La adicción de niñas y adolescentes a la compra y uso de cosméticos, puede tener consecuencias físicas y mentales como problemas de autoestima y aumento de trastornos emocionales como ansiedad o depresión
El cuidado de la piel y el uso de cosméticos y maquillaje se han convertido en una tendencia dominante en las redes sociales. Los contenidos de "skincare" son altamente populares, inundando plataformas con consejos sobre cosmética y promocionando productos que se vuelven virales y arrasan en ventas. Sin embargo, este auge ha dado lugar a un fenómeno preocupante conocido como cosmética, una obsesión por los cosméticos que, aunque no está reconocida oficialmente como un trastorno de salud mental, no debe ser subestimada. Utilizar productos antiedad a edades tempranas conlleva riesgos significativos, tanto para la salud física como emocional de los jóvenes.
La cosmética se refiere a la adicción obsesiva a los cosméticos, lo que puede repercutir negativamente en la salud cutánea y emocional de jóvenes y adolescentes. La preocupación por la belleza y la estética ha comenzado a afectar a niños desde los 10 o 12 años, quienes utilizan productos que no necesitan y que pueden ser perjudiciales, motivados por un miedo irracional a envejecer. Este comportamiento es impulsado por las influencias de las redes sociales y los filtros digitales, afectando la autoestima y seguridad de los jóvenes.
En las consultas dermatológicas, se han observado casos de irritaciones, eczema y agravamiento de dermatosis previas como el acné o la dermatitis atópica, debido al uso inadecuado de productos cosméticos. Los adolescentes llegan con productos comprados en plataformas o perfumerías y buscan recomendaciones sobre cómo usarlos, a pesar de no necesitarlos. Esta situación refleja un exceso de información incorrecta en lugar de una verdadera educación sobre el cuidado de la piel.
Para identificar la cosmética, es importante observar si un joven gasta mucho dinero y tiempo en productos antiedad o para problemas que no presenta. No se trata solo de conductas imitativas, sino de una verdadera preocupación y obsesión por el uso de cosméticos, invirtiendo tiempo y dinero en productos innecesarios que pueden suponer un riesgo para la salud.
La falta de información adecuada sobre la utilidad y el modo de empleo de estos productos juega un papel crucial en la cosmética. Los jóvenes no buscan información en fuentes adecuadas, como el personal sanitario, sino que se dejan influenciar por cuentas y vídeos en redes sociales que promueven rutinas complejas y productos innecesarios. Una piel joven y sana necesita muy pocos productos: un limpiador suave, una crema hidratante si es necesario, y protección solar diaria.
A largo plazo, la cosmética puede tener consecuencias significativas tanto para la piel como para la salud mental. El uso prolongado de productos inadecuados puede causar irritaciones, manchas, cicatrices y sensibilización a determinados activos. Además, puede conducir a una frustración psicológica al no obtener los resultados deseados, ya que estos productos no detendrán el envejecimiento.
Es crucial que los padres observen y conversen con sus hijos sobre el uso excesivo de cosméticos. La educación sobre el cuidado de la piel y la consulta con profesionales de la salud son esenciales para evitar los riesgos asociados con la cosmética. Además, es importante que las empresas cosméticas sean responsables y no promuevan productos innecesarios para jóvenes y adolescentes, enfocándose en campañas informativas que realmente beneficien a los consumidores. La piel es un órgano que necesita cuidados adecuados, y es fundamental abordar esta tendencia con sentido común y responsabilidad.
Hablamos de todo ello con el doctor Raúl de Lucas, jefe de sección de dermatología pediátrica del hospital la Paz de Madrid.
Dirección: Rafa Lupión | Redacción: Lucía Nadal | Producción: Nacho Guerrero
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