VALÈNCIA. La compañía Rover tuvo que hacer frente a la escalada alcista de precios de las materias primas y la falta de suministro durante el pasado ejercicio de 2021, lo que llevó al grupo empresarial a reducir un 24,45% su facturación hasta los 118,6 millones de euros frente a los 157 millones de 2020, según consta en sus cuentas anuales depositadas en el Registro Mercantil. 

Además, el holding empresarial que preside Alfredo Rodríguez también ganó un 51,6% menos al pasar de un beneficio de 6,2 millones de euros en 2020 a los cerca de tres millones conseguidos el ejercicio pasado. Eso sí, el patrimonio neto del grupo ascendió a los 35,5 millones de euros, lo que supone el 27,45% sobre sus activos totales.

El grupo cuenta con negocio en diferentes áreas, aunque su principal negocio son las infraestructuras, tanto obra civil como construcción residencial, pasando por el sector ferroviario y marítimo a través de diferentes divisiones. Además, cuenta con una fuerte presencia en el mercado internacional en países como Suecia, Colombia y Polonia. 

De hecho, en este último logró ventas por valor de 50 millones, mientras que en España fueron de 43 millones; en Suecia, 17 millones; y en Colombia de 8,5 millones, según se desprende de la memoria de gestión.

En 2021, su cartera de pedidos ascendía a los 349,6 millones de euros, de lo que 220,8 millones estaban pendientes de ejecutar en obra civil, promociones y edificación. De ellos, cerca de 213,8 millones proviene de alianzas con otras firmas para el desarrollo de proyectos a través de Uniones Temporales de Empresas (UTE), según apuntan en su informe de gestión.

De cara a próximos ejercicios, desde el grupo señalan que su hoja de ruta pasa por "consolidar el mercado nacional y continuar potenciando al máximo su presencia en el ámbito internacional, manteniendo su vocación mayoritariamente en el mercado de la obra civil, y en menor lugar en la edificación residencial, que será más volátil". Asimismo, exponen que la compañía pondrá el foco en el exterior, fundamentalmente en obra marítima y ferroviaria en Europa y en el sector de las infraestructuras, en Sudamérica.

Eso sí, advierte de los problemas que puedan producirse por la coyuntura económica actual, con subidas de precios en las materias primas y desabastecimiento, por lo que confía en que "los fondos europeos constituyan una oportunidad para el relanzamiento del sector y el incremento de la licitación pública a través de ellos".