GDANSK (POLONIA) ENVIADO ESPECIAL. Tenía que ser otro argentino el que desquitase a la afición del Villarreal, de una vez por todas, del regusto amargo que le había quedado quince años atrás, con el penal errado por Juan Román Riquelme. Y lo hizo, este miércoles, Gerónimo Rulli... y por todo lo alto. 

El portero de La Plata era el encargado de chutar el onceavo penalti de la tanda del Submarino, y no le temblaron las piernas para batir con un disparo impresionante a David de Gea. Acto seguido, el arquero amarillo voló para estirarse hasta la base de su poste izquierdo y detenerle el disparo a su rival en la portería contraria. Éxtasis amarillo en Gdansk y alegría desbocada en Vila-real.

No es para menos, pues esta es toda una hazaña con la que Rulli se corona, para siempre, como una de las figuras más importantes de la historia del club de la Plana.