VALÈNCIA. La marcha de Vicent Marzà del Consell y el inicio de la crisis de gobierno, con su enorme repercusión, no tapó este miércoles la polémica surgida a raíz de las declaraciones un día antes de la consellera Gabriela Bravo y su mensaje a la vicepresidenta Mónica Oltra ante su complicado horizonte judicial. "Si se compromete la institución, me plantearía irme", apuntó en una entrevista en la Cope. Compromís reaccionó este miércoles con dureza y cargó contra la titular de Justicia, Interior y Administración Pública cuestionando su lealtad al proyecto y al espíritu del Botànic pero también el bagaje de la fiscal al frente de su cartera.
La secretaria general del Més (la pata principal de Compromís), Àgueda Micó, recibió con un "me alegra que me haga esta pregunta" la petición de opinión sobre las palabras de Bravo y pasó al ataque. "Han sido declaraciones desafortunadas y totalmente impropias de un socio de gobierno. Creo que tienen, además, un tono electoralista", afirmó. Pero no se quedó ahí y lanzó una segunda andanada. "Cuando dentro de unos años se hable del Botànic se recordará la labor de Oltra con los servicios sociales y de otros miembros del Consell lo único que se recordará será haber bloqueado la igualdad lingüística de los valencianos y valencianas", afirmó en referencia al intento de Bravo porque se rebaje el requisito del valenciano para los funcionarios del Mitjà (C1) al Elemental (B2).
No obstante no fue la crítica más dura que recibió Bravo de Compromís. "Señora Bravo, cuando nadie aguanta a su lado en la Conselleria, cuando ataca a los pilares del Botànic como hace usted con su cruzada contra el valenciano y cuando sabe que sólo está en el cargo por lo que está, está comprometiendo la institución. Si se va, aplaudiremos y respiraremos", disparó el senador Carles Mulet (Iniciativa), en lo que muchos interpretaron una referencia a la relación de pareja entre la consellera y el presidente Puig. También al alcalde de València, Joan Ribó, le preguntaron por la situación y aseguró que si tuviera que poner un ejemplo de lealtad institucional "no sería Bravo".
Por la mañana había tratado de templar las cosas el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, aunque por lo visto después sin demasiado éxito. "Es una opinión personal, como otras opiniones de otras personas", apuntó el jefe del Consell, que dijo creer que no era "un mensaje a nadie". "Creo que representa lo que representa, su opinión", navegó. Pero la tempestad sigue ahí.