BORRIOL. Alexandra Pérez Cabanillas es una cantante, performer y activista de 23 años nacida en Borriol. Bajo el nombre artístico de Culto a Hera, hace sus videoclips y compone sus propias letras e instrumentales: “mis baterías son de rock, mis instrumentales son sintetizadores agresivos y mis letras también”. Fue en 2022 que publicó sus primeros trabajos, aún como Anla Hera.

Alexandra es también estudiante de Traducción e Interpretación en la UJI, su trabajo final de grado consiste en la traducción de su próximo álbum. ‘Bisexual’ es el primer adelanto del mismo. “Estoy acabando el EP y traduciéndolo, desde el original al inglés. Así puedo llevarme la carrera a mi terreno y trabajar en música este año”. Este y títulos anteriores como “Ni hombre ni mujer empresaria”, “Ni puta ni santa”, “Cagatió” o “Pobre con pasta” nos dan una pista del lore de su historia, así como revelan un trabajo inherentemente crítico y explícito.

Culto a Hera no se identifica tanto con los temas antiguos como con los que prepara actualmente. Además, en este tiempo como autodidacta, ha asimilado nuevas herramientas de producción musical llegando a un sonido y estilo más contundentes y definidos. Culto a Hera se describe artísticamente como transgresora, “en todo el sentido de la palabra, y especificando la parte trans”. Cuenta que últimamente también la han definido como punk, “no como el género musical, sino por la actitud que tengo”. “Me gusta decir las cosas sin rodeos, ser explícita, cagarme en todos los tabús posibles, cuantos más mejor”. “El género musical que hago… lo llamaría el género MUJER, porque hago un poco de todo… Lo que más conecta es que recojo baterías de rock y electrónica muy agresiva y muy relacionada con el colectivo LGTB. Mezclo esos dos mundos y hago cada canción según sienta que le puede aportar a la letra que escribo”.

La próxima actuación de Culto a Hera será el sábado 22 de marzo a las 22:30, entre los conciertos que ha organizado La Cosa Nostra para las fiestas de la Magdalena.

Su historia personal

El motor creativo que llevó a Alexandra a expresarse fue su historia personal: “Tuve una adolescencia un poquito regular, nunca encontraba la forma de ponerme a escribir un diario todos los días, aunque por sentimiento sí, y escribí poemas que se convirtieron en canciones”.

Anla Hera cambió a Culto a Hera tras una crisis personal: “Vi que me esforzaba mucho y la música no llegaba a ningún lado, no conseguía ningún feedback positivo. Estaba muy encerrada en mi habitación, me costaba salir y dije.. «dejo la música». Luego lo pasé muy mal, estuve en el hospital. Ahí decidí que no podía vivir sin música, sin escribir canciones, sin cagarme en los hombres y sin cagarme en todo”.

Alexandra aclara cómo antes de que se le rindiera culto a Zeus, se le rendía culto a Hera, “era la diosa de la maternidad y en la Edad Antigua en general se rendía culto a las diosas mujeres, en todas las culturas en general, se les erigían templos, un montón de cosas… Luego pasó un poco más al machismo y se puso a Zeus. A Hera se le dejó como «esposa de», básicamente un accesorio de Zeus”. “En una época me sentí mucho como un accesorio de los hombres. Y me reapropié: Hera también tiene una faceta muy vengativa, Zeus no para de meterme en problemas, de ponerme los cuernos…”

Pregunto a Alexandra acerca de los retos como artista trans que puede presentar el escenario: “No he tenido nunca una recepción muy negativa, principalmente porque me muevo en ambientes de izquierdas y, en general, en los sitios que he actuado me he sentido muy acogida. Es verdad que al ser solista no tengo un grupo en que apoyarme y, en un concierto más grande, estoy esperando sola. Es complicado según en qué sitios que tal vez no son tan abiertos.

De entre las referencias que le han inspirado, Alexandra destaca a Las Bistecs “He bebido mucho de Las Bistecs y de su Electro-disgusting, también Chenta Tsai (Putochinomaricón) que bebe a su vez de Charli XCX. También Sophie, que murió en 2021, icónica, ha dejado un buen legado de música electrónica. M.Y.A. que es como rapera, también electrónica, subversiva, transgresora... Y Samantha Hudson, no se puede negar”.

En cuanto a sus letras, Alexandra expone: “Me parece muy importante visibilizar las realidades trans, nuestras bromas internas, nuestra sexualidad… Tengo canciones -que no he sacado aún- que van sobre cierto tipo de personas, sobre todo hombres -aunque no tiene por qué- que nos ven como un fetiche sexual, que nos tratan no como personas, sino como muñecas sexuales”.

A través de su presencia artística, lo que Culto a Hera busca que se entienda sobre la experiencia de una persona trans es que “No lo tenemos fácil. En general. Y que hacemos todo lo posible por intentar sobrevivir y no dejar que nos pisen la cabeza”. Alexandra pone la atención sobre uno de sus temas: “‘Cagatió’… tiene mucha historia y no me importa compartirla. Yo fui agredida sexualmente por mi tío durante 3 años, toda mi adolescencia está marcada por eso, denuncié y, desde los 13 o 14 que empecé, no fue el juicio hasta los 18”.

Aquellos años, con toda esa presión encima, no le permitieron sanar. “Con ese ánimo inestable estuvieron a punto de internarme en el hospital antes del juicio, tuve muy mala salud mental, pasé por muchísima medicina, intentos de suicidio, autolesión, anorexia, muchos probelmas… y que son temas que voy tocando por canciones”.

“En 2020, con la pandemia, estaba todo paralizado y no me decían nada del juicio. Empiezo a acumular sentimientos y el sistema médico me deja muy atrás, prácticamente se olvidan y estoy sola conmigo misma y mi autodestrucción”. “He tenido que hacer un gran trabajo por mi cuenta para poder recuperarme, porque me he sentido muy abandonada por la psiquiatría y la psicología y lo he hecho por mi cuenta”

‘Cagatió’, su salvación

Cuando Alexandra se planteaba dejar la música, su psicóloga le animó a lanzar el tema ‘Cagatió’; “Saqué todo lo que me hubiera gustado decirle, toda esa rabia contenida que no podía sacar, fue el culmen poder verbalizarlo, tener un video y todo en que me puedo cagar en mi tío abiertamente y abrir ciertas conversaciones que son muy complicadas de abrir. Me acabé de sanar”.

“Suele pasar que para los juicios tienes que ser la víctima perfecta”, Alexandra incide en que las personas agredidas no suelen expresarlo a través de rabia, “en vez de hacer daño a los demás me quedo yo todo”. “Parte de sanar era soltarlo y explorar mis sentimientos de enfado. Cuando te enfadas como mujer parece que todo lo que dices está invalidado, es una emoción muy masculinizada y que no pueden tener las mujeres… Pues no me da la gana en ese aspecto”.

Reflexionando acerca de qué puede servir a otras personas que hayan pasado por experiencias similares, Alexandra manifiesta que cada caso es un mundo; “Lamentablemente, en el mundo en que vivimos, es muy complicado denunciar. Te tienen que creer los jueces, y está muy bien que no quieran meter en la cárcel a una persona sin pruebas de algo muy fuerte, pero nos deja a las víctimas de agresiones sexuales en un estado en que necesitamos la mayor cantidad de pruebas posibles”.

“Se pone en nosotras -normalmente- la carga de demostrar, buscar pruebas. Si ha sido al momento, te han violado, ve al médico a que te hagan un parte, para ver si tienes heridas… Tienes que demostrar que dijiste que no…”

El consejo que ofrece Alexandra: “No creas que solamente hay un camino para afrontarlo, no siempre lo mejor es denunciar. Puede que te venga muy mal, que dependas de esa persona, que pongas a la familia en tu contra, que sea tu ex y lo tengas en tu entorno… A pesar de tener la razón, hay muchos factores que juegan en contra. Y, a lo mejor, lo primero no es denunciar, es tener una vida en que no dependes de nadie, tienes estabilidad financiera, emocional, una buena red de apoyo…”

Por otra parte, Alexandra aclara que para las personas trans “la visibilidad está muy bien, pero no a toda costa, sobre todo en un momento en que hay un repunte de la extrema derecha y que buscan cabezas visibles para atacar”. “Es tan importante ser visibles como hacerlo bien, saber protegerse, poner límites y tener una vida tranquila, todo lo que nos deje el mundo en que vivimos, siendo trans”.