CASTELLÓ. Con precauciones, con muchas excepciones... y conviviendo con una gran cantidad de comportamientos incívicos, los más pequeños de la casa han vuelto a pisar las calles este domingo. Mes y medio después, en los 135 municipios castellonenses se ha vuelto a escuchar las voces de niños y niñas, que se han reencontrado en su territorio: las calles y los parques. Eso sí, con todas las zonas de juego cerradas por parte de los ayuntamientos. 

Muchas eran las ganas de los más jóvenes de volver a pisar las calles desde que el 12 de marzo se les impidiese salir de casa, y así lo han expresado de múltiples formas. Acompañados de balones, bicicletas y patines los peques han podido disfrutar de nuevo del aire libre. A pesar de ello, y siguiendo las recomendaciones de las autoridades sanitarias y de psicólogos de no forzar la salida, no han sido pocos los que han decidido quedarse en casa ante el temor a un posible contagio. 

Aun así, las escenas más habituales en las localidades castellonenses en la primera jornada de paseo han sido las esperadas: un progenitor acompañando a uno o dos de sus hijos y respetando las distancias respecto a otras familias.

Un padre pasea con su hija en Vila-real. Foto: Toni LosasPadres, pequeños y mascotas coinciden en los parques, como este de Vila-real. Foto: Toni Losas

Actitudes incívicas

Pero también ha habido excepciones, y no pocas. A pesar de que se había venido advirtiendo de la necesidad de cumplir los protocolos y medidas de seguridad para frenara la expansión del coronavirus, las quejas de vecinos por las aglomeraciones y por diferentes comportamientos incívicos han sido habituales.

En la capital de la Plana se ha podido ver a adultos practicando deporte, así como a parejas acompañando a un solo niño. También ha sido así en Vila-real, que además ha albergado colas en los kioscos, tanto tiempo sin recibir niños; o en Benicàssim, que ha vivido los primeros baños del año en la playa... y la consiguiente llamada de atención de la Policía Local.
 

Y todo ello a pesar de que, tal y como han venido advirtiendo las autoridades sanitarias, hay que repensar las diferentes formas de socialización. Eso sí, en todos, cívicos e incívicos, mayores y pequeños, coincide una misma esperanza: que el retorno de los menores de 14 años a las calles sea un primer paso hacia la desescalada que lleve a la normalidad y que debe vivir un nuevo avance el próximo sábado.