VALÈNCIA. El paso de gobierno a oposición siempre es duro. En la Comunitat Valenciana, las elecciones autonómicas y locales de 2023 supusieron la pérdida de PSPV, Compromís y Unides Podem, de los mandos institucionales en favor del PP, en ocasiones con Vox como socio.
Un trago amargo que resulta difícil de gestionar. Podem, fuera de Les Corts, quedó postergado al arrinconamiento político; caso similar al de Esquerra Unida. El PSPV respiró gracias a la supervivencia de Pedro Sánchez en la Moncloa, y se lanzó a un proceso de renovación en el liderazgo que terminó con la ministra Diana Morant como secretaria general en sustitución de Ximo Puig.
Mientras, Compromís parece sumido en una etapa de incertidumbre a la búsqueda de recuperar la chispa que le convirtió en la opción favorita para muchos valencianos. El último episodio que contribuye a la sensación de travesía en el desierto fue el congreso de Més (antiguo Bloc) celebrado el pasado fin de semana, que concluyó con la ajustada victoria de Amparo Piquer pero con una contestación del 47% separado en dos candidaturas, la del exalcalde de Oliva David González y la de la diputada Mònica Álvaro.
De esta manera, el partido mayoritaría de la coalición Compromís (formado por Més, Iniciativa y VerdsEquo), está ahora dividido a su vez en el grupo oficialista dominante y dos facciones internas con un peso similar. Un escenario poco halagüeño sobre el que la renovada líder deberá trabajar si quiere mantener la unidad y fortaleza de Més como máxima fuerza política de Compromís.
Pero no es este el único problema. La dificultad para mantener, construir o apuntalar liderazgos en la coalición es un hecho. Joan Ribó anunció meses atrás su retirada del Ayuntamiento de València; el exconseller Vicent Marzà marchó a Bruselas como eurodiputado; el expresidente de Les Corts Enric Morera recaló en el Senado; Aitana Mas sigue recuperándose de su enfermedad... Y en cuanto a Mónica Oltra, continúa fuera del primer plano político, centrada en su labor profesional como abogada y pendiente del juicio por la gestión de su conselleria en el caso de los abusos sexuales sufridos por una menor tutelada por la Generalitat y cometidos por el exmarido de la que fuera vicepresidenta del Consell.
Precisamente, no son pocos los que ven en un posible regreso de Oltra como la solución a estos problemas de liderazgo; aunque no es lo que todos anhelan -especialmente sectores de Més-Compromís-. La tesis de que Joan Baldoví, portavoz en Les Corts, siga al frente de la nave y repita como candidato en las elecciones autonómicas previstas para 2027 es la más asentada en los últimos meses.
Más allá de lo que pueda gustar esta opción, los tres sondeos publicados con motivo del 9 d'Octubre por Las Provincias (elaborado por Sociométrica para el PP); el diario Levante-EMV (por Lápiz Estratégico Consulting) y ESDiario (por Demoscopia y Servicios), atribuyen una pérdida de entre tres y cuatro diputados a Compromís. Al margen de la validez que desde la coalición valencianista se le pueda dar a esas encuestas, lo cierto es que no contribuyen al optimismo.

Por otro lado, quedan dos cuestiones más pendientes de resolver en esta fuerza política. La primera, el papel de Compromís en Madrid y esquema de alianzas con Sumar y el Gobierno de Pedro Sánchez. Días atrás, en el propio congreso de Més, arreciaban las críticas por no haberse sumado a la reprobación del ministro Óscar Puente en el Congreso, cuando además la votación terminó perdiéndose. Aunque este es un detalle más, la realidad es que Compromís tiene pocos éxitos que vender gracias a sus votos en la Cámara Baja: ni financiación, ni fondo de nivelación, ni freno a la ampliación del Puerto, ni derecho civil valenciano... Es cierto, como apuntó Baldoví recientemente en À Punt, que los de Compromís no son los únicos diputados valencianos en Madrid, pero sí son los que no están sujetos a una dirección política en la capital, por lo que se espera que en algún momento puedan lograr una cuota de protagonismo decisivo en alguna de sus reivindicaciones políticas. Algo que todavía no ha ocurrido.
En segundo lugar, todavía sigue sin respuesta cuál será el destino de Compromís como fuerza política. Superado el cónclave de Més, los pasos deberían dirigirse en teoría hacia una fórmula similar a la de una federación de partidos o, en definitiva, hacia una estructura más sólida más allá de la interinidad que supone una mera coalición electoral. Un modelo creado en 2010 y que apenas ha sufrido avances y modificaciones en todos estos años.