Entrevista

CULTURA

16.º Castelló Negre

Martínez de Pisón: "Es apasionante escribir historias sobre delincuentes, asesinos y estafadores"

El aragonés recibió este sábado el premio que la organización otorga a toda su trayectoria literaria

  • Ignacio Martínez de Pisón
Suscríbe al canal de whatsapp

Suscríbete al canal de Whatsapp

Siempre al día de las últimas noticias

Suscríbe nuestro newsletter

Suscríbete nuestro newsletter

Siempre al día de las últimas noticias

CASTELLÓ. Llegó literario el fin de semana con uno de los momentos álgidos del festival Castelló Negre y con el escritor Ignacio Martínez de Pisón como protagonista. El aragonés recibió este sábado el premio anual que la organización otorga a toda su trayectoria literaria y lo hace en uno de sus momentos dulces (y atesora ya unos cuantos) tras la publicación de sus memorias que llevan por título ‘Ropa de casa’. Huelga decir que Martínez de Pisón es uno de los nombres propios de la narrativa contemporánea en español. Autor de novelas como ‘Carreteras secundarias’, ‘Dientes de leche’ o la monumental ‘Castillos de fuego’, recibió el Premio Nacional de Narrativa en 2015 y fue incluso nominado a los Goya por mejor guion original por ‘Las trece rosas’.

Martínez de Pisón llegó a Castelló para ampliar su maleta de premios, una distinción que como él mismo asegura, le obliga a exigirse a sí mismo aún más. La cita tuvo lugar a las 11.30 en el edificio del Menador de la plaza Huerto Sogueros.

Tu última novela son unas memorias que te retratan no solo a ti y a tu familia sino también a la España de la Transición. ¿Por qué además de ese relato de nuestro pasado reciente quisiste mirarte a ti mismo? ¿Qué te hizo emprender unas memorias justo en este momento?

— En mis novelas tiendo a esconderme y no contar nada de mi vida. Por supuesto, jamás he practicado nada cercano a la autoficción. Lo poco que valía la pena contar de mí mismo he preferido contarlo en forma de libro de memorias más o menos tradicional. Toda mi vida he sido un lector apasionado del género. En algún momento tenía que plantearme contribuir al género con un libro sobre mi vida. Ese momento llegó al poco de morir mi madre. De repente, sentí que tenía que poner orden en mi pasado, y la única forma que un escritor como yo tiene de hacerlo es escribiendo sobre él.

Foto: Iván Jiménez

— ¿No acabaste exhausto después de publicar ese novelón de 700 páginas que es ‘Castillos de fuego’?

— Es una novela con muchos personajes, muchos hilos narrativos, muchas historias cruzadas. Para mí escribir esa novela tuvo algo de jugar con un Scalextric gigantesco. No solo no acabé extenuado sino que sentí cierta tristeza al acabar, como los niños cuando los mandan a la cama y tienen que dejar de jugar con sus juguetes. A través de esos personajes y esas historias estaba reconstruyendo un mundo vastísimo, casi inabarcable, el de la España del primer franquismo, y me quedé con ganas de seguir haciéndolo, del mismo modo que los niños se quedan con ganas de seguir jugando.

— Volviendo a ‘Ropa de casa’, transitan por sus páginas bastantes escritores españoles. ¿Eres consciente de lo mucho que gusta a los lectores conocer vuestras interioridades o los chascarrillos de vuestras relaciones?

— He contado cómo era el mundillo literario de los años ochenta y principios de los noventa. Entonces todo era más amateur. Los escritores casi no hacíamos promoción. Por poner un ejemplo, el Sant Jordi era mucho más modesto que ahora. Las cosas han cambiado mucho en estos cuarenta años y entretanto se han ido muriendo algunas personas que fueron importantes para mí cuando yo empezaba como escritor. Tenía que escribir sobre esas personas porque, si no lo hacía, tampoco podría llegar a explicar cómo se convirtió en escritor el jovencillo que yo era.

Después de cuarenta años de carrera literaria, se agradece que te den un premio así

— De hecho, escribiste una delicia de novela, ‘Enterrar a los muertos’, en la que ya nos desvelas capítulos interesantísimos de la vida de John Dos Passos y de una manera más secundaria la de otros escritores...

— No puedo evitar interesarme por la vida de la gente, especialmente de gente a la que le toca vivir en tiempos convulsos y en circunstancias excepcionales. La peripecia de Dos Passos, que en 1937 trató de averiguar lo ocurrido a su amigo José Robles, un republicano asesinado por republicanos, tenía un interés especial porque me permitía investigar sobre la historia de España. Y sí, es cierto que en ese libro ya cuento historias de escritores: de Dos Passos, de Hemingway, incluso de Orwell, que por entonces también estaba en España.

— No sé si el Premio Nacional de Narrativa en 2014 por ‘La buena reputación’ fue un antes y un después en tu literatura o si ya escribías con el sosiego o tranquilidad que te daba contar con el respaldo de las editoriales y una buenísima acogida de cuanto publicabas…

— Los premios te obligan a exigirte más. Que te los den te halaga pero también te fuerza a sacar lo mejor de ti mismo. Es algo que me propuse hace ya muchos años: tenía que intentar que cada nuevo libro mío fuera mejor que el anterior. Ese era el compromiso que establecía conmigo mismo y también con el lector. Como cuento en ‘Ropa de casa’, ese compromiso me lo planteé a partir de unas reflexiones de Javier Marías sobre un libro mío de los años ochenta que no aportaba nada nuevo a mi carrera porque no tenía nada que no estuviera ya en los anteriores. Durante los diez años que duró mi amistad con Marías recibí muy buenos consejos suyos.

— En Castelló recibirás un premio a tu trayectoria. Siendo tan joven como eres aún (el joven Pisón), ¿cómo acoges esta distinción?

— ¡Ay! Que Jorge Herralde me siga llamando irónicamente el joven Pisón no quiere decir que lo sea. Al revés: yo formo parte de la generación sénior. Después de cuarenta años de carrera literaria, se agradece que te den un premio así, porque es como decirte: sigue así, no dejes de escribir, lo que has hecho ha valido la pena.

— ¿Nos puedes comentar algunos de los apuntes que darás en la mesa redonda sobre crímenes que ha organizado el festival? Has abordado muchas situaciones duras (y reales) en algunos de tus libros, por lo que no son pocas las cosas que puedes aportar...

— En mis primeros libros hay pocas historias que se acercan al mundo del crimen. Luego empecé a seguir algunas pistas y descubrí lo apasionante que es escribir sobre delincuentes, asesinos, estafadores... Una de las investigaciones históricas con las que más disfruté fue con la de Albert von Filek, que logró engañar a Franco con una falsa gasolina sintética. Y en mis novelas ambientadas en los momentos más convulsos de nuestra historia la violencia está muy presente. El derecho penal es una excelente fuente de inspiración. Y, más allá del derecho, está la moral: hay actitudes que pueden ser moralmente inaceptables pero no ser delictivas. En esos terrenos ambiguos entre lo moral y lo inmoral, lo legal y lo ilegal, un novelista puede encontrar grandes historias.

Recibe toda la actualidad
Castellón Plaza

Recibe toda la actualidad de Castellón Plaza en tu correo