VILA-REAL. Otro partido crucial para LaLiga y otra jornada post Champions con sabores amargos y con sensaciones grises en el vestuario "groguet".
De esta forma, el Villarreal viaja hasta Anoeta, estadio en el que Marcelino ha sumado nueve de los últimos diez partidos, para disputar la decimocuarta jornada de LaLiga, con algunos recuerdos frustrantes de la Champions y con las esperanzas intactas por parte de los castellonenses.

- Renato Veiga, desolado tras la derrota en Dortmund -
- Foto: UEFA
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En un escenario parecido por el pretexto de derrota frustrante en Europa y por el devenir de una jornada exigente en Liga, el Villarreal llega a Euskadi para enfrentarse a un duro rival en la clasificatoria.
Es difícil estar concentrado o tener la cabeza nublada. Pero parece que el equipo de Marcelino no tiene problemas para reencontrarse y olvidar una goleada o un fiasco. Lo demostró en el partido contra el Espanyol después de caer ante el Pafos de manera inesperada, en un partido en el que el equipo no estuvo "a la altura", dijo el técnico asturiano.
El Villarreal visitó en ese entonces a un RCD Espanyol que disfrutaba de un buen momento a nivel deportivo, además de que el partido era en Cornellá, pero aun así el Submarino se llevó la victoria en un partido muy cómodo para ellos (0-2).
El siguiente partido de Liga tuvo lugar en la Cerámica contra el Mallorca. Un equipo que obligó a Marcelino a pensar mucho y que exigió un plus a los jugadores sobre el verde. Esa jornada 14, el Villarreal saboreó otra victoria (2-1), encadenando un total de cuatro victorias y un empate en los últimos cinco partidos.
De esta forma, el Villarreal visita a la Real con 29 puntos, siendo tercero de Liga y a tan solo dos puntos del FC Barcelona (31) que ocupa el segundo lugar. Además, después del empate del Real Madrid en Elche, la tabla alta se aprieta mucho más, ya que los blancos se encuentran a tres puntos con un total de 32. Un contexto de auténtica presión en la tabla alta, en la que cualquier empate o derrota cambiaría el asunto de manera drástica.
Con algunas esperanzas todavía en Vila-real de conseguir una plaza en Champions, el largo camino de Liga continúa: una ruta indispensable para repetir en suerte en Europa, si es que este año no es el indicado.

- Mikel Oyarzabal, capitán de la Real y goleador de este equipo. Foto: LALIGA
El renacimiento de la Real esta temporada: de estar en descenso a sumar cuatro de cinco partidos seguidos
El inicio de temporada del equipo de Sergio Francisco ha sido una auténtica pesadilla para los txuri-urdines, como se les conoce a los aficionados de la Real.
En las primeras nueve jornadas consiguieron sumar tan solo seis puntos de 27, estando por momentos en zona de descenso.
El cambio de entrenador en San Sebastián ha sido algo radical para el equipo, y se ha visto reflejado en la clasificación. Aunque el entrenador no llegó a inicio de temporada, sino en la pretemporada, cuando Imanol Alguacil decidió dar un paso al lado después de una larga carrera en el cuerpo técnico.
Ahora mismo, la Real es novena con dieciséis puntos después de encadenar una racha de tres victorias y dos empates, consiguiendo 11 de los últimos 15 puntos disputados.
El cambio de tendencia se debe a que el equipo ha encontrado la tecla y que al inicio de temporada los partidos se escapaban por detalles.
En un momento de lucidez, el equipo vasco toma un respiro en LaLiga mientras se infla el pecho gracias a la buena dinámica colectiva, y sin partidos de Europa de por medio, el cuadro blanquiazul recupera poco a poco a todos sus efectivos.
Sin embargo, el equipo euskera lamenta una baja de última hora: Mikel Oyarzabal, el goleador de la Selección Española de este año. Una buena noticia para la defensa amarilla, pero una desgracia para el amante del fútbol español.
Un partido de una altísima exigéncia para ambos equipos, en el que está en juego la moral de los groguets y el renacer de los txuri-urdines.