En diciembre de 2012, Valencia Plaza publicaba un reportaje titulado Juego de tronos: Quién es quién en la batalla por la presidencia de la CEV. En él, nuestro compañero Álvaro Mohorte analizaba las posibilidades de los candidatos a suceder a José Vicente González al frente de la entonces patronal provincial valenciana. Y de esta manera describía a Vicente Lafuente, una descripción que tenía mucho de profecía:
«Vicente Lafuente, presidente de Femeval, amenazó con presentar candidatura a la presidencia de la CEV si Juan Eloy Durá (Fevec) daba el paso de hacerlo. Sin embargo, cuando el constructor ha anunciado la presentación de un candidato desde su sector, Lafuente ya había comprometido su apoyo a [Salvador] Navarro en beneficio del consenso. Lejos de arrepentirse, el industrial está haciendo campaña con toda su artillería y capacidad de influencia, ganada por méritos propios desde que sucediera a José Vicente González en el metal en 2005. Para unos, es el enfant terrible de la patronal; para otros, un hombre con las ideas claras que tiene el valor de decirlas en público, para casi todos, Lafuente tiene mucho recorrido por delante en el mundo patronal».
Trece años después, ese recorrido le ha llevado a la presidencia de la CEV, ahora convertida en patronal autonómica. Un nombramiento que ha sido determinante para que la revista Plaza le eligiera Persona del año 2025. Y es que ese enfant terrible de la patronal ha sido el protagonista del último tramo del año, con el permiso de los políticos valencianos que han copado muchos titulares.
Todo comenzó, el pasado mes de septiembre, cuando Salvador Navarro adelantaba las elecciones en la CEV y anunciaba que se presentaba a la reelección. Unas decisiones que no gustaron a parte del tejido empresarial, que ya había mostrado señales de descontento con el entonces presidente. Y ahí apareció el nombre de Lafuente. Considerado por muchos el eterno candidato —es una figura recurrente en la mayoría de movimientos empresariales, siendo su nombre protagonista en gran parte de las quinielas que se han hecho en el ámbito empresarial valenciano—, él asegura a Plaza que no estaba en sus planes presentarse como candidato a presidir la patronal autonómica. Sin embargo, en algunos sectores había cierta expectación en torno a su figura y los rumores empezaron a correr.

- Marga Ferrer
Aun así, ni Vicente Lafuente ni Salvador Navarro estaban dispuestos a que también en la patronal el enfrentamiento dañara su imagen institucional. Y, en un gesto poco común en los tiempos que vivimos, se sentaron, hablaron y, al final, Navarro decidió hacerse a un lado. A ambos les une una buena relación, fruto de haber trabajado durante muchos años mano a mano en la CEV: «Ya estaba en un equipo de trabajo con Salvador Navarro. Siempre he estado con él, pero verdaderamente cuando vimos que había que tomar una decisión diferente, supimos ceder los dos y salir de nuestros espacios de confort. Hicimos lo que pensamos que era mejor para la organización», afirma en la entrevista que ha concedido a Elísabeth Rodríguez y a Javier Alfonso para la revista Plaza, con motivo de su nombramiento como presidente de la CEV y como Persona del año 2025.
Esa declaración arroja luz sobre cómo será la nueva presidencia de la patronal valenciana: dialogante y buscando lo mejor para la organización y las empresas. Dos características que, los que le conocen destacan de Lafuente. Al igual que su independencia política. Algo de lo que pueden dar fe los dirigentes políticos de distinto signo con los que ha tenido que bregar en los veinte años que ha estado al frente de Femeval, la mayor patronal sectorial valenciana por representatividad. Porque Vicente Lafuente no tiene pelos en la lengua a la hora de defender los intereses del tejido empresarial de la Comunitat. Y si bien el enfant terrible de la patronal ha suavizado el tono, sigue teniendo las ideas claras y el valor de decirlas en público.
El nuevo presidente de la CEV va a necesitar todas esas características para hacer frente a los retos de su nuevo cargo, al que llega «con mucho orgullo y con muchas ganas de trabajar». Dos sensaciones que ha conseguido reflejar MacDiego en la ilustración realizada para la portada de este número.

* Este artículo se publicó originalmente en el número 132 (diciembre 2025) de la revista Plaza