A medida que pasan los años y las sobremesas entendemos que no hay comida que a una no le guste, que todo se reduce a la memoria y al cómo se ha cocinado y, en mi caso, poco arroz al horno he disfrutado. En mi casa éramos más de paellas y mi escasa memoria de arroz al horno viene del comedor escolar (qué importante es y qué suerte que existan iniciativas saludables y ricas). Ya sabéis, los peligros de abusar de la potencia del horno, más que nada porque hay algo peor que un arroz pegado y es el casi desintegrado por evaporación de toda su humedad. Un día, paseaba por Vilafamés, pueblo de interior de sobra conocido, a 25km de la ciudad de Castellón en lo alto de un cerro, amurallado, con su castillo y su piedra roja. Es uno de los Pueblos Más Bonitos de España y su conjunto histórico se declaró Bien de Interés Cultural en 2005. Subiendo una de sus primeras calles del casco antiguo, la que pasa justo por delante de la piedra gigante que otorgó el apodo a los vecinos ‘cul rojos’, llegamos a El Rullo. Es un hotel restaurante, del mismo color, piedra rojiza. Pedimos el menú del día pero mis ojos se fueron hacia un plato que salió bailando del restaurante hacia la terraza. Era un plato con una calabaza al horno, redonda y tersa, colorada por el calor, llena de arroz. No pude evitar parar a la que más tarde conocería como Ester Molés, la cocinera y gestora del restaurante. Volví semanas más tarde para probarlo.
Ester cambió toda la carta cuando llegó. Había una que se le resistía, le pedían arroz al horno en calabaza. Ester, que es del pueblo de Els Ibarsos, nunca había probado esta calabaza que tanto le pedían. La receta es una elaboración popular de la población, específica de Vilafamés. La calabaza ha pasado de generación en generación gracias a mujeres como su vecina de 87 años, quien le enseñó a cocinarla, y gracias a la cual, el Rullo continua con la tradición desde hace siete años. Pueden llegar a servir hasta 50 calabazas en un mes, excepto en agosto que, al estar alejada de la temporada, no quedan. El plato de arroz al horno en calabaza se reserva con 24 horas de antelación. Para los que se olviden de ello, buenas opciones son la Olleta de Vilafamés o el tombet de corder, también tradicionales.