VALÈNCIA. El debate se iba a plantear tarde o temprano en Compromís. La vuelta de Mónica Oltra despierta tanta expectación como inquietud en el seno de la coalición. Y la clave no está sólo en el retorno, sino en el modo. El diputado Carles Esteve verbalizaba este lunes en una entrevista con Valencia Plaza lo que lleva circulando desde que se conoció el archivo provisional de la investigación judicial que afectaba a la que fuera vicepresidenta de la Generalitat: ¿Y si Oltra regresara a la política, pero no en Compromís?
Esteve, miembro de Iniciativa (la pata de Compromís a la que pertenece la exdirigente) habló de sus deseos: "A mí me gustaría que volviera a hacer política en primera línea. Y me gustaría que lo hiciera donde ella quisiera. Yo tengo mis ilusiones de dónde sería más útil para un proyecto político más global, más grande, más de transformación, pero creo que se ha ganado poder decidir lo que quiere hacer".
Efectivamente, es lo que él quiere. Pero también lo que cada vez más gente vaticina que podría estar planteándose la propia exvicepresidenta del Consell. Esteve proseguía. "Creo que es posible encontrar un paraguas más amplio. Que a lo mejor desdibuje un poco las siglas y los colores, pero que sea capaz de generar mayor espacio. Y no hablo de lo que ya conocemos hasta ahora", afirmaba. Además, incidía en la necesidad de "estar abierto a renuncias suficientes como para que se pueda volver a estar en disposición de ganar las elecciones como en 2015". "Y si hay que desdibujar, oye, gomas de borrar Milán", comentaba sobre el hecho de que se diluyeran las siglas de Compromís.
Con sus palabras se evidencia que existe la posibilidad de que Oltra vuelva para liderar un nuevo proyecto político que aglutine el espacio de izquierdas para competir con el PSOE pero que trascienda la marca de Compromís. Nadie quiere ponerle la etiqueta de un Sumar a la valenciana, aunque es inevitable que las especulaciones circulen y que se asocie a ese estilo de alianza.
La idea, desde luego, es compleja. Supondría incorporar a varios partidos y sensibilidades tanto de la política activa como, probablemente, de fuera. Algunas voces hablan de unir a Compromís, Esquerra Unida, los descabalgados de Podem, independientes y cualquiera que comparta la ideología de ese espacio. Pero todo se encuentra en una fase muy incipiente y por ahora se trata de reflexiones al vuelo.
La cuestión es si todas esas reflexiones pueden derivar en algo consistente a nivel político como para competir en las próximas elecciones autonómicas. Con las consiguientes negociaciones, renuncias y complicaciones que llevan asociadas las alianzas de este estilo en la izquierda. Casi nada.
Un proyecto de esas características supondría diluir todas las marcas. Pero hay quien ve a Oltra capaz de volver a la primera línea política para intentarlo. "La veo más implicada en una causa que en una casa", afirman algunas fuentes.
Los plazos los marcará ella. Poca gente contempla un regreso inmediato. Para empezar, se tratará de una decisión de la exvicepresidenta y, seguramente, de nadie más. Pero es posible que los tiempos judiciales sí influyan. Y lo primero es que su archivo sea firme. Por el momento, guarda silencio público, al igual que ha hecho durante todos los meses desde su dimisión. Una posición, la del silencio, que desde su entorno siempre han remarcado como prudente.
Eso no quita que se puedan percibir ciertos gestos que ya nadie lee como casuales. El pasado viernes, Oltra acudió a los premios Llibertat d'Expresió que entrega la Unió de Periodistes. En sus redes sociales subió un vídeo –de bastante repercusión– acompañada de la exdiputada de Esquerra Unida Esther López Barceló y la exdelegada del Gobierno contra la Violencia de Género Victoria Rosell.
Y mientras tanto, ¿qué opinan en Compromís? De todo, como siempre ocurre en la coalición. Desde las críticas –suaves, dadas las circunstancias–, hasta los intentos de restar importancia a un asunto tan embrionario a, cómo no, las celebraciones de que esté abierta la puerta a ese proyecto. Todos, eso sí, con las orejas levantadas.
Algunas voces hacen hincapié en que tiene cuentas pendientes "con demasiada gente", en referencia al descontento por la falta de apoyo dentro de Compromís cuando fue investigada y tuvo que dimitir. Algo que creen que no ayudaría a la hora de crear un nuevo proyecto político. Aun así, admiten que se está "dejando ver" y consideran que está trabajando por recuperar la reputación pública.
Recuerdan, asimismo, que el auto de archivo de la causa que investigaba un posible encubrimiento, por parte de la Conselleria de Igualdad, de los abusos sexuales de su exmarido a una menor tutelada, valora que no hay delito pero que la gestión del departamento que ella dirigía no fue la correcta en este asunto. Algo que, pese al sobreseimiento, ya queda.
La parte crítica opina también que la intención de Oltra es volver a un hiperliderazgo ante la falta de rostros conocidos y potentes desde que ella se marchó. Algo que no agrada. Al igual que tampoco gusta en un sector de Compromís (básicamente dentro de Més, que actualmente ocupa todos los cargos institucionales más relevantes) la idea de desdibujar la marca.
El diputado Gerard Fullana expresaba más o menos esta posición en una entrevista este lunes en À Punt: " Compromís ya es bastante global. Es una casa política lo suficientemente grande como para aportar toda la globalidad que se pueda dentro. Y no creo que haya que crear otra marca. Compromís es una marca que tiene plena vigencia política y en plena credibilidad. Es suficientemente grande y hay que hacerla cada vez más grande".
El tiempo, por supuesto, dirá. Si Oltra da el paso, será más adelante, a su ritmo y con sus condiciones.