VALÈNCIA. Pánico, desconcierto, shock... Los sentimientos que anegan el ánimo del pueblo ucraniano a medida que las tropas rusas se extienden imparables por su territorio también se contagian a las empresas de la Comunitat Valenciana y el resto de España vinculadas con Ucrania, especialmente a las que tienen presencia física en su territorio.
La invasión militar ha puesto en jaque a Occidente y a sus empresas con intereses comerciales allí porque ha provocado el bloqueo total de la actividad económica. Con parte de la población tratando de huir o recluida en un lugar seguro, la situación es de tal gravedad que las compañías no solo tienen problemas para sacar sus mercancías, sino incluso para mantener su actividad. Y es que el gobierno de Kiev se ha visto obligado a reclutar a la población civil para compensar una desventaja militar con las potencias invasoras de seis a uno.
Así lo traslada a Valencia Plaza el abogado valenciano Luis Miguel Romero Villafranca, quien desde 1995 ha asesorado con un despacho propio sobre el terreno a cientos de empresas españolas en su travesía para establecer relaciones comerciales con Ucrania. Desde que el presidente ruso Vladimir Putin consumase su amenaza, Romero Villafranca ha tratado de mantener el contacto, no sin dificultad, con varios de sus extrabajadores y clientes ucranianos para interesarse por su situación y ofrecer su colaboración en la medida de lo posible.
"Todo está bloqueado. Mañana (por hoy) teníamos una firma que no se va poder hacer porque está todo cerrado", resume el abogado valenciano, quien pese a que la pandemia le obligó a cerrar su despacho en Kiev, aún tiene personal propio y varios clientes españoles que fabrican, exportan o comercializan sus productos en Ucrania.
Según los datos del ICEX sobre empresas establecidas en Ucrania, media docena de firmas de la Comunitat Valenciana cuentan con presencia en territorio ucraniano mediante fábricas, oficinas o delegaciones. Es el caso de Lladró, con tres tiendas y una decena de puntos de venta; Dacsa, con una planta de producción; el grupo de mobiliario de diseño Andreu World; o la alicantina Rocapiel. A ellas se suman, además, las decenas de empresas que mantienen intercambios comerciales con esta república, que asisten con inquietud al conflicto militar.