CASTELLÓ. Industrias Santa Coloma y Peñíscola FS empataron el encuentro correspondiente a la Jornada 10 de Primera División. Los de Javi Rodríguez encadenan cuatro partidos consecutivos sin perder, mientras que los de Manuel Collado acumulan tres encuentros consecutivos sin hacerse con la victoria.
Los locales comenzaron el encuentro de la mejor manera, adelantándose en el marcador en el minuto dos gracias a un tanto de Llamas. Los visitantes trataron de reaccionar con un disparo protagonizado por Iván Rumbo que detuvo Mario. A pesar de ir por delante en el marcador, los colomenses siguieron buscando el gol y poco antes del ecuador del primer tiempo Corso protagonizó una ocasión de peligro tras un saque de esquina, pero su chut se marchó desviado.
En el minuto 13 Paniagua estuvo cerca de hacer el empate, pero se encontró ante un acertado Mario Almagro. Poco después, Khalid tuvo una clara oportunidad para poner tierra de por medio en el marcador, pero su disparo se marchó desviado. A falta de cuatro minutos para el descanso, los locales gozaron de una triple oportunidad, que entre Molina y el palo desbarataron.
Tres minutos después de la reanudación Paniagua empató el partido con un potente disparo ajustado al poste. Los visitantes estuvieron dos minutos en inferioridad después de que Walex viese la segunda tarjeta amarilla, algo que aprovecharon los de Javi Rodríguez para volver a ponerse por delante en el marcador, gracias a un tanto de Bruno Petry de cabeza, tras ser asistido por Llamas.
El empate de Miguel Fernández
Cuando la segunda mitad llegó a su ecuador, Miguel Fernández igualó de nuevo el partido, tras un saque de banda ejecutado rápidamente. Molina apareció después, realizando una intervención a David Álvarez. A falta de seis minutos para el final, Mario Almagro se tuvo que emplear a fondo para evitar el gol de Paniagua, en una buena acción del meta madrileño.
Respondieron los de Javi Rodríguez con una gran ocasión de Drahovsky, que estuvo cerca de poner por delante a los suyos. A falta de tres minutos para el final, Corso se enfundó la camiseta de portero-jugador, con la intención de ganar el partido a través del juego de cinco. Pero el resultado ya no se movió, consiguiendo un punto cada equipo.
