador, tendrá lugar el próximo 20 de diciembre a las 20.00 en el Teatro Principal de Castelló, un lugar al que cientos de espectadores acuden cada año para revivir una tradición que ya forma parte de su agenda navideña.
Laia Porcar, directora del montaje, explica que el Betlem "se mantiene vivo gracias a un equilibrio entre tradición, música, lengua valenciana y participación ciudadana". Una combinación que, edición tras edición, lo ha convertido en uno de los actos más reconocibles de la ciudad.
Homenaje a la cultura castellonense
El éxito de la obra tiene mucho que ver con el nivel artístico de sus creadores. “Tiene un gran valor literario y musical”, explica la directora, recordando que tanto Miquel Peris como Matilde Salvador “son dos referentes culturales de Castelló. La obra junta danzas, canciones, cabezudos, personajes de la mitología castellonenca y oficios antiguos, todo ello unido por el texto de Peris y la música de Salvador.

El montaje no pretende ser una recreación histórica del nacimiento del Jesús, sino una fantasía que utiliza ese punto de partida para mostrar costumbres, personajes y fragmentos de la cultura local. “Al Betlem te puedes acercar tanto si eres católico como si no", ya que la obra funciona como un homenaje a la cultura castellonense más allá del componente religioso.
Uno de los momentos más representativos de todo el montaje es el de las ofrendas, donde se resume a la perfección ese vínculo con la ciudad. Laia destaca el momento en el que el pastoret, como ofrenda, dice: “Jo, per ser masoveret, un ramell de timonet collit a la Magdalena”.
Cuatro décadas sin perder la esencia
Una de las claves del Betlem es que no ha necesitado grandes cambios para seguir vivo. A diferencia de otras representaciones navideñas, el Betlem de la Pigà ha cambiado muy poco con el paso del tiempo, y por decisión propia. “El Betlem funciona casi como un ritual”, afirma Laia.
Las novedades se limitan a pequeños retoques que mantienen fresco el montaje sin alterar su identidad: “Podemos añadir una mirada nueva, revisar escenas para que funcionen mejor o introducir algún detalle técnico que facilite la representación, pero siempre partimos del respeto a la obra original”.
Aunque algunos aspectos técnicos si han mejorado con los años —sonido, vestuario, iluminación o la web oficial que recopila su historia— Porcar insiste en que “la esencia, el esqueleto del Betlem, sigue siendo el mismo". También explica que "la gracia es que no necesita reinventarse, su fuerza está en que cada edición hace visible un legado cultural que el público quiere reconocer tal cual”.
Un montaje con más de 150 personas
Pese a durar apenas unos minutos por pase, su preparación requiere meses de trabajo. Participan grupos de danza como Grup Castelló y Forcat, músicos de la Colla de Dolçainers i Tabaleters, la Rondalla Vora Sèquia y la Coral Associació Música Viva, además de niños, figurantes y equipo técnico.
“La gente piensa que es un espectáculo pequeño, pero detrás hay un engranaje enorme. Solo con los niños hacemos un mes entero de ensayos, y con los adultos organizamos dos generales intensivos para coordinarlo todo”, explica la directora.
Durante la representación, la dirección necesita un equipo específico de regiduría. “Somos entre cuatro y seis personas pendientes de cada salida. Hay que localizar a quienes entran en escena, acompañar a los más pequeños, resolver imprevistos… Todo ocurre muy rápido y a veces de forma caótica. Esa adrenalina también forma parte del Betlem”.
Financiación: apoyo público, entidades culturales y taquilla
El Betlem de la Pigà se sostiene gracias a un modelo mixto de financiación. Tal como detalla Porcar, “contamos con el apoyo de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Castelló, con la colaboración de la Fundació Dávalos-Fletcher y con lo que se recauda en taquilla”.

Uno de los aspectos distintivos del proyecto es que la mayoría de participantes lo hacen de manera voluntaria. Esto permite que los recursos se destinen casi íntegramente a cubrir el alquiler del teatro, los profesionales técnicos, la coral y la renovación del material escénico. “Es una obra hecha por y para la gente de Castelló, y eso también explica por qué se mantiene con tanta fuerza”.
Mirando al futuro: la continuidad depende de las nuevas generaciones
Aunque hoy el Betlem está dirigido por hijos e hijas de aquel primer grupo que lo puso en marcha, su futuro a medio y largo plazo dependerá de las nuevas generaciones que ya han empezado a participar. “Els xiquets i xiquetes que hoy suben al escenario serán quienes decidirán si el Betlem sigue vivo dentro de otros cuarenta años”, afirma Porcar.
La directora es optimista: “Mientras siga habiendo público que lo sienta como algo propio y jóvenes dispuestos a aprenderlo y mantenerlo, el Betlem de la Pigà seguirá siendo ese punto de encuentro que nos recuerda quiénes somos cada Navidad”.