CASTELLÓ. Comercializadora Mediterránea de Vivienda (Comervi), la constructora de Marina d'Or, ha vuelto a la actividad. Lo hizo, concretamente, en el segundo semestre de 2018, según reflejan las cuentas de la compañía, y después de superar el concurso de acreedores en que se encontraba inmersa desde abril de 2014, cuando presentó la solicitud de forma voluntaria al Juzgado de lo Mercantil número 1 de Castellón.
Este concurso se saldó, por etapas, a lo largo del año pasado; y es el hito, junto a la mejoría de la actividad inmobiliaria en España, que ha permitido la vuelta a la actividad de Comervi, tal como refleja el informe de gestión de la sociedad.
El primer paso para la salida del concurso fue la transformación de la firma sociedad anónima a sociedad limitada, algo que se produjo en la junta general extraordinaria del 26 de abril de 2018. Casi cuatro meses después, el 20 de agosto, otra junta extraordinaria acordó un aumento de capital de 11 millones de euros, algo que el Registro Mercantil publicó un par de meses después y el grupo Plaza recogió.
Esta operación la llevó a cabo una de las compañías del propio propietario de Marina d'Or y de Comervi, Jesús Ger, que convirtió con ella deuda de Comervi en capital social. Es decir, una sociedad acreedora del mismo grupo turístico (probablemente Golf Playas d Castellón), pasó a poseer más acciones de las que ya tenía en la firma.
Además, Marina d'Or había llevado a cabo poco antes una dación en pago al Banco Sabadell, valorada en 5 millones de euros en las cuentas, con la entrega de 40 apartamentos y una nave, con la que saldó la deuda de 8 millones que mantenía Comervi con la entidad financiera.
La constructora de Ger completó el proceso para salir del concurso con la absorción de Promociones PAI Golf, con la que volvían a casa los terrenos de Marina d'Or Golf, el fallido macroproyecto por el que el empresario reclama 600 millones a la Generalitat. Esta fusión, tramitada en el último trimestre de 2018 y culminada el 26 de diciembre, conllevó una ampliación de capital de 54,8 millones de euros (ratificada por otra junta extraordinaria el 19 de noviembre), con lo que el capital actual de Comervi es de 66 millones de euros, "representado por 139.425.530 participaciones sociales", recoge el informe de gestión. El 99,91% del capital social está en manos de Golf Playas de Castellón, propiedad casi en su totalidad de Ger a través de Gestión Cartera Castellón.
A lo largo de todo este proceso, excepto los dos casos comentados (la acreedora del propio Ger y Banco Sabadell), la mayor parte de los acreedores del grupo se acogieron a la otra opción que daba el convenio pactado: la quita del 65% de la deuda para cobrar el 35% restante. Entre los acreedores que optaron por esto se encuentra la Sareb. Esto ha supuesto la supresión de 50,7 millones de euros de pasivo de Comervi.
Con todas estas acciones, la deuda de la sociedad ha caído de los 221 millones con que acabó 2017 a 95, según recogen las cuentas. Y la mayor parte de estos, 87,9 millones, está previsto pagarla a largo plazo en virtud del plan de pago acordado con los acreedores. Con ello, Comervi encontró el año pasado una vía para volver a la actividad.
Y no ha perdido el tiempo. Actualmente, a través de la mercantil Inseryal, Comervi ejecuta ya dos promociones, Miramar y Cristal, en la costa de Oropesa del Mar. La primera de ellas está mucho más avanzada y ya se trabaja en los acabados de los 278 apartamentos que lo componen, con aparcamiento incluido. En el caso de la segunda promoción, consta de 104 apartamentos.
Asimismo, la firma está a la espera de encontrar financiación para empezar a materializar un tercer proyecto, Ciudad Jardín I, según consta en la página web de la constructora. Este estará ubicado más al norte, ya en la Ribera de Cabanes, en la zona conocida como Torre la Sal. Esta actividad constructiva -y también la inmobiliaria- ha motivado que su plantilla haya pasado de 44 a 79 trabajadores.
Precisamente, la vuelta a la actividad constructiva es ahora mismo el principal requisito de los que depende Comervi para sanear definitivamente sus cuentas. Tras la salida del concurso, que le produjo unos ingresos financieros de 52,6 millones de euros, la firma cerró 2018 con unos beneficios de 19,9 millones de euros. Una grandísima noticia para una compañía que había concluido 2017 con unas pérdidas de 9,7 millones de euros, lo que completó un balance negativo de 70 millones tras la llegada de la crisis.
Eso si, el resultado de explotación fue más modesto, con unos beneficios de 830.000 euros. Y es que la mayor parte de las ventas (Comervi multiplicó su facturación casi por diez, al pasar de 2,5 millones de euros en 2017 a 23 millones en 2018) se correspondieron con transacciones de terrenos (13,8 millones) a una entidad vinculada.