Series y televisión

EL CABECICUBO DE DOCUS, SERIES Y TV

Televisión: del morbo de hablar con asesinos al morbo de entrevistar a suicidas

Equipo de investigación entrevista al protagonista del streaming de los últimos meses, Simón Pérez, que pone en riesgo su vida por donativos

Suscríbe al canal de whatsapp

Suscríbete al canal de Whatsapp

Siempre al día de las últimas noticias

Suscríbe nuestro newsletter

Suscríbete nuestro newsletter

Siempre al día de las últimas noticias

VALÈNCIA. Esta semana, el 6 de octubre, era el aniversario del asesinato de Sonia Rescalvo Zafra en el parque de la Ciutadella de Barcelona. Fue un crimen cometido por un grupo de skinheads neonazis en 1991, en el apogeo del movimiento, cuando su presencia en los medios venía acompañada de asesinatos, pero que también traía asociadas cientos de palizas e incidentes menores que no cobraban relevancia, pero que causaban el terror en la calle. Al menos hasta que los que se convirtieron en objetivo de las cacerías fueron ellos.

Entre los materiales sobre este crimen, ha circulado por las redes una entrevista que le hizo Jesús Quintero en Antena 3 a uno de los miembros de la pandilla que esa noche se coló en el céntrico parque de Barcelona buscando gente indefensa a la que darle una paliza. Es la misma ciudad en la que en 2005 le prendieron fuego a una mujer sin hogar que dormía en un cajero automático. 

La entrevista de Quintero fue extremadamente respetuosa con el preso, lo cual no es un defecto, pero se estrelló con su versión de los hechos. Estaban drogados, fue una pelea casual, “un intercambio de palabras” y que cuando él se fue de allí “esas personas seguían de pie”, con lo que no se consideraba responsable de haber matado a nadie. La prensa, en un principio, creyó que la transexual era negra, así dio la noticia, por los moratones que tenía. 

Notamos que han pasado muchos años porque Quintero le pregunta cómo es posible que el hijo de un obrero milite en la extrema derecha, a lo que el joven le contesta que él no es su padre. Lo cierto es que por esas fechas ya era normal que la parafernalia neonazi se encontrara en los barrios populares, los que habían liderado los movimientos vecinales contra el franquismo, al igual que ocurría en el resto de capitales europeas. 

Pero en lo que menos notamos el paso del tiempo es en la articulación teórica que hace de sus ideas el skinhead neonazi. Dice “soy un chaval muy ordenado, me gusta que las cosas estén en su sitio, morenos aquí en España no me molestan, siempre y cuando vengan y hagan lo que hay que hacer y luego se vuelvan a su sitio, no pido más”. Y reiteraba “solo quiero que cada uno esté en su sitio”. 

De hecho, esa era su solución contra la intolerancia. “Si cada uno estuviera en su sitio, no habría tanto racismo ni tantas manifestaciones ni tanta polla”. Y lo más curioso es que es un discurso que hoy, en 2025, es moderado dentro de los marcos por los que se está moviendo la extrema derecha en España. Hoy los teóricos más reputados del movimiento hablan del “derecho a quedarte en tu país” como un derecho humano que van a ayudar a hacer efectivo. 

Por no mencionar la vinculación entre inmigración y delincuencia que realizan sistemáticamente los políticos de esta opción. Llama la atención que los discursos son intercambiables. Y si nos bajamos a las redes, no hay duda de que son más radicales los actuales que los que dijo este skinhead en televisión. 

Sin embargo, si buscamos el rastro de esta entrevista hoy la veremos más en medios escorados a la extrema derecha. El motivo es que, más adelante en la conversación se habla de fútbol y el condenado dice “odio más a un ultra del Madrid que a un negro”. Frase que se ha empleado para tratar el caso Vinicius o ilustrar reportajes sobre los Boixos Nois. 

  • -

Ha querido la casualidad que vea esta entrevista prácticamente el mismo día que la de Simón Pérez en Equipo de Investigación de La Sexta. Fueron numerosos los artículos que recogieron la información de que el protagonista del vídeo de las hipotecas había acabado pidiendo dinero online para fumar cocaína en base. Había un juego perverso en esa situación, estaban pagándole toda la droga que pudiera consumir a ver si se moría. La distopía que planteaba Black Mirror sobre una situación parecida no había sido capaz de hilar tan fino. Y sea como fuere, aquí en España habíamos logrado adelantar a la distopía en cuestión de meses. 

De todas las intervenciones públicas de Simón Pérez, la verdad es que esta es la que menos he entendido. El retrato de chico de barrio que logra estudiar y se coloca en el mundo de las finanzas es veraz. Tampoco es extraordinario que manejando mucho dinero y teniendo que trabajar mucho un ingrediente del ocio, la cocaína, pasara a su vida profesional. En los locos años 2000 tuve que acudir a la justicia a reclamar mi propio despido para poder cobrar el paro tras la fuga, con todo el capital de la empresa, del director general, enganchado a la cocaína y la prostitución. Ejemplos de estos hay a manta. 

Lo que sí que no debió de ocurrir es que el Periodista Digital publicara el vídeo en el que aparecían tan perjudicados, pero conociendo también muy bien las empresas de comunicación digital, estoy convencido de que pasó los filtros porque no los había y nadie se molestó en mirar qué estaban subiendo. La opción B es que lo dejaran ahí a ver si se hacía viral, pero me inclino por la versión más prosaica. En el periodismo digital, pasada cierta cantidad de meses en el tajo, la tendencia a no saber ni lo que se hace, ni lo que se sube, ni leerse nada ni entender a qué se le da control+C control+V es igual a uno. Y no es culpa de los curritos, he visto tanto el fenómeno que lo considero más una enfermedad profesional o un síntoma de redacciones viciadas por una rutina plúmbea. 

Hasta ahí estaba todo bien. Ese viral le jodió la vida a él y a su pareja, que fue un daño colateral. La llamaron para el vídeo a deshora cuando estaba ebria y, a partir de ahí, no pudo oponer resistencia a las situaciones poco juiciosas que se le platearon, como ponerse de coca para que no se notara que estaba bajo los efectos del alcohol. 

Sin embargo, la historia no se cierra. Simón dice que, como consecuencia, ahora se dedica a esa suerte de mendicidad digital o “payaso virtual”, en sus palabras. No veo la correlación. Puedo entender lo que supone caer en la peligrosa pendiente de los retos por dinero en internet, pero no que, una vez consciente del daño y el deterioro, esa sea la única salida o sea un camino del que ya no se puede salir. Aunque el pensamiento hipotético por mi parte en este punto es estéril porque corresponde a su vida personal y él sabrá lo que hace. 

Lo que sí salta a la vista en dos contenidos tan contrapuestos como los citados, alguien que asesina y alguien que se está quitando la vida, es la autoestima. Últimamente se habla mucho de la masculina o de que es un fenómeno más recurrente en los hombres, pero la clave aquí está en los orígenes de clase trabajadora. Uno ataca a los que considera que están por debajo para sentirse en lo alto de algo y el otro se ataca a sí mismo cuando ya no puede estar montado en el euro. Parece una banalidad, pero estas agresividades están marcando nuestro tiempo. 

Recibe toda la actualidad
Castellón Plaza

Recibe toda la actualidad de Castellón Plaza en tu correo