A nadie se le escapa que el nuevo orden económico mundial es una guerra geopolítica que libran las grandes potencias y bloques comerciales. La puesta en marcha de nuevos acuerdos comerciales de los principales players globales ha suscitado posturas contrapuestas en una ola ultraconservadora auspiciada por el Gobierno de Trump. En este contexto se encuentra el recién aprobado acuerdo CETA entre la UE y Canadá, tratado aperturista e innovador respecto al TTIP firmado por EEUU, Canadá y México, fundamentalmente por la aplicación del nuevo sistema de protección de inversiones.
La pregunta es si el decrecimiento económico mundial que estamos viviendo puede permitirse políticas anti-globalismo. Juzguen ustedes mismos los resultados de la implementación de los Acuerdos de Libre Comercio de la UE y, en concreto, las cifras del primer año de entrada en vigor del acuerdo CETA y tendrán la respuesta.
Los TLCs no solo son destacados catalizadores para el incremento del Producto Interior Bruto de los países a través del incremento de exportaciones e importaciones, sino que tienen un efecto directo en la generación de empleo y valor añadido (*EU Exports to the World: Overview of Effects on Employment and Income). La Unión Europea comerció en 2017, en el marco de sus Tratados de Libre Comercio, por valor de 1.179 billones de euros, lo que representa el 32% del comercio total con países terceros, con un incremento destacado de las exportaciones. Un reciente estudio de la DG Trade estima que los exportadores europeos podrían ahorrar anualmente 15 billones de euros si utilizaran las preferencias establecidas en los 18 tratados de libre comercio que tiene suscritos en la actualidad.
Descendiendo a la aplicación provisional del Acuerdo CETA desde el 21 de septiembre de 2017, la Comisión ha calculado un ahorro en las Pymes de 470 millones euros en bienes industriales y de 42 millones en bienes agrícolas, y aunque todavía no se puede analizar el impacto de los flujos comerciales ya se empiezan a ver los beneficios: en los primeros 9 meses las exportaciones medias europeas a Canadá crecieron un 7%, con picos del 29% en frutas, 11% en vino espumoso, 10% en maquinaria y aparatos mecánicos, 10% en productos farmacéuticos, 10% en muebles, 11% en perfumes y cosméticos, 8% en calzado y 11% en ropa de vestir.
Si afinamos los resultados en clave local, las exportaciones valencianas han pasado de crecer un 8,99% en 2017 a un 69,63% en 2018 (enero-septiembre) respecto al mismo periodo de 2017, siendo los sectores de automoción (equipamiento y accesorios de automoción, y vehículos) los cítricos y los pavimentos y revestimientos cerámicos los sectores con mayor volumen de exportación.
estamos ante un mercado de oportunidad que se erige como la economía con mayor crecimiento del G7
Si las cifras hablan por sí solas, el escenario que se vislumbra en el medio y largo plazo es todavía más halagüeño: un mercado de oportunidad que se erige como la economía con mayor crecimiento del G7 -3% anual- y la puerta de acceso al gran mercado norteamericano; un país que ha puesto en marcha el Plan Investing in Canadá de inversiones en infraestructuras de 180.000 millones de dólares para los próximos 12 años; el cuarto mercado que más productos ecológicos y gourmet consume y que genera ya grandes oportunidades para el sector agroalimentario: vino, queso, cítricos, turrón…- con la eliminación del 99% de los aranceles, la protección de nuestras I.G.P. y la eliminación de ensayos.
La estabilidad del mercado canadiense y las puertas que nos abre para el resto del continente americano y el continente asiático merecen ser aprovechados. Como apuntó en la jornada celebrada Castellón Fernando Goñi -agregado comercial de Inversiones de la Embajada de Canadá en España- la escasa colonia española en ese país ha condicionado las relaciones comerciales y tenemos todavía mucho camino que recorre en Toronto como capital financiera y clúster de la industria alimentaria, en Montreal como ciudad de la Biotech, del videojuego y clúster aeroespacial, en Vancouver como clúster Cleantech y puerta para Asia o en Calgary, como capital de la energía y el turismo.
El autor es director comercial y responsable del departamento de Internacionalización de la Cámara de Comercio de Castellón.