Se cumple estos días el 30 aniversario de la creación del Organismo Público Puertos del Estado y de las Autoridades Portuarias. Una revolución en materia de gobernanza de las infraestructuras portuarias y que, tres décadas después, podemos decir, sin ningún tipo de duda, que es un caso de éxito.
Con su creación se daba un salto cualitativo que dejaba atrás las Juntas de Obras de Puerto. Un avance en el que, entre otras cosas y sin ser exhaustivo, no se ponía el foco únicamente en el desarrollo de infraestructuras portuarias, como venía pasando hasta ese momento, sino que las nuevas Autoridades Portuarias se ocupaban y preocupaban por aspectos operativos, de servicios portuarios y de comercialización de las oportunidades que brindaban los puertos españoles... sin dejar de lado el todavía necesario desarrollo de infraestructuras.
En estas tres décadas la capacidad de los muelles españoles ha crecido un 90%, la superficie terrestre de los puertos ha aumentado un 300% y el tráfico de mercancías ha aumentado en más de un 100%. Nunca antes, en un periodo de tiempo similar, se había experimentado un crecimiento tan espectacular.
El destino y los caprichos de las tramitaciones que se eternizan han querido que coincida la celebración de este trigésimo aniversario con la aprobación del nuevo Marco Estratégico con el horizonte 2030. Una hoja de ruta común para todas las autoridades portuarias españolas que supone una nueva visión de futuro coherente con la sociedad en la que vivimos y con los retos que nos propone el mundo globalizado y lleno de incertidumbres.
El crecimiento debe ser sostenible, debemos ser parte de la solución en la emergencia climática, apoyarnos en la transformación digital para ser más transparentes sin olvidar el permanente desarrollo de infraestructuras
Por eso, en este marco las dimensiones medioambiental y social se ponen al mismo nivel que la económica. Esto no es una cuestión menor. Todos somos conscientes de que el objetivo principal de un puerto es ayudar a dinamizar la economía de su entorno, pero si no conseguimos esto con el adecuado respeto medioambiental y la sensibilidad social que nos requiere la ciudadanía para la que trabajamos, no servirá de nada. El crecimiento debe ser sostenible, debemos ser parte de la solución en la emergencia climática, apoyarnos en la transformación digital para además ser más transparentes sin olvidar el permanente desarrollo de infraestructuras.
Todo este contexto coge a PortCastelló como más nos gusta, trabajando. Y será por eso, será por causa o por efecto o por las dos cosas, este Marco Estratégico responde a una cuestión de justicia: la Autoridad Portuaria de Castellón es la única que ha subido de grupo, es decir, hemos subido de categoría, lo que nos permite encarar el futuro y los retos que nos trae con una mayor fortaleza y más capacidad de trabajo y de atracción de talento. No es poca cosa, ya que nos servirá para ofrecer mejor servicio a nuestros clientes, para afrontar con mayor garantía la gestión de los más de 160 millones de euros de los fondos europeos, para realizar una transformación digital que sirva para crecer como entidad pública y para aumentar nuestras estrategias medioambientales.
Como pueden ver, el puerto de Castellón tiene por delante un momento ciertamente ilusionante. Una ilusión que nos sirve para vender el proyecto Octopus y para atraer la atención de clientes industriales que ya se están interesando por las oportunidades que ofrece PortCastelló. Nos ilusiona imaginar el PortCastelló que tendremos en los próximos 30 años, pero lo que más nos ilusiona es poder estar construyéndolo desde hoy mismo.