Entrevista

CULTURA

Bob Pop: "Cuanto menos cosas puedo hacer por mi cuerpo más activo estoy y más en forma está mi cabeza"

El escritor visita Benicàssim el día 18 para hablar de novelas con sus lectores

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BENICÀSSIM. Bob Pop llega a Benicàssim el lunes 18 con un puñado de libros y una voz que nunca ha tenido miedo de incomodar. Participa en el ciclo Leeinfluencers como lector apasionado que comparte sus lecturas desde la emoción, la herida y el pensamiento. Y aunque las cinco obras que marca la organización del evento que ha de poner sobre la mesa las tiene claras, también sabe que la charla con los espectadores permitirá ampliar el abanico literario al tiempo que reivindicar el contacto presencial con la gente frente al "ruido" de las redes sociales. 

Este madrileño afincado en Barcelona es crítico, columnista, escritor, pensador, bloguero, actor, guionista y colaborador de radio y de algunos de los espacios más visto en televisión. En marzo de 2019 reveló que padecía esclerosis múltiple, una enfermedad de la que versa en el poemario que acaba de volver a publicar en una edición ampliada, 'De cuerpo presente'. De este trabajo, de literatura "y de lo que el público desee" hablará en este encuentro que le trae a Castellón. Siempre lúcido, siempre honesto, siempre Bob. 

-Vienes a Benicàssim a participar en un ciclo literario para compartir con el público cinco de tus últimas lecturas. ¿Qué libros traerás bajo el brazo al Leeinfluencers?

-Voy a llevarme a Benicàssim parte de mis libros favoritos. He escogido 'Los Buddenbrook', de Thomas Mann; el último de Belén Gopegui, 'Te siguen', que es espectacular; 'Poco hombre', de Pedro Lemebel, que es un recopilatorio de columnas, poesías y demás escritos de este autor que es fundamental en mi vida y que ahora ha publicado la Universidad de Chile; ‘El cordero carnívoro’, de Agustín Gómez Arcos; y ‘Visceral’, una auténtica delicia de María Fernanda Ampuero, que es una autora que me fascina. Como ves he elegido la literatura en castellano porque pienso que es muy oportuno el lenguaje y la búsqueda del lenguaje, que para mí es como una obsesión, y son todo libros muy light, muy de lectura de verano (risas). 

-Veo que siempre que tienes ocasión recomiendas los libros de Belén Gopegui.

-La recomiendo muchísimo. Para mí es una de las escritoras más importantes, sin duda alguna. Por su escritura poética y sencilla y por su capacidad para hablar de las cosas que importan. Yo la amo profundamente y me parece que sus libros son muy importantes. Para los que no la han leído aún, les recomiendo empezar por uno de sus trabajos clave, ‘El padre de Blancanieves’.

-¿Cómo has preparado el encuentro y qué te ha hecho decantarte por estos libros y no otros?

-Pues imagínate mi criterio, que no es que sean los libros que quiera recomendar sino los que se me ocurrieron justamente en el momento en el que tuve que decidir el listado de los que iba a hablar en este ciclo. Seguramente, si me pidieran ahora que preparara esa lista diría cinco libros distintos. No son obras que tenga ahí clavadas, son las cinco que me vinieron a la cabeza y que pensé que me daban juego para abordar luego cosas diferentes y con personas diferentes, porque no sé qué público voy a tener. De todos modos, a mí eso de ir a Benicàssim a participar de este ciclo me hace muchísimo ilusión, porque yo estoy reivindicando cada vez más la importancia de lo presencial, de vernos unos con otros, de que nos toquemos y de que nos hablemos a la cara, porque creo que nos están condenando a un juego de mentiras y de máscaras a través de las redes sociales que convierte la convivencia en algo muy difícil y la mejor manera para luchar contra el odio y contra el fascismo es que nos veamos la cara y que sepamos que el otro no es el enemigo. Me parece súper importante ir a un sitio a encontrarte con gente y, además, con libros bajo el brazo.

-Hablas de la importancia de los encuentros presenciales y de conversar con los lectores. ¿Es justamente lo que haces en el teatro con los espectadores?

-Si, me parece algo básico y, sobre todo, evita malentendidos. Uno tiene que explicarse lo mejor posible, y cada vez más. Buscar un formato que no te constriña en el que puede haber pregunta y repregunta, y que uno se pueda dar cuenta de que igual no está de acuerdo con sí mismo y corregir sobre la marcha es perfecto. Eso es lo que da la conversación, y en estos tiempos de redes nos llevan a ser superdogmáticos y a decir lo que creemos que pensamos en ese momento y no permitir que nadie entre y ponga algo en evidencia. Y a mí me gusta mucho que me pongan en evidencia y que me puedan preguntar por qué he elegido esos libros, por ejemplo. ¿Podrían ser otros cinco? Por supuesto, podría llevar a Benicàssim Dorothy Parker y Truman Capote, que también me fascinan. 

-Llevas años compartiendo tus lecturas en redes sociales. Aparte de ser una guía para quienes te ven, ¿crees que puede ayudar a que seguidores tuyos que no leen tengan curiosidad por un libro?

-Si te soy sincero, lo de publicar mis lecturas en Instagram o Facebook lo hago por llevar en el teléfono lo que he leído por si alguien me pregunta por algún libro que he leído últimamente, por si en una conversación no me acuerdo del título. Cada vez tengo la cabeza más perdida, así que necesito tener una lista a mano. Si te fijas, en redes no opino de la novela, simplemente lo dejo ahí, pero si a alguien eso le atrae, mejor. Yo, de todas maneras, si quiero recomendar algún libro lo hago a través de otros medios, porque además las redes tienen mucho ruido y mucha saturación, pero insisto, si alguien ve algún título o una portada y le atrae, me parece maravilloso. Hay que hincarle el diente a los libros. La avalancha de títulos es tan bestial que si mis libros sirven para quitarte trabajo pues mejor que mejor. Mi aportación podría entenderse como una pequeña pista, aunque puede que igual luego el escogido les espante. Leo más de lo que publico que leo, pero lo que no hago es recomendar algo que no me haya gustado.

-¿Obvias algunas cosas algunas veces?

-Obvio bastantes cosas algunas veces. Empiezo a leer y digo… no.

-¿Qué te ha llevado a publicar ‘De cuerpo presente’, la versión ampliada del duro poemario que escribiste hace casi 30 años?

-Hay varias razones. Lo escribí hace 27 años firmado con mi nombre, Roberto Enríquez, y La Uña Rota, una editorial modesta que publicaba libros pequeñitos y preciosos lo sacó con una tirada muy pequeña. Se agotó enseguida y yo ni siquiera guardé un ejemplar. Desde aquella época conservo amistad con Carlos Rod, el responsable de la editorial, y una de las veces que estuvimos juntos me propuso reeditar el libro ahora que soy famosa. Le contesté que sí, entre otras cosas para tener yo un ejemplar en casa. No quería ni que me pagara ni nada, mi único interés era poder tener el poemario, sin obviar que ahora tengo otro altavoz. 

-¿Escribiste aquellos versos justo cuando te diagnosticaron la enfermedad?

-Escribí ese libro en el momento posterior al diagnóstico donde yo me explicaba a mí y dejaba dicho a la gente cómo estaba yo en ese momento. Pero han pasado 27 años y han cambiado muchas cosas y tengo mucho que decir. Quería responder a esos poemas de entonces, con fotografías nuevas, y hacer un juego de espejos y transitar sobre mi propio pasado y reinterpretarlo. Me he dado cuenta de que yo reinstalo mi sistema operativo de vez en cuando y está bien poder plasmarlo por escrito. Y de todos esos pensamientos y de mis ganas por volver a escribir poesía surgió esta edición ampliada de ‘De cuerpo presente’.

-Tengo entendido que el poemario no se quedará solo en esta nueva edición.

-No. Ahora estamos convirtiendo este libro en algo vivo. Estamos montando un espectáculo con un coreógrafo y bailarín, Miquel Barcelona, y con el músico Salvador Blanch, donde en el escenario yo leo el poemario rodeado de gente y hacemos un espectáculo de danza con mi cuerpo en el suelo y con el bailarín intentando ayudarme a moverme. Este es un libro que habla sobre el cuerpo, y pensábamos que requería justo esto que te cuento. Así que este poemario ampliado se ha convertido en una actualización de mi yo, en una reflexión y en la mirada de un futuro que hace 27 años parecía muy oscuro y que hoy, cuando ha pasado todo lo que temía que iba a pasar, me he demostrado que no era para tanto. La poesía también está para eso. El primer poemario es tremendamente personal e íntimo, y este segundo es más comunitario y abraza.

-Escribes reseñas, publicas libros, trabajas en la tele, te escuchamos en la radio… ¿Cómo llegas a todo, Bob?

-Es posible porque tengo la suerte de estar muy bien rodeado y muy bien asistido, y porque cuanto menos cosas puedo hacer por mi cuerpo más activo estoy y más en forma y más cosas pasan por mi cabeza. Y eso necesito que eso esté vivo y lo plasmo en proyectos que me divierten y me dan de comer, que también es muy importante.

-¿Y con disciplina férrea, supongo?

-Sí, tengo una disciplina férrea. Y no tengo hijos, no tengo que ir a comprar, no tengo que preparar la comida y no he de salir de casa para trabajar porque dispongo de un espacio y un entorno muy preparado para el trabajo. Además, para mí no es costoso hacer lo que hago porque leer me lleva a escribir y a pensar, y los encuentros con amigos y con amigas me llevan a planear proyectos. Todo sale de una forma natural, y estoy muy acostumbrado a trabajar duro por proyectos ajenos en los que me he dejado la vida, con lo cual ahora estoy muy contento de hacerlo con proyectos propios, y no me cuesta.

-¿Podemos despedirnos con un libro que te haya sorprendido en los últimos meses, ya sea para bien o para mal?

-Pues mira, sí. Anota para acabar la entrevista un libro de Kaveh Akbar que se titula ‘Mártir’ y que me tiene fascinado. Lo ha publicado Blackie Books. Es una delicia absoluta y de hecho yo voy pasando la voz para que todos lo lean este verano. 

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