CASTELLÓN.- Diez años ha convertido la subida al Castillo de la Vall d'Uixó en un clásico de las rutas de montañas que se celebran en la provincia de Castellón. A través de la Asociación Cultural "Muntanyes de la Guerra", esta excursión que discurre por el barranco de la Horteta, el Coll de Mena y asciende hacia el Castillo de la Noguera es visita obligada cuando ya casi finaliza el año para aquellos valleros, castellonenses y visitantes de la provincia de Valencia que les gusta recorrer los escenarios de combate de la pasada Guerra Civil, lugares que los anglosajones denominan Lands Scape of War. El pasado 29 de diciembre, un grupo de voluntarios revivió la efeméride.
La toma o la defensa del castillo de Vall d'Uixó significó el último combate entre las dos mejores infanterías (la franquista y la republicana) que había en ese momento en el territorio de la Comunidad Valenciana y se desarrolló durante el último día de diciembre de 1938. Durante esa jornada cuatro batallones del bando sublevado se lanzaron al ataque en una operación de "corto recorrido" con la única misión de conquistar la antigua fortaleza de origen musulmán y ubicar allí un nuevo "Centro de Resistencia".
Desde el primer momento y contra todo pronóstico la defensa republicana fue férrea y resistió la fuerte barrera artillera y el primer asalto desde las posiciones del Frontó, en dirección a las minas de Caolín. Más fácil les resultó a los regulares y tropas africanas de la Mehal.la de Gomara nº 2 conquistar, pese a un inesperado refuerzo aéreo, las posiciones de La Riera y el Puntal Redó, enclave básico para la operación pues prácticamente se cortaba así, cualquier llegada de reservas al lugar.
La lucha fue muy dura y el parón necesario tras la muerte del alférez Gómez de Dios que comandaba la compañía que entabló contacto con los primeros resistentes aislados en el Coll de Mena. La operación no se podía detener, pronto se iba a hacer de noche, si no se continuaba el ascenso.
La tenaz resistencia obligó a realizar una maniobra complicada y arriesgada entre la Infantería y la Artillería. Probada en Levante por primera vez y de excelente resultado en la Sierra de Pandols, en el Ebro, los infantes de los batallones franquistas comenzaron a subir la pendiente hacia la cota 366 protegidos por los obuses propios que fueron acompañando a los soldados hasta prácticamente tocar los lienzos de las murallas mientras los soldados de la 75 Brigada Mixta se refugiaban de los cientos de explosiones.