Entrevista

SALUD Y VIDA

Rosa Doñate: "Es un reto incluir a los hombres dentro de la profesión del Trabajo Social"

Entrevista con la trabajadora social en el área de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Onda

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CASTELLÓ. Un año más, 8 de marzo. El Día Internacional de la Mujer es una jornada para visibilizar las iniciativas y acciones impulsadas por el movimiento feminista a nivel global. También para denunciar la discriminación y la desigualdad que, pese a los avances, siguen sufriendo las mujeres en todo el mundo. Con motivo de esta jornada, desde COTS Castelló ponemos también el foco en el valor, y la contribución del trabajo social, al feminismo, como disciplina ligada a la lucha por la igualdad, la justicia social y los derechos humanos. De ello, y de la feminización de la profesión, hablamos en esta entrevista con una de las mujeres que dan pulso al día a día de este colectivo profesional desde nuestro ámbito más cercano. Rosa Doñate suma más de 30 años de trayectoria como trabajadora social. Tras estar en la primera línea del proceso de implantación de los Servicios Sociales en las mancomunidades, concretamente en la de Espadán-Mijares, es desde 2005 trabajadora social en el ayuntamiento de Onda.   

-Trabajo social y feminismo: ¿dos caras de la misma moneda?
-¡Sin duda! Hemos sido las mujeres, trabajadoras sociales, las profesionales más presentes y activas en el desarrollo teórico y práctico del Trabajo Social.

Las mujeres somos más visibles, por mayoría, en el ejercicio de la profesión. Pero trabajamos para que no seamos las únicas que facilitemos los cuidados en el hogar, y para incluir a los hombres en la corresponsabilidad de esta labor. Lograr que los hombres se empoderen en el ámbito de los cuidados y se visibilicen en este campo va más poco a poco, todavía cuesta ver con normalidad que los hijos -hombres- asuman el cuidado de los padres y de las y los hijos.

La visibilización y empoderamiento de la mujer en el ámbito público, en la participación y en las responsabilidades sociales, laborales y políticas, es un logro conseguido que no se puede perder. Pero todavía queda mucho camino para que las responsabilidades de mujeres y hombres en el ámbito privado sean asumidas y desarrolladas en igualdad de condiciones.

-El Trabajo Social es una profesión mayoritariamente femenina. Lo plasman los datos. Según los últimos aportados por el Consejo General de TS, la profesión de Trabajo Social consta de un 86% de profesionales mujeres. Cifras que son más altas todavía en el caso de la provincia: de las 549 personas colegiadas en COTS Castelló, 508 son trabajadores sociales (un 92,5%) frente a los 41 trabajadores sociales (el 7,5% del total). ¿Qué representan estas cifras? ¿Por qué crees que es una profesión ejercida en su mayoría por mujeres?
-Los orígenes del Trabajo Social, ligados a la beneficencia y la asistencia social, que basaba la intervención en atender las necesidades básicas de subsistencia y los cuidados no atendidos en el ámbito familiar de infancia, personas mayores y enfermas, y ejercida por las mujeres, todavía están presentes. Y ello a pesar de la evolución de las leyes para garantizar los derechos sociales, las políticas públicas para afianzar el sistema de Servicios Sociales y la consolidación profesional. Todo ello ha supuesto un yacimiento importante de puestos de trabajo en el ámbito público en los que siguen estando ausentes los hombres. Tal vez porque los cambios políticos afectan más a las políticas sociales y existe más inseguridad en el futuro y en la consolidación de los puestos de trabajo, no hay un prestigio o un reconocimiento público del Trabajo Social como sí se da en otras profesiones.

-¿Qué supone la feminización de la profesión?
-Creo que es un reto incluir a los profesionales hombres en el Trabajo Social, sobre todo en el ámbito de la atención directa a las personas y en la gestión de los Servicios Sociales. Es necesario que se trabaje la incorporación de la visión que da a la ciudadanía el Trabajo Social ejercido también por los hombres, y no sólo por las mujeres. No podemos defender la igualdad si ellos no están presentes también en el ejercicio de la profesión.

-En este sentido, ¿qué valor aportan las mujeres en el ámbito del Trabajo Social?
-El valor fundamental es que trabajamos tanto en el ámbito público como en el privado. A pesar de la incertidumbre o inestabilidad laboral que podemos encontrar, no dejamos de luchar por desarrollar la profesión que hemos elegido. Somos conscientes de que, en la profesionalidad en el ámbito social de todas las personas, hay que trabajar para la inclusión de los hombres trabajadores sociales de forma más visible, y promover su incorporación al Trabajo Social.

-A lo largo de tu trayectoria laboral, ¿se han repetido siempre estos patrones, estas cifras, de feminización del TS?
-Haciendo memoria, recuerdo que cuando estudiaba sí tenía bastantes compañeros, pero a la hora de la incorporación al mundo laboral, la mayoría desaparecieron. Creo haber coincidido con dos de ellos en el área de sanidad, pero con ninguno en Servicios Sociales municipales. De hecho, en los más de 30 años de ejercicio profesional, puedo haber coincidido con cuatro o cinco trabajadores sociales en la provincia de Castelló, y todos ellos en el sector sanitario o asociativo.  

-¿Qué tópicos imperan aún hoy en torno al binomio mujer-trabajo social? ¿Cómo superarlos?
-Por un lado, todavía hoy la población identifica a la trabajadora social como ‘la asistenta social’. Es un término que hay que hacer desaparecer, y superarlo vendría reforzado si la figura masculina estuviera más presente. 

Por otro lado, las mujeres dentro del Trabajo Social siguen siendo mayoritarias, tanto en número de profesionales como en número de usuarias. Por ello, ya en nuestro día a día trabajamos para que en el acceso a los Servicios Sociales sea más visible la presencia del usuario hombre a la hora hacer solicitudes y tramitaciones que antes se delegaba siempre en las usuarias mujeres. Vamos consiguiendo que tanto las mujeres como los hombres acudan a los Servicios Sociales, pero pese a esta tendencia, siguen siendo más visibles las mujeres. 

-¿Crees que sigue habiendo una diferenciación entre el Trabajo Social realizado por profesionales hombres y el TS realizado por profesionales mujeres?
-Pienso que en un mismo puesto de trabajo no debería haber diferencias por cuestión de género. Podemos tener estilos de atención, valoración y desarrollo del trabajo según nuestra formación o perspectivas laborales. Es cierto que en lo que a atención directa a la ciudadanía se refiere, no puedo comparar porque no conozco a ningún trabajador social.

-Tu trayectoria profesional te ha permitido conocer de cerca la realidad ‘urbana’ del Trabajo Social pero también la ‘rural’. ¿Hay diferencias entre ambas experiencias en lo que al papel/presencia de la mujer en el Trabajo Social se refiere? ¿O ambas realidades repiten los mismos patrones?
-Mi trayectoria profesional empezó en el mundo rural, en una mancomunidad de pueblos pequeños que veían en la unión su vía de supervivencia y la posibilidad de crear un sistema de servicios que no tenían garantizados. Por ello, política y trabajo social constituían un tándem en la organización y dinamización de los servicios y de la población. Hacíamos mucho trabajo comunitario y se planificaban funciones según las necesidades de las personas para mantener a la población en su entorno. De hecho, existía una vocalía sólo de Servicios Sociales.  

Como en todo, el paso del tiempo y los cambios políticos, hacen que se olviden los orígenes y varíen las prioridades. Eso tiene consecuencias, empiezan a visibilizarse egos políticos que son difíciles de compatibilizar con los criterios técnicos, y hacen que las líneas de trabajo cambien. Es en ese momento cuando dejo el Trabajo Social en el medio rural.

En la labor política de implementar y desarrollar los Servicios Sociales siempre he trabajado con cargos de responsabilidad ejercidos tanto por hombres como por mujeres, pero es cierto que siempre he coincidido más con mujeres concejalas que han dado impulso, reconocimiento y valor al Trabajo Social y a los Servicios Sociales en general.

En mi puesto de trabajo ahora se nota mucho cuando encuentras a mujeres en política: el diálogo, la coordinación, el consenso y la organización es más participativa, es más común, tanto en el ámbito rural como en el urbano. Hay más implicación de las mujeres en la política y eso se nota.

Las diferencias entre el mundo rural y la ciudad es que en los pueblos los cambios son más lentos, y a la hora de consolidarse existe por tanto más riesgo de llegar tarde.

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