CASTELLÓ. “Vivimos una sociedad materialista, consumista, anestesiada, superficial, pero en el corazón del hombre hay una llamada grande al amor. Y, aunque suene extraño, la DANA tuvo la capacidad de activar esa vocación más profunda de la persona, que es el servicio a los demás”, señaló ayer en Villa Elisa, Benicàssim, el párroco de la Nuestra Señora de Gracia, ubicada en la pedanía de La Torre, una de las zonas de Valencia más afectadas por la riada. Salvador Pastor realizó estas declaraciones en la mesa redonda “Testimonios de Esperanza”, enmarcada en el ciclo “Testigo Directo” que organizan la Universidad CEU Cardenal Herrera y la Asociación Católica de Propagandistas. Junto al sacerdote, compartieron su experiencia durante la DANA las voluntarias Nuria Calero, Clara Marín y Verónica Barrera, que ejerció de moderadora.
El sacerdote, cuya parroquia, a pesar de verse completamente anegada por el barro, se convirtió en un centro de asistencia a la población damnificada, destacó la colaboración de todas las personas “sin diferencias de condición social o color de piel” durante la catástrofe. “Muchos se sorprendían de ver la entrega de los jóvenes, esa generación que supuestamente está abducida por las pantallas. Pero es que este acontecimiento trágico generó algo grandioso: en medio del barro más nauseabundo nació la flor más hermosa posible”, prosiguió el párroco, que calificó su experiencia en esta catástrofe como la más transformadora que ha vivido durante su ministerio. A lo largo del encuentro, sus compañeras de debate compartieron, así mismo, cómo vivieron aquel trágico acontecimiento; algunas, también, en su doble condición de víctimas y voluntarias.
Lecciones de vida
Ese es el caso de Nuria Calero, trabajadora de la compañía castellonense Simetría Grupo y residente en Picanya, en una urbanización cercana al barranco del Poyo. “Esa noche pasé con mis hijos tres o cuatro horas de muchísima angustia hasta que mi marido vino prácticamente nadando, pero otras personas no vieron llegar a sus familiares”, se lamentó. Y al día siguiente, explicó, comenzó una nueva etapa en la que, por encima del barro y la devastación, se generó un fenómeno: “con los vecinos con los que apenas te cruzabas un saludo, empezabas a compartir lo poco que tenías y todos nos ayudábamos; y también comenzó el goteo de amigos y voluntarios, que acabó convirtiéndose en una marea humana”. “Jamás imaginé esa respuesta de la gente”, subrayó la ponente, quien, junto a otros vecinos, coordinó la asistencia a los voluntarios durante aquellos días en su propia casa. A pesar de todo lo sufrido y perdido, Nuria Calero destacó lo esperanzadora que ha resultado también esta vivencia y su confianza en que, pase lo que pase, “siempre va a haber alguien que ayude”.

Por su parte, Clara Marín, investigadora y profesora de Veterinaria de la Universidad CEU Cardenal Herrera, en Valencia, explicó cómo vivió la labor de coordinación que realizó durante la riada de la mano del servicio de Pastoral de la institución educativa. “Se sumaron un millar de voluntarios de nuestra universidad, de perfiles muy diferentes, pero unidos por sus enormes ganas de ayudar. La coordinación de voluntarios, autobuses y material fue algo frenético, pero todos teníamos una energía inagotable”, señaló.
“Fue una experiencia tremenda. Nunca nos hubiéramos imaginado que nos enfrentaríamos a algo así, porque esas cosas parece que les ocurren siempre a otros, pero de algo tan horrible salió algo realmente precioso que a muchos nos cambió. Y es que los que colaboramos en aquella catástrofe somos ya una familia, tenemos una unión que va a ser para toda la vida”, subrayó la docente del CEU.
La moderadora del encuentro, y reservista voluntaria en el Ejército de Tierra, Verónica Barrera, también compartió brevemente su experiencia como voluntaria. Junto a su marido, la castellonense comenzó a prestar asistencia a la población de los municipios damnificados el primer día después del desastre. “Más allá de la ayuda material, que obviamente era muy necesaria, lo que pudimos experimentar a medida que iban pasando las semanas, y las personas salían del estado de shock, es el poder que tenían los abrazos”, destacó.
Próxima cita
La última sesión de “Testigo Directo”, el jueves 24 de julio, pondrá el foco sobre el revisionismo histórico. La mesa redonda, “Historia y manipulación”, contará con la participación de los catedráticos de Historia Medieval Alejandro Rodríguez de la Peña y Rafael Sánchez Saus. Ejercerá como moderador el profesor e investigador de Antropología Filosófica de la Universidad CEU Cardenal Herrera en Castellón Jaime Vilarroig.
“Testigo Directo” es un ciclo de conferencias organizado por la Universidad CEU Cardenal Herrera junto a la Asociación Católica de Propagandistas para reflexionar en torno a diferentes retos sociales desde una visión humanista y centrada en los valores de la doctrina social de la Iglesia. Todas las sesiones de este ciclo, que cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de Benicàssim, la Parroquia Santo Tomás de Villanueva, Simetría Grupo y Palasiet Thalasso Clínic & Hotel, son de asistencia libre, limitada al aforo, y comienzan a las 19.30 horas.