CASTELLÓ. El sector cerámico mira al futuro. Lo hace pensando en qué es lo que tiene ahora pero, sobre todo, en qué es lo que vendrá. Y ahí, sobre la mesa, aparecen dos cuestiones a las que hacer frente: la inteligencia artificial y la digitalización. La pérdida de empleos manuales (estimada en torno al 50% en 2030, tal y como informó Castellón Plaza) dará paso a una era 'dominada' por las nuevas tecnologías y, para entonces, la industria deberá haber paliado dos de los principales problemas a los que se enfrenta: el déficit de personal cualificado y el poco interés de la juventud por el gremio.
Acerca del primero de los dos retos, Juan José Montoro, presidente de la Asociación de Técnicos Cerámicos (ATC), explica a este diario que, sobre todo, "se necesitan personas de un perfil cualificado tanto a nivel medio como superior". "Los trabajos manuales van a ir desapareciendo en porcentajes importantes por una razón muy sencilla, y es que cada vez las empresas van a estar más tecnificadas, digitalizadas y demandarán puestos de trabajo más especializados, por lo que el que no se forme podría no encontrar trabajo", sigue el directivo, quien a su vez expone que "los nuevos puestos que van a ir apareciendo estarán relacionados con el tema del dato, la digitalización y la inteligencia artificial" y avanza "la creación de departamentos especializados en nuevas tecnologías".
Para todo problema hay una solución y, en este caso, el directivo aboga por "adaptar los planes de estudios a las demandas actuales del mercado". El escenario, sería idílico siempre y cuando estos llegaran a tiempo, pues Montoro advierte de que "tardan tanto en actualizarse que, cuando lo hacen, vuelven a estar desfasados y, si además tienes en cuenta la velocidad a la que avanzan las nuevas tecnologías, se acaba yendo siempre a contracorriente".
Quienes más sufren la circunstancia, aparte de las empresas, son los centros educativos, pues ven como no pueden formar a sus alumnos como les gustaría. "Hay FP o ciclos formativos en los que todavía trabajan con serigrafía, que es lo que marca la ley, pero que hace años que se dejó de utilizar", denuncia Isaac Nebot, director de la Escola Superior de Ceràmica de L'Alcora (ESCAL), antes de celebrar que a ellos, al ser junto a Manises el único centro que ofrece un grado universitario en cerámica, se les permita "año a año definir por cuenta propia una serie de asignaturas y adaptarlas a las necesidades del sector". Este hecho, sumado a la implantación de dos nuevos másteres innovadores de cara al curso que viene, les convierte en una institución clave a la hora de formar personal cualificado y actualizado para la industria.
En otros centros, como en el IES Politècnic de Castelló, forman a los alumnos no solo pensando en las necesidades futuras sino también en las actuales. De hecho, su director, Jorge Bellés, declara que "los ciclos en Electricidad y Electrónica, Fabricación Mecánica e Instalación y Mantenimiento son los tres que más ayudan al estudiante a hacerse un hueco en el gremio al finalizar su formación".
El cerámico, un sector poco atractivo para los jóvenes
"El nuestro no es un sector atractivo para los jóvenes", señala Montoro acerca del segundo de los desafíos a los que se debe sobreponer la industria. "Igual es necesario cambiar las condiciones de trabajo en las empresas para hacerlas más atractivas, pues hay que tener en cuenta que, las nuevas generaciones, ven los trabajos como una necesidad que hay que cubrir pero con unas condiciones que les permitan conciliar y llevar su vida particular de forma diferente a como hemos ejercido las generaciones anteriores", insiste.
Dada la situación, y en aras de hacer el sector lo más atractivo posible para la gente joven, el presidente de ATC apuesta por "mostrarles que la industria no es lo que era antaño, que ha evolucionado y que está bastante mejor adaptada para hacer frente a las necesidades actuales". Al hilo, Nebot reconoce que "ya no se hacen las jornadas maratonianas que se hacían antes y que las empresas han dado un paso adelante en cuanto a horarios, pues muchas, por poner un ejemplo, acaban los viernes a medio día".
Llegados a este punto, el papel de centros como la Escal adquiere no solo la dimensión de formar, sino también de promocionar e incentivar. Son las instituciones educativas las que deben hacer atractivas sus ofertas, aspecto en el que la escuela de l'Alcora también es pionera: "Tenemos muy arraigado un sistema de becas con tres empresas del sector en el que estas, aparte de pagar la matrícula al alumnado, les ofrece trabajo durante el verano y les permite probar distintos puestos dentro de la industria mientas estudian. De este modo, los chicos van viendo dónde se sienten más cómodos, dónde son válidos y dónde pueden desarrollar mejor su trabajo", expone Nebot, quien aboga por "llevar la enseñanza a la orden del día en tecnologías y nuevas tendencias y hacer que los alumnos se formen en condiciones casi idénticas a las que se van a encontrar en el sector".