CASTELLÓN. "Me gusta pintar flores para que no mueran", decía Frida Kahlo mientras tenía todo su cuerpo hecho pedazos. Que en Castellón es muy complicado vender obras de arte es una realidad a la que los artistas no pueden cerrar los ojos. Ni el casco antiguo ni las afueras pueden darles las garantías suficientes como para hacer crecer el mercado local: no hay turismo, no hay venta. No obstante, ¿qué ocurre con las personas autóctonas? ¿Por qué no tienen interés por la adquisición de obras? En búsqueda de esa respuesta se encuentra Chezlalá, un estudio orientado a la potenciación de la creatividad a través de talleres y cursos formativos. Ubicado en el nº9 de la calle Mealla, su fórmula pasa por hacer frente a las técnicas más academicistas, eso sí, antes de darlo todo por perdido.
Durante años, Laura Sánchez de Mora estuvo establecida en el Born de Barcelona. El concurrido barrio le proporcionaba las herramientas perfectas para sacar adelante su galería y taller. Sin embargo, extrañaba una de las pocas cosas que las grandes capitales no puede arrebatarle a una ciudad pequeña: su calidad de vida. Los alquileres y la pérdida de tiempo para hacer cualquier tipo de gestión llevaron a la artista de vuelta a su tierra natal hace dos años; no obstante, para eso tuvo que reinventar su trabajo. Ahora, la creadora vive cada vez más volcado a los talleres y la docencia que a la venta de obra. "He pasado de trabajar en una zona muy turística donde todo estaba predispuesto para encajar este tipo de ventas, a operar desde Castellón. Pero tampoco es cuestión de tirar la toalla, tenía que adaptarme a la idiosincrasia de la ciudad y para ello me he volcado en transmitir toda mi experiencia y conocimientos. A través de proponer actividades y de hacer que la gente se involucre cada vez más en el arte, se termina generando un interés colateral por la adquisición de obras de arte", explica Sánchez.
Desde la creación artística pictórica, hasta el grabado y estampación utilizando diversas técnicas mixtas y experimentales como la pintura creativa, el collage, transfers con líquidos poliméricos, fotograbado, grabado con planchas litooffset, estampación de monotipos con planchas de presión manual, litopoliester, linograbado, carvado de sellos y planchas de goma, técnicas aditivas de grabado o ecograbado con materiales reciclados: el estudio anhela así convertirse en una alternativa a los talleres más academicistas o a otras propuestas de moda como el popular Salir con arte, basado en la pintura y la reproducción de cuadros. "La idea es fomentar la creatividad que llevamos por dentro todas las personas de forma innata. Entonces, copiando un cuadro realmente puedes pasar un buen momento, debe ser una actividad divertida, pero realmente la creatividad resulta bastante limitada. Chezlalá pretende desarrollar esa parte personal propia del lenguaje que tenemos cada uno a través de imágenes."
El proceso al final -argumenta la misma- es como el de "meditación", puesto que el arte permite "dejar fuera los problemas para evadirse mientras se está creando, algo beneficioso para cualquier persona". En relación, Laura Sánchez tiene entre manos una asociación artístico cultural de mujeres llamada Tintoreras Art, que empezó a gestarse en mayo del año pasado, y con la que pretende ofertar diferentes actividades artísticas relacionadas con el arte terapéutico. "Nuestro objetivo es poder presentarlo, una vez terminado, a museos e instituciones para poder promover y divulgar el arte de terapia en la ciudad de Castellón, un campo todavía desconocido y que nos gustaría que se empezase a valorar".
Mujer, artista y emprendedora, la castellonense es consciente de que con la puesta en marcha de nuevos proyectos su tiempo personal se va desvaneciendo. Aun así, dejar de reinventarse no es una opción: "Sacar suficiente tiempo para todo es una gestión ardua pero es el estilo de vida que yo he tomado. Es lo que me llena y es mi forma de estar y existir en el mundo", concluye.