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De la necesidad industrial a 'not in my backyard': el impacto de las renovables en el interior

27/03/2023 - 

CASTELLÓ. La descarbonización de la economía y las ciudades, las grandes necesidades energéticas de la provincia de Castellón y el sector del azulejo, el desarrollo de las fotovoltaicas en el interior y sus impactos y externalidades sobre el territorio fueron los ejes fundamentales del último desayuno organizado por Castellón Plaza en colaboración con EnerHi, donde la necesidad de compaginar la sostenibilidad energética con la demanda de energía y la preservación el territorio y el paisaje sobrevolaron toda la conversación.

La Cámara de Comercio de Castellón acogió este debate, que durante dos horas contó con voces vinculadas a la promoción de proyectos de energía renovable, otras relacionadas con el clúster cerámico y del azulejo, y también de otros agentes industriales, tecnológicos y empresariales de la provincia. La cuestión sobre la mesa, tan compleja como de actualidad: desde cómo mejorar la tramitación de los proyectos fotovoltaicos y eólicos y su impacto, hasta el desarrollo de nuevas formas de energía como el hidrógeno verde, pasando por los mecanismos que tiene la industria cerámica para afrontar el reto de la descarbonización.

El CEO de EnerHi, Antoni Llorens, fue el encargado de iniciar el debate posicionándose como la compañía con mayor potencia de energía renovable planteada en proyectos que han solicitado o cuentan ya con puntos de conexión: alrededor de unos 2.100 megavatios. Llorens dijo dedicar "mucho tiempo a pensar cómo los proyectos pueden ser mejores" e identificó tres necesidades a las que hay que dar respuesta: el cambio climático y la descarbonización, la soberanía energética y el equilibrio territorial.

Sobre ello, Llorens opinó que el reto de la descarbonización se ha de afrontar transformando las energías de origen fósil en renovables: "Necesitamos tanta energía como ahora consumimos", señaló en ese sentido. Así, cifró en 27 gigavatios el consumo energético total de la provincia, teniendo en cuenta tanto el uso residencial como el uso industrial, tanto en energía eléctrica como en energía térmica -el proceso de producción de la cerámica se centra en la segunda-.

El director general de Urbanismo, Vicente García Nebot, resaltó en esa línea la "apuesta" de la Generalitat Valenciana en las energías renovables porque, dijo,"no hay otra opción" y se mostró de acuerdo con Llorens en que "la no-energía no es una opción", en referencia a las tendencias defensoras del decrecimiento, por lo que sentenció que "la única alternativa sostenible son las energías renovables: sí, pero con orden". Sobre ello, por contra, Ángel M. Pitarch, el presidente del Colegio de Arquitectos de Castellón, sí abrió la puerta a "cambiar hábitos de consumo y ser más austero". "Quizá el modo de vida del 'todo en marcha' no es posible", reflexionó en ese sentido.

Una de las tendencias del ecologismo defiende priorizar la implantación de placas solares en los tejados antes que grandes plantas que impacten sobre el territorio. Una corriente que muchos vinculan al concepto anglosajón 'not in my backyard' [no en mi patio trasero]- Y ante eso, García Nebot puso de manifiesto la insuficiencia del suelo urbanizable para cubrir las necesidaes energéticas actuales al representar sólo entre el 5 y el 10 por ciento de la demanda energética: "Necesitamos más". Una exigencia que inevitablemente, señaló, ha de recaer en terrenos no urbanizables, que es "donde se genera el conflicto".

El director general circunscribió este conflicto al ámbito del paisaje y no del territorio: "Tenemos que intentar evitar los mares de placas, y queremos que haya una compensación entre la agricultura, la ganadería". No obstante, quiso que quedara claro que "vamos a ver un cambio evidente en nuestro paisaje", aunque también quiso mandar dos mensajes de "tranquilidad". Por un lado, "la propiedad de las tierras se va a mantener, no habrá expropiaciones". Y por otro, "la Generalitat vela para que las plantas cumplan con unas condiciones cuya integración sea normal dentro de la anormalidad que supone".

Al hilo intervino María Jesús Muñoz-Torres, coordinadora del Horizon Europe Project ToNoWaste y profesora de finanzas sostenibles en la UJI, quien pidió especialmente a las administraciones "no ir de espaldas a la ciudadanía" en este proceso y expuso, a raíz de un estudio al respecto, que "los territorios rurales tienen una percepción clara del cambio que va a haber hacia 2030" pero "lo que no ven bien" son las soluciones, especialmente los municipios pequeños con poca industria: "Son muy reticentes porque ven que el cambio puede pasarles por encima". Así, aseguró que "las grandes ciudades no están preocupadas" porque "saben que les va a llegar la energía, no quieren moverse de su zona de confort y el problema para ellos no existe".

Ante ello, una de las ideas que dio Pitarch fue que "la producción [de energía] sea local y que no se porduzca a grandes distancias de donde se consume". Lo lógico, a su juicio, es crear centrales próximas a su consumo para "optimizar la red eléctrica" y reducir el impacto sobre el territorio. Teniendo en cuenta que la instalación de placas en edificaciones "está teniendo un impacto reducido", admitió que "competitivamente" no se puede restringir la producción fotovoltaica a estas instalaciones, pero sí instó a impulsar esta fórmula en edificios públicos e industrias para caminar hacia la descarbonización.

Sobre el rechazo que generan algunos proyectos de plantas solares en el interior, el CEO de EnerHi admitió que "en los pueblos hay una percepción de que va a haber muchas plantas", y atribuyó este 'efecto pánico', en parte, a la forma de tramitar los proyectos, dado que la administración pide el informe de compatibilidad urbanística antes del proceso de tramitación ambiental. En este sentido, también Pitarch opinó que que hay "un problema" con los plazos de la administración y cifró en 15 o 20 años la aprobación de un Plan General, aunque admitió en defensa de la administración que "se han dado pasos muy grandes".

Por otra parte, Llorens aseguró que una planta fotovoltaica tarde entre seis y siete años en materializarse, lo cual supone un problema porque la normativa obliga a tramitar el proyecto con la tecnología existente en el inicio del procedimiento, pero cuando se va a construir, esta ya ha avanzado y ha hecho más eficiente la producción de energía solar. "Cuando empezamos con algunos proyectos, las placas eran de 300 o 400 vatios, ahora los paneles son de 770 vatios, casi el doble". Aspecto que podría ayudar a reducir el territorio necesario. 

Por otra parte, defendió que los proyectos de renovables crean empleo sobre el territoio para la construcción pero también para el mantenimiento de las instalaciones, si bien Muñoz-Torres aseguró que el impacto en el empleo "no es significativo" en base a los estudios. Con todo, el CEO de EnerHi también quiso exponer que las iniciativas renovables ayudan a hacer rentables terrenos que ahora no lo son y puso de ejemplo muchos campos de cítricos: "O se hace compatible la citricultura con las renovables o no es viable economicamente", resaltó Llorens.

Al hilo de ello, Justo Vellón, el director del Centro Europeo de Empresas e Innovación de Castellón (CEEI), también defendió que las energías renovables "generan empleo de calidad y riqueza en el entorno rural" y que hay "retornos" positivos para la sociedad. Y la tecnología y la innovación, en este ámbito, es capital porque, dijo, "aceleran este proceso de descarbonización de la energía y la integración de las energías renovables en la sociedad y la economía". Por ello, aseguró estar en contacto con startups de todo el mundo centradas en mejorar los procesos de proyectos renovables en ámbitos como la automatización, el big data, la inteligencia artificial o los nuevos materiales, que permitirá "una reduccion de costes y el surgimiento de nuevos modelos de negocio como las comunidades energéticas".

Las renovables en la industria

Un debate sobre energía en la provincia de Castellón no puede ser ajeno al sector industrial, que en la provincia supone más de un tercio de la creación de riqueza y, a la postre, es la principal consumidora de energía. Mayoritariamente en forma de gas: 9 de cada 10 partes de energía consumida por la industria cerámica es energía térmica y sólo el 10% eléctrica, según explicó Alejandra Miralles, responsable de asuntos industriales de la patronal cerámica Ascer, quien recalcó que los proyectos fotovoltaicos y eólicos sólo podrían cubrir ese 10% de demanda energética.

Por ello, Miralles destacó que el mayor reto del sector "es el desarrollo tecnológico para empezar a descarbonizarnos". Por un lado, mediante la electrificación, y por otro, mediante el uso de gas producido con energía verde. "La solución será un mix energético: la instalación de hornos eléctricos y el uso de gases renovables", como el hidrógeno verde, aseguró. Algo en lo que convino Ana Mezquita, investigadora senior de sostenibilidad en el Instituto de Tecnología Cerámica (ITC-AICE).

Mezquita precisamente explicó que "se puede cocer [cerámica] con hidrógeno pero es difícil buscar una única solución" y que, por tanto, lo que tiene sentido es "aplicar cada tipo de energía donde sea eficiente y más útil: no es todo tan sencillo como instalar plantas fotovoltaicas, hay que hacer un mix y ver cuál se aplica mejor a cada caso". En el caso cerámico, el biometano es la posibilidad "más fácil y sencilla" pero el problema es que "no hay ni habrá suficiente biometano". La electrificación mediante hornos eléctricos es otra vía.

Y por otra parte, el hidrógeno verde también "tendrá su utilidad en determinados ambitos y es interesante que se produzca donde haya un consumo que tenga sentido -vehículos, industria química como el polígono de El Serrallo, etcétera-", según la investigadora, quien opinó que a nivel industrial "puede funcionar bien en blending [mezcla] con otros gases". Uno de los obstáculos, advirtió, es que "hace falta cantidades ingentes de energía para producir el hidrogeno, y no olvidemos la cantidad de agua pura que es necesaria". Un punto sobre el que, dijo, no se pone el foco pero que es capital: "No sobra el agua".

Por parte del clúster cerámico, la representante del sector, Miralles, puso de relieve que uno de los inconvenientes para todo este proceso de descarbonización en la producción de azulejo y otros productos complementarios es que "ninguna de esas tencologias está adaptada al proceso cerámico" para que las inversiones sean viables: "Los plazos aprietan, somos los primeros interesados en que haya esa generación, pero las empresas necesitan ayudas para hacer ese cambio tecnológico, especialmente en la parte de la cocción", clarificó a este respecto.

Uno de los ejemplos de compañías del sector es Neolith, cuyo CTO, David Bueno, destacó los esfuerzos de la compañía para mejorar en sostenibilidad. La reducción del contenido de cuarzo en sus productos, la gran cantidad de material reutilizado -sólo el 4% acaba en el vertedero- y las mejoras energéticas son ejemplos de ello, dijo. "Llevamos desde 2019 compensando toda la energía electrica con garantía de origen renovable", lo que implica que toda la energía eléctrica consumida "viene de energías renovables".

Por poner un dato, el 20% de la energía eléctrica procede de placas solares de la compañía. Caminar en esa dirección, aseveró, "es la forma de proteger la industria a medio plazo". "Si no tomamos conciencia del riesgo hoy, desapareceremos", sentenció. Así, Miralles insistió en los "muchísimos esfuerzos" que ha hecho la industria tanto con la reutilización como por ser "autosuficiente y reducir el consumo de materia prima", y también ahora con el uso de la energía, lo que supone "unos retos de dimensiones enormes" con numerosas soluciones complementarias: "Todas sumarán".

También el presidente de la Asociación Española de Técnicos Cerámicos (ATC), Juan José Montoro, apuntó hacia la necesidad de ese "mix energético" sin "maldecir ciertos tipos de energía" como la nuclear, pero siempre "dando soluciones a la industria manufacturera", "la que más energía consume". En el caso de la industria cerámica, en ese sentido, aseguró que ha "evolucionado muy bien" y ha conseguido reducir su huella. 

También fue crítico con que "hay muchos mensajes contradictorios" y que con algunas restricciones medioambientales Europa está "matando moscas a cañonazos" al mismo tiempo que "se pega un tiro en el pie". En ese sentido opinó que no se cumplirán los objetivos fijados para 2030 y 2050, y "aunque se produjera, Europa representa un porcentaje pequeño" respecto a las emisiones en el resto del mundo.

Eficiencia y sostenibilidad en polígonos y el puerto

En todo caso, parece obvio que los parques industriales tienen mucho que decir en este proceso. De ahí que el director gerente de la Federación de Parques Empresariales de la Comunitat Valenciana (FEPEVAL), Diego Romà, pusiera de relieve el "gran potencial" de los 740 parques industriales valencianos no sólo en el camino hacia el autoconsumo, sino también en la cooperación entre empresas para el intercambio de energía, por ejemplo. En este sentido, destacó la nueva ley de parques industriales que ha convertido a los polígonos valencianos en "pioneros" en España, al impulsar la figura de las entidades de gestión , un "vector interesante" que puede facilitar estos intercambios y la mejora de la eficiencia energética.

Otro de los agentes que ha de participar en este proceso de descarbonización es el Puerto de Castellón. No en vano, la responsable de medio ambiente de la Autoridad Portuaria, Inés López, resaltó que los tres pilares de la sostenibilidad son "el medioambiental, el social y el económico". Así, resaltó que los puertos están en "zonas estratégicas" que les exponen a vivir "las afecciones por el cambio climático" y eso les obliga a "adaptarse a esos nuevos retos". 

De este modo, destacó el camino realizado por PortCastelló para "reducir la huella de carbono". Un trabajo que, aunque se hace en instalaciones y obras del propio puerto, también ha de "implicar" al resto de operadores. "Y ahí se complica la cosa", admitió López. Sin embargo, destacó medidas como la instalación de placas fotovoltaicas en naves o la realización de un estudio para el autoconsumo en edificios portuarios así como la instalación de puntos de recarga.

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