CASTELLÓ. Biodegradabilidad y ecosostenibilidad. Estas son las dos ideas en torno a las que gira y sobre las que trabaja Cebimat, una spin-off vinculada a Espaitec, el Parque Científico y Tecnológico de la Universitat Jaume I (UJI), y fundada por los investigadores Luis Cabedo y José Gamez. La entidad, cuyo origen se remonta al 2022, nació con el objetivo de acompañar a las empresas en su camino hacia un futuro más sostenible y el respeto ambiental real y, actualmente, cuenta con alrededor de 25 clientes no solo nacionales sino también de países como Estados Unidos o Finlandia.
"En Cebimat, así de forma clara y resumida, nos dedicamos a hacer estudios de biodegradación, desintegración y ecotoxicidad de polímeros para verificar que el material que llega tanto al mercado como al consumidor final o que se utiliza para otras industrias cumple con las normativas de ecosostenibilidad exigidas", explica Alba Izquierdo, gerente de la empresa, a Castellón Plaza.
Para la evaluación de la biodegradación, en la spin-off de Espaitec estudian cómo un material se descompone mediante microorganismos transformando su carbono orgánico en dióxido de carbono. De esta forma, en Cebimat conocen tanto su impacto ambiental como si es adecuado para compostaje o entornos naturales. Para hacer lo propio con la desintegración, simulan condiciones de compostaje industrial para observar si un material se fragmenta y se integra en el compost sin dejar restos visibles.
Más curiosas son las prácticas que realizan para los análisis de ecotoxicidad, pues tal y como cuenta Izquierdo, "introducimos lombrices, plantas o microbios en una especie de incubadoras para que hagan ciclos día-noche y verificar si los materiales son o no ecotóxicos. Si los gusanos se reproducen, el material pasa el examen, en cambio, si mueren no. Lo mismo sucede con las plantas, pues plantamos una serie de semillas y evaluamos el resultado en función de si crecen más o menos plantas".
Imagen de los investigadores de Cebimat trabajando en el laboratorio
Por lo general, los tiempos de ensayo con los materiales son lentos y las empresas que confian en Cebimat no lo hacen esperando resultados inmediatos. La velocidad del proceso depende tanto del tipo de elemento a analizar como de los grados centígrados a los que se efectúe la prueba, pero, por lo general, la gerente de Cebimat expone que "estudios a 58 grados pueden durar entre un mes y medio y seis meses, mientras que a 25 pueden irse hasta los dos años".
Un futuro a dos ejes
A futuro, Cebimat aspira a continuar creciendo, investigando y analizando pero, sobre todo, anhela "convertirse en un laboratorio certificado". "Cuando tú como empresa estás realizando pruebas con materiales o productos y no sabes cómo van a actuar en los distintos medios, no puedes enviar distintas muestras para que te certifiquen una o ninguna porque ese tipo de ensayos son mucho más caros. De normal, los productos que se envían para certificar su biodegradabilidad ya han pasado una serie de estudios previos, estudios que empresas como la nuestra realizan", detalla la gerente de la entidad. Actualmente, la spin-off cuenta con la validez de tener una serie investigadores con muchos años de experiencia, y es de cara al año que viene cuando espera obtener el título de laboratorio certificador.
No solo eso, sino que más a medio plazo, Cebimat quiere ampliar su rango de actividad y "ofrecer servicios de consultoría a otras empresas e incluso realizar charlas o congresos en universidades y ayuntamientos". El objetivo no sería otro que el de concienciar a la ciudadanía acerca de la realidad actual, de cómo se gestionan los residuos y cómo puede mejorarse socialmente al respecto.
