VALÈNCIA. En 1881 el escritor Carlo Collodi -seudónimo tras el que se encontraba Carlo Lorenzini- inventó la única manera de comprobar una mentira a simple vista. Lejos del análisis no verbal y huyendo de la psicología, Collodi creó un personaje al que a cada mentira le crecía un poquito la nariz: Pinocho. Tras su apariencia estaba su primera mentira, decía ser un niño humano -”un niño de verdad”- tras su faceta de marioneta, pero nadie le creía. En pleno siglo XXI hay quien desearía que el simple mecanismo que hacía crecer la nariz de madera de Pinocho pudiera aplicarse en el mundo real, desvelando así mentiras entre amigos e infidelidades entre parejas.
Con la nariz intacta y jugando al engaño, el humorista Joaquín Reyes llega a La Rambleta del 26 al 28 de diciembre con La verdad, una comedia de Florian Zeller dirigida por Juan Carlos Fisher que cuenta la vida de Miguel, un mentiroso compulsivo al que todos los demás mienten. Reyes da vida al protagonista: Miguel, que miente a su amante, que es a su vez la esposa de su mejor amigo Pablo. Y también miente a su esposa Laura, que sospecha de él. Miguel engaña al mismo tiempo a sus “dos mujeres” fingiendo tener la verdad absoluta, algo que le hace caer en una espiral de locura que se desenreda en el teatro.

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- Foto: MARCOS G PUNTO
En La verdad, Reyes juega con su faceta de humorista a reflexionar sobre las mentiras entre parejas para hablar sobre la verdad, y la ausencia de esta, en la vida cotidiana. “Miguel es un mentiroso compulsivo que ve que su mentira tiene mucha lógica, él cree firmemente que la mentira le sirve para el día a día. Este personaje es un regalo porque el público se va enterando de todo conmigo, y es increíble ver su sorpresa”, explica el actor y cómico.
Jugando a las mentiras que se cuentan sobre el escenario, Reyes reflexiona también sobre cómo la infidelidad es una mentira muy “normalizada que mucha gente preferiría recibir al daño que provoca”, como sucede en otros tantos casos: “Al final y al cabo la mentira no deja de ser un lubricante social que sirve para ni hacer sufrir a la gente. Considero que la mentira tiene que funcionar con un objetivo o una motivación para que funcione, pero si se abusa de ella no lleva a ningún sitio”.

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- Foto: MARCOS G PUNTO
Entre bambalinas La verdad le sirve para entrenar como actor y dar vida a un personaje que tiene tantas caras como las que oculta. Este reto interpretativo le sirve para mentir y mentirse a sí mismo en un trabajo poliédrico que se encierra en un callejón sin salida: “Una vez sube el telón ya no hay vuelta atrás. El teatro juega con la magia de la mentira en la que te olvidas de la diferencia entre persona y personaje y ahí es donde surge la pasión. Yo en La verdad dejo de ser Joaquín y soy Miguel, seduzco al público y estoy en un sueño que me acabo creyendo, porque esa es la magia del teatro”.
Trabajando junto a Fisher, Reyes celebra que su texto sea capaz de combinar la “profundidad emocional con el entretenimiento para generar una especie de desafío” en el que se puede engañar al espectador mientras se juega con él, aunque de una manera muy profunda. “Es muy difícil escribir sobre estas situaciones -historias sobre infidelidades- y no caer en el sainete, porque las discusiones no son fáciles de escribir. Aquí hay algo muy curioso que es el tiempo de trabajo y esfuerzo que hay tras este texto de comedia en el que nada es al azar. Cada frase, cada juego y cada mentira tiene su porqué y está colocado en escena de una forma muy pensada”.

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- Foto: MARCOS G PUNTO
A su vez, considera que su cualidad de cómico le da cierta “ventaja” a la hora de interpretar a Miguel, ya que el espectador ya va predispuesto a dejarse engañar o a reírse con él. Algo que considera que debe pasar en este tipo de ficciones donde el espectador va a pasar un buen rato y olvidarse de su vida: “Creo que en estas historias el espectador tiene un pacto con el autor y con el artista, y que se deja engañar”.
“Lo bueno que tenemos los humoristas y los cómicos es que la gente viene a vernos para olvidarse de sus problemas, y es muy halagador ver que hay gente que sale adelante después de un mal momento a través de la carcajada”. En este caso, la mentira, sirve para generar en La verdad un momento en el que el espectador puede dejarse engañar para reírse, mientras juega a ignorar la enorme nariz de madera que no para de crecer. Lo hace para entretenerse, disfrutar y recibir una buena historia que no se debe arruinar con una mentira.

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- Foto: MARCOS G PUNTO